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Don Pedro Aranzábal, inmigrante español.

Don Pedro Aranzábal, inmigrante español.

ARTÍCULOS PUBLICADOS EN LA REVISTA CULTURAL "EL PUENTE", número 3 de fecha marzo y abril de 1991, contiene una publicación de doña Esperanza Aranzábal de López y Pedro de TorreARTÍCULOS PUBLICADOS EN LA REVISTA CULTURAL "EL PUENTE", número 3 de fecha marzo y abril de 1991, contiene una publicación de doña Esperanza Aranzábal de López y Pedro de Torre

El 26 de octubre de 1990 se llevó a cabo, como parte del tercer festival TORREÓN Y SUS GRUPOS ÉTNICOS, la mesa de informantes "ESPAÑA", en la cual participaron don Pedro de Torre y Rada y doña Esperanza Aranzábal de López. El moderador fue el Lic. Fernando Martínez Sánchez, Director de la Casa de la Cultura.

ESPERANZA ARANZÁBAL DE LÓPEZ. Mi padre, don Pedro Aranzábal, llegó a México a la ciudad de Orizaba, Veracruz, donde radicaba un hermano suyo que se llamaba Alejandro. Él fue quien lo trajo. Mi padre tenía 17 años y acababa de morir su madre, nos contaba que por eso decidió venir a México, porque ya muerta ella, pues no tenía que estar haciendo allá en el caserío. Fue el menor de diez hermanos...

"...Alejandro tenía una tienda de abarrotes en Orizaba, donde bajaban los indios de los alrededores a comprar maíz, el frijol. Y mi papá ayudaba allí en la tienda".

Mi padre era sentimental, emotivo, alegre, extrovertido. Lloraba fácilmente y nos heredó el sentimentalismo, la emotividad. Como buen vasco, era devoto de San Ignacio de Loyola, cristiano a su manera. No se perdía la misa de los domingos y eso, de niños, nos impresionaba, ¿verdad?, y menos la del 31 de julio...

ESPERANZA ARANZÁBAL DE LÓPEZ. Allí en Lequeitio, pues, él tenía su carnicería. Y cuentan muchas anécdotas; él nunca aprendió bien el castellano. Un día - él decía que eso no era cierto, pero había muchos testigos de que sí - le fueron a preguntar que si mataban a la vaca pinta y él contestó que sí, que mataran al vaco pinto, y mataron al toro, se molestaba mucho cuando se lo recordaban, ¿verdad, don Pedro?

Hombre de muy buen comer, de muy buen beber... pero una cosa es cierta, y aquí está mi hermana que lo puede decir: jamás lo vimos borracho. Alegre, contento, dicharachero, pero nunca borracho... Después, vino ya Aranzábal y Compañía; se asoció con Fidel Saracho, se asoció con David Perez y formaron Aranzábal y Compañía. Desde Saloña hasta Castrejana, ¿verdad?, era lo que tenían...

PEDRO DE TORRE Y RADA. No. Era pegado a la Coruña y enseguida estaba eso. Era el caserón de la Tinaja, luego la Coruña y enseguida ellos, un kilómetro nada más. Y allí siempre andaban con nosotros, siempre llegaban a La Coruña, que era un rancho muy grande y ellos tenían un rancho chico, porque...

ESPERANZA ARANZÁBAL DE LÓPEZ. Bueno, me estaba saltando otras dos anécdotas. Una vez, mi papá venía de traer un ganado de Tlahualilo o de Mapimí o de no sé y llegó a Santa Teresa. Pues, imagínense, un hambre de tres días... Entonces, entró a la cocina, porque al entrar a una casa él se dirigía inmediatamente a la cocina - decía que si la cocinera era gorda, era buena cocinera - y vio que había tamales, dos o tres botes de tamales. Así que agarró dos o tres botellas de vino tinto, se comió los tamales y echó las hojas dentro de los botes.

Al rato, llegó la cocinera y puso a calentar los botes. Ese día, iban a comer allí grandes personalidades: don José Arocena, don Fernando Rodríguez... y cual sería la sorpresa a la hora que les llevaron los tamales; es decir, los botes llenos de hojas. Para entonces, mi padre se había salido a bailar. Comió, bebió, sus botellitas de vino, encendió su puro y al baile. Y después se pintó de Santa Teresa.

Otro día, entró a la cocina y había una cazuela de pichones. Se comió los pichones y, de nuevo, echó los huesos a la cazuela. Y decía el administrador de Santa Teresa: "Esto no es obra más que de Aranzábal. No puede ser más que de él".

Después, vino el reparto de tierras. El Consul de España en México era don Máximo Álvarez, muy amigo del Presidente Lázaro Cárdenas. Se fueron mi padre y él a hablar con Cárdenas a Jiquilpan. Comieron con él en su casa y departieron muy contentos, y ya después, cuando el presidente ya había terminado su período, seguía mandando saludar a mi papá, o sea, que deben haberla pasado bastante bien...

...Eran tan importantes para él las covadongas... Cuando nació Pedro, mi hermano, cuando mi mamá se puso mala, se la llevaron al Sanatorio con mi abuela, la suegra de mi papá. Y fueron con mi padre que estaba en las Covadongas, y le dijeron que su esposa estaba ya en el sanatorio. Así que cuando él se acordaba que mi mamá estaba en el sanatorio, se salía de las fiestas, iba a verla y le echaba confeti y se volvía a salir y regresaba a echarle confeti... como comprenderán, no se enteró del momento en que había nacido su hijo...

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