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CULTURA TÓXICA

ALEJANDRO TOVAR

En el vendaval de noticias que llueven por los medios, la gente se harta y se confunde. Sobre todo con la radio hablada, donde se reparten criterios que nunca logran un acuerdo, de tal forma que el oyente va creando una selección de preferencias o de plano, se va retirando de las masas, con un contagioso cansancio que advierte, quizá hoy más que nunca, la falta de líderes de opinión.

En los espacios deportivos, las cadenas prefieren a los belicosos que a los formadores y quieren penetrar en la intimidad del público de una forma secreta y asombrosa, con personajes neuróticos que inundan la pantalla en afanes de conquistar a los limitados en educación y conocimientos de los temas. No hay una profundidad investigadora y de síntesis, solo una parodia de la realidad.

En esa confusión generalizada, los fans se refugian a menudo en las redes sociales, donde se produce otro choque, primero por la increíble mala ortografía y pésima redacción de muchos usuarios y segundo, porque no existe una diversidad de opiniones, sino una creciente y cerrada lucha donde brotan las pasiones, sin que haya de por medio un equilibrio de buen razonamiento.

Hay quienes están destinados por su manera de ser y encararse a la vida a convertirse en personajes novelescos, como debiera ser el caso de Rogelio Funes Mori de Rayados y de Gignac, el francés de Tigres, que con sus goles de la última jornada dieron nota destacada.

Funes acertó un sorpresivo disparo de treinta o más metros al ángulo superior derecho en Morelia y J.P. de espaldas al arco del Necaxa, resolvió de un taconazo al rincón. Dos goles de película.

Sin embargo los amigos regios, en gran porcentaje, siguen empecinados en odiarse tanto que dejan de reconocer el mérito de los muchachos de enfrente, cuando debiera ser gozado por igual, puesto de los dos son equipos locales.

Gran parte de esa triste rivalidad la han acelerado los medios, que influyen para algún lado y dejan sin ver el verdadero espíritu periodístico de la imparcialidad o bien el realizar el esfuerzo por priorizar con mayor énfasis el tema deportivo, no el encono entre tan admirable pueblo de futbol.

Nosotros mismos debemos establecer un justo medio. Aunque Santos haya ganado de visita, mucha gente sigue deseando la cabeza del técnico Reyes, porque los buenos recuerdos se caen por las escaleras y se consiguieron tres puntos pero este equipo no sintoniza su ritmo de juego, está muy espeso con el balón y a veces muy estáticos para generarse los espacios.

Salvador no ha encontrado la fórmula para un estilo vigoroso y equilibrado, parte porque tiene un plantel muy limitado y parte porque sus jugadores morenos siguen bajo sospecha, aunque la serenidad de una semana con victoria obliga a pensar que el ritmo irregular del equipo es un sello obligado por su bajo nivel de calidad y éste será su reflejo. Debemos ir pensando que lo más difícil de ver, es lo que está delante de tus ojos.

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