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Peña Nieto a sus anchas

SIN LUGAR A DUDAS...

PATRICIO DE LA FUENTE
“He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”.— Charles de Gaulle

Por lo menos hasta ahora, Enrique Peña Nieto vive el retiro dorado, se pasea por el extranjero y nada parece afligirlo salvo mejorar su juego de golf, apersonarse en exequias fúnebres y echar novia.

La Estafa Maestra, La Casa Blanca, Grupo Higa, Odebrecht, Ayotzinapa, Pegasus y el espionaje desmedido además de OHL, son conceptos abstractos que no le quitan el sueño pese a la opinión compartida de millones que plasmara el periodista Arturo Rodríguez. “Uno de los cánceres que crecieron en forma desmesurada en el país durante la administración de Enrique Peña Nieto fue la corrupción del aparato de gobierno. Los escándalos de este tipo tuvieron consecuencias económicas y políticas: minaron la confianza de los inversionistas, mostraron la nula voluntad de erradicar esta práctica en las atlas esferas e indignaron a la opinión pública”.

Atrás quedó aquél incomodísimo momento donde en el marco de la toma de posesión de López Obrador, el tabasqueño dedicara buena parte de su discurso a referirse a la corrupción como el mal endémico de nuestros días y a la par anunciara el desmantelamiento de todos los símbolos y proyectos de la administración saliente: el NAICM, las Reformas Energéticas y Educativa, la venta del avión presidencial, reducción en el dispendio, entre otras cosas.

Con su legado hecho trizas, para Don Enrique no quedó otra opción que viajar. El ex mandatario estrenó, según las publicaciones del corazón, romance con una guapa modelo varios años menor que él. La pareja fue captada en Madrid paseando y haciendo compras como cualquier matrimonio en luna de miel. Sin algo que los perturbe, se dieron tiempo para elegir productos de belleza y charlar con las dependientas.

En tanto, la revista ¡Hola! anuncia lo evidente. La relación con Angélica Rivera desde hace mucho se encuentra rota. Según consigna la publicación española en su edición para México, el ex presidente vivirá con sus hijos en territorio nacional y la ex primera dama fijó su residencia en Estados Unidos.

Peña Nieto no hace olas y ha dicho que concluyó cualquier participación en política activa. Sobre planes a futuro, afirmó que buscará reinventarse pero estimo complicada dicha reinvención. De hecho, al ganar Andrés Manuel López Obrador las elecciones, Peña claudicó el ejercicio del poder y prácticamente dobló las manos. Se percibía en el ex presidente una urgencia casi malsana de irse a casa y no saber más de los vericuetos de una primera magistratura que desempeñó con mucho más pena que gloria. Los aciertos, pues los hubo, quedarían eclipsados por el dispendio y la presunta corrupción característicos de su Gobierno.

Mucho se habla de un pacto de no agresión entre Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Cordialísimo, Andrés Manuel habría de agradecerle la disposición para lograr una transición lo más tersa posible y el no haber metido mano en el proceso electoral, como si ello fuera motivo de aplauso y no un deber inherente a la observancia de la ley.

Nuestro actual presidente considera que ahondar en el pasado sería dañino y oneroso para la República, y que el tenor es ver hacia adelante. Así justifica que a Peña y su círculo compacto no se les toque ni con el pétalo de una rosa por lo menos hasta ahorita. Mientras el ex presidente mantiene un bajísimo perfil y evita confrontaciones innecesarias, Vicente Fox y Felipe Calderón han abierto un flanco de guerra permanente con el actual Gobierno.

A últimas fechas, López Obrador dedica buena parte de sus conferencias de prensa a referirse a los ex mandatarios y contestar, uno por uno, sus ataques. A Calderón, con quien mantiene confrontaciones históricas con visos de ser insalvables, lo acusa de tráfico de influencias. Sobre Fox dijo que podría ser enjuiciado por la entrega de concesiones para la industria minera y lo que llamó el “fraude electoral del 2006”. Aunque Salinas de Gortari se mueve mucho y hace política de baja intensidad, sus declaraciones públicas son escasas. Sin embargo, López Obrador lo considera el padre de la desigualdad moderna. Para Ernesto Zedillo también tuvo palabras.

Pero con Peña Nieto, nada de nada. Reza el dicho: “para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta”. Quizá por ello el ex presidente ande tan, pero tan calladito.

Quizá…

Twitter: @patoloquasto

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Escrito en: sin lugar a dudas

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