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ENRIQUE IRAZOQUI

Antier en la su conferencia mañanera el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, volvió a referirse a la cuenca lechera que se tiene en La Laguna. El mandatario desde Palacio Nacional señaló que ya no se puede seguir creciendo porque ya no hay agua.

También el Ejecutivo dijo que la cuenca es una fuente importante de trabajo para miles de personas, y que ésta ha sido creada con el esfuerzo y talento de muchos empresarios que han generado riqueza para la región y desarrollo para sus habitantes. Sin embargo, ya no se puede seguir creciendo porque ya no hay agua en los mantos freáticos de la zona y los mismos ahora ya están contaminados - eso dice el presidente- y afectados.

En su declaración, López Obrador manifestó también que para alimentar a las vacas se requiere alfalfa, cultivo que demanda cantidades importantes del vital líquido. En la misma interlocución, el titular del ejecutivo mexicano propuso crear las nuevas cuencas lecheras donde sí hay agua, haciendo alusión al sureste de México donde la disponibilidad de la misma es mucho más generosa.

La declaración del presidente pone el dedo en la yaga de un problema que tenemos en La Laguna. Si se mira por el lado simplista, es inobjetable que los depósitos del subsuelo lagunero han sido sobreexplotados y en la actualidad se tiene que bombear el agua en pozos con profundidades que rondan entre los 300 y 400 metros, haciendo evidente que la extracción supera por mucho la recarga natural de los mismos. Y lo que es peor: a mayor profundidad, el agua obtenida contiene diluida minerales dañinos para la salud, particularmente arsénico tóxico para el consumo humano, por lo que parecería que la solución es simplemente como lo declaró Andrés Manuel, dejar de crecer.

Vale entonces la pena hacer algunas precisiones para tratar de brindar mayores elementos para crear una opinión mucho más amplia.

La creencia popular lagunera señala que las empresas lecheras se están acabando el agua, porque como dice el presidente López, las vacas se alimentan entre otras cosas de alfalfa y ésta necesita mucha agua para cultivarse y por lo tanto, son las compañías lecheras las que se acaban el agua.

Esto no es así precisamente. Las empresas como Lala y Chilchota compran leche, no la producen. Estás corporaciones no tienen una sola vaca como tal. Evidentemente los productores que le entregan a estas compañías sí tienen ganando vacuno que se demanda la alfalfa. Aunque parezca lo mismo no lo es.

Además vale decir que Lala, Chilchota y Bell - en sus respectivas dimensiones- generan miles de empleos en la región, contribuyen a la prosperidad de la zona y elaboran productos de valor agregado que van más allá de la leche fresca: quesos, yogurts, mantequillas, etc. Esto por supuesto que no las exime de su responsabilidad social, pero sí de primera se trata de un escarnio social provocado por la declaración del presidente, hay que decir que en La Laguna también se produce leche para compañías internacionales como Nestlé y Danone, y nacionales como Alpura; ninguna de esas tres tiene planta por acá ni genera ingresos ni invierte socialmente en la región. También hay que decir que en la Comarca Lagunera se encuentran instaladas engordas gigantescas con decenas de miles de cabezas de ganado, que también consumen forrajes y por tanto indirectamente agua. Su Karne y productos locales componen esos segmentos.

Entonces el problema del agua hay que verlo en perspectiva y lo primero es ponerlo en cifras: en La Laguna anualmente se consumen alrededor de 2,000 millones de metros cúbicos de agua, de los cuales 1,560 millones de metros cúbicos se destinan a la agricultura y el resto en proporciones similares, se gastan en uso doméstico y en la industria. Ahora bien, de esos 2 mil millones la mitad proviene de las presas Lázaro Cárdenas y Francisco Zarco, es el agua que vemos correr entre la primera y verano por el río Nazas y los canales de riego. Los otros mil millones se extraen de los mantos freáticos. Estimaciones señala que el subsuelo de la región recarga entre 500 y 600 millones de metros cúbicos anuales, esto quiere decir un déficit entre 500 y 400 millones de metros cúbicos de agua; obviamente por eso cada vez hay que sacar el líquido desde mayores profundidades. Todo son volúmenes promedio anuales.

Con los números por delante, es verdad que se tiene que reducir el gasto que se extrae del subsuelo, para la región tenga un desarrollo sustentable. Dice bien el presidente, impensable aumentar la cantidad de pozos ya que aceleraría el colapso ecológico.

Lo que se puede es por un lado, aplicar tecnología para que el riego de los cultivos sean más eficientes y se puedan producir los mismos forrajes o más, gastando menos agua. En el plano urbano, se tienen desperdicios de hasta 40% por fugas e ineficiencias en las tuberías. Si en esto anualmente se gastan 440 millones de metros cúbicos para consumo humano e industrial, bien se podría pretender dejar de tirar algo así 100 millones de metros cúbicos anuales. Es un volumen importante.

Además, tomándole la palabra al presidente, si bien el ganado vacuno de leche no sería nunca productivo en el trópico del sureste como lo es acá - el alcalde Jorge Zermeño dio una explicación al respecto- los forrajes sí podrían ser producidos allá y transportarse para alimentar a las vacas de acá sin gastar el agua local para su cultivo, el gobierno podría ayudar mucho para fomentar esa sinergia. Ojalá tenga esa capacidad.

Andrés Manuel López Obrador tiene entonces, la oportunidad de darle a La Laguna sustentabilidad y desarrollo a largo plazo. Si fomenta como él dice, un desarrollo horizontal del país y logra incentivar la agricultura eficiente del sur para que haya disponibilidad de alimento para el ganado a precios competitivos; y por otra parte obliga al cumplimiento de las leyes respecto a la extracción de agua subterránea que no se ha hecho por corrupción entre otras cosas; en tanto si asiste, financia e incentiva la aplicación de tecnología de riego en la región para preservar el equilibrio ambiental sin dañar la industria lechera que tanto le ha costado a miles de laguneros, podría dar a sus gobernadores laguneros un círculo virtuoso. Al tiempo.

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