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SOBRE LA IDENTIDAD Y EL ENVEJECIMIENTO

SOBRE LA IDENTIDAD Y EL ENVEJECIMIENTOSOBRE LA IDENTIDAD Y EL ENVEJECIMIENTO

Para muchos, envejecer es una circunstancia muy personal que preocupa no sólo por factores de apariencia y de salud, sino también por razones de identidad. Cambios naturales en nuestros organismos y capacidades son realidades inevitables de la vida.

No cabe duda que el tema de envejecer tiende a despertar un interés particular en grupos específicos de edades, regularmente después de los 40 años de edad, y a veces un poco antes. También, es interesante ver una gran cantidad de material disponible para leer con la idea de informar, aconsejar y anunciar productos que puedan ayudar a prevenir una vejez prematura. Mucho de este material resulta ser lectura interesante y de ayuda, otros simplemente presentan información cuasi-científica para promover algún producto de belleza, y atraer la atención de una población que se percibe en alguna fase del proceso de envejecimiento, y que piensa en cómo controlarla en su avance rápido.

El envejecimiento es una realidad que mucha gente acepta, y se esfuerza para manejarlo en forma saludable en términos de disciplina personal. Pero también existen otros quienes se resisten a aceptarlo al procurar formas de ocultarlo mediante tecnologías que prometen rejuvenecimiento. Con excepciones, en gran parte del mundo se valora y se hace énfasis en la juventud como sinónimo de éxito personal y profesional, lo cual atemoriza a mucha gente quienes, por razones de salud, y hasta cierto grado genéticas, presentan signos de envejecimiento mas notables que otros.

Por envejecer me refiero a un proceso gradual adaptativo y de deterioro físico debido a un mecanismo biológico basado en factores genéticos y medioambientales a lo largo de la vida. Empieza desde la infancia, continua con la juventud, adultez y la tercera edad. A diferencia de los términos senectud o ancianidad que son fases de la tercera edad, el envejecimiento es un proceso continuo que culmina con la muerte.

Por identidad, me refiero a la conciencia que una persona tiene de sí misma y que le da un entendimiento de "quien es" alrededor de otros. Por consiguiente, una identidad sobre la edad es un auto-concepto de edad percibida versus la edad real o cronológica. El concepto de la edad con la cual una persona se identifica es principalmente una experiencia interna o psicológica. De ahí que se le considera como el resultado de un proceso mental, en el cual una persona objetivamente se acepta, o se rechaza porque no se está de acuerdo con lo que percibe en frente de un espejo. Tiene que ver con la manera en como una persona se siente con la edad que tiene y aparenta, a que grupo de edad pertenece (jóvenes, adultos, tercera edad), y como está experimentando su propio proceso de envejecimiento desde un punto de vista físico, social y psicológico. Seguramente, muchos nos hemos encontrado con personas quienes por su manera de vestir y modificaciones en apariencia física, se esfuerzan con la intención de representar una edad diferente por razones de vanidad o aceptación social.

La importancia de una identificación con la edad que realmente se tiene está relacionada con una sensación de bienestar y una salud mental equilibrada, ya que existe una sensación de auto-aceptación y una autoimagen positiva. Cuando se logra un buen balance con respecto a esa identidad podemos decir que uno está encaminado hacia un envejecimiento saludable. Cabe aclarar que, debido a ser viejo está asociado con lo obsoleto o no productivo, no hay problema con estar motivado a una apariencia o desempeño de una persona mas joven con fines de una imagen positiva (por ejemplo, en el trabajo) o el enfrentamiento de un reto personal, por ejemplo, el caso de una persona quien a los 60 años quiere correr un maratón y se prepara con gran esfuerzo para lograrlo de manera realista y práctica. O simplemente la necesidad de verse mas joven por razones vanidosas. El conflicto surge cuando una persona niega su envejecimiento debido a una sensación de declinación personal y social que posiblemente le esté generando inseguridad y problemas de ajuste serios. Un ejemplo de este tipo de conflicto sería el caso de una persona que vive aislada porque no quiera ser vista envejecida o deteriorada físicamente debido al impacto de una enfermedad crónica. En estos casos, la negación de estar envejecido crea disfunción que previene una buena calidad de vida.

Vivimos en una cultura que favorece juventud y belleza, y por lo mismo, es difícil aceptar decadencia en esa área. Verse a uno mismo jovial, fuerte y capaz tiene su aspecto positivo, sin embargo, en ciertas circunstancias la realidad nos dice que es tiempo de aceptar ciertos cambios debido a la edad. Aceptar que estamos envejeciendo debe de ser una actitud hacia la vida, así como saber disfrutarla a pesar de algunas limitaciones. Gracias por su interés en esta columna.

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