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LAS DOS CARAS DE LA LEALTAD

LAS DOS CARAS DE LA LEALTADLAS DOS CARAS DE LA LEALTAD

La lealtad es una cualidad humana positiva y deseable, pero dependiendo de las circunstancias, puede tener un aspecto negativo y destructivo.

Una gran mayoría consideramos la lealtad como una virtud aprendida en donde integridad, bondad y devoción de una persona hacia otros, o hacia una causa o ideal, son componentes comunes. Para muchos, la lealtad es una característica personal deseable, particularmente si somos los beneficiarios de ella, ya que siempre es agradable contar con personas que son respetuosas, honestas, de confianza y que nos apoyan en las buenas y en las malas. Alguien con quien nos sentimos cómodos de estar comprometidos, ya sea en una relación íntima y personal, de trabajo o de grupo.

La lealtad regularmente es dirigida hacia personas específicas, la familia, las organizaciones a las que pertenece, así como también a creencias religiosas e ideas abstractas. Ser leal incluye sinceridad e interés genuino por el bienestar del beneficiario de nuestra lealtad al grado que estamos dispuestos a darlo todo y quizás sacrificarnos en algo. En pocas palabras, la lealtad es una cualidad humana positiva basada en principios en donde evitamos dar la espalda a seres queridos, causa o gente a quienes ofrecemos fidelidad, honor y gratitud. Por otro lado, la lealtad a veces incluye otro aspecto el cual es visto en forma negativa. Es decir, la lealtad puede tener dos caras: una positiva y deseable, otra malévola y destructiva.

La lealtad puede ser muy compleja psicosocialmente, malentendida y utilizada con objetivos poco éticos, ilegales o criminales y violentos. Por ejemplo, la lealtad de un individuo hacia una organización criminal como una pandilla, cartel de drogas o grupo terrorista. De ahí que la lealtad se considera un dilema social debido a la posibilidad de un aspecto antisocial, y que a menudo, está basada en seguridad personal, dinero, prestigio, drogas o temor en general. Una lealtad mal orientada y dirigida, creada por líderes carismáticos, autocráticos y corruptos, puede generar caos y escándalo en organizaciones privadas y públicas, fraudes en los deportes o asesinatos entre grupos pandilleros, entre otros problemas.

En casos de doctrinas o religiones extremistas, por ejemplo, la ideología nazi, o algún grupo terrorista con inclinación religiosa, los resultados en relación a conductas leales han sido catastróficos. El documental Un retrato de la gente de Hitler (2015), presenta un reporte sobre cómo la comunidad alemana percibía la intención del movimiento nazi al término de la Segunda Guerra Mundial. Muchos civiles alemanes entrevistados creían que la mayoría de los soldados nazis simplemente habían sido leales a la causa nacional socialista y seguían ordenes de sus superiores, por lo tanto, no eran culpables de las torturas y ejecuciones de prisioneros en los campos de concentración y de la exterminación de todo un grupo étnico.

En la actualidad, y en una gran cantidad de la población en México, la lealtad puede observarse en las redes sociales y otras vías de información publica, de una manera negativa y dividida, lo cual pone en tela de juicio el nivel de confiabilidad e identificación hacia sus líderes de gobierno. Las deficiencias expresadas por una comunidad cansada e inconforme con las últimas administraciones del país debido a problemas en las áreas de educación, seguridad publica y corrupción en general, es reflejada en la forma caricaturesca de describir y ridiculizar al gobierno y los políticos.

De acuerdo a investigadores de Harvard University en el artículo Lealtad ciega (Hildreth, Gino, Hazerman, diciembre 17, 2015), no se tiene muy clara la razón por la cual una persona que es leal hacia su grupo o líder se decide por conducta corrupta e inmoral. Una hipótesis es la necesidad de pertenecer o temor de ser excluido del grupo, o una identificación fuerte con las creencias de ese grupo. Otra hipótesis de estos investigadores con respecto a la conducta leal se relaciona a la necesidad de proteger a su grupo especialmente cuando existe competencia con otros grupos. La idea es ganar a cualquier costo, incluyendo hacer trampa o cometer fraude en el proceso competitivo. Muchas veces la decisión por proteger lideres malos y corruptos explica porque buenos profesionistas se meten en problemas éticos o conducta ilegal. La lealtad es por lo general una tendencia positiva y buena, siempre y cuando se tenga claridad en lo que la lealtad requiere. Es decir, lo importante no es si ser leales a alguien o algo, sino a quién o a qué, de manera específica.

No hay duda que la lealtad tiene dos facetas y es una virtud deseable debido a sus ventajas, y que es imprescindible pensar muy bien sobre la importancia de la honestidad, respeto hacia otros y la ley y generosidad para practicarla. Gracias por su interés en esta columna.

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