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UNA BREVE REFLEXIÓN SOBRE LA CONFORMIDAD

Mtro. Francisco Pineda

Hace unos días, en conversación informal con una excompañera universitaria, surgió el tema de una condición social que aflige a un gran sector de la población en México. Un tópico que una buena cantidad de columnistas, blogs, periódicos y revistas mexicanas han presentado en forma crítica, y en varios casos, en un tono peyorativo. El tema del conformismo en México no es nada nuevo y se sigue planteando con cierta animosidad, particularmente cuando se refiere al campo sociocultural, económico y político. Ana Lucía Dávila, investigadora de negocios en la ciudad de New York y colaboradora columnista de Ethos Laboratorios de Políticas Publicas en la Ciudad de México, escribió en la publicación Medium (noviembre 2013) sobre el conformismo mexicano y lo describe como "una apatía generalizada, desesperanza rutinaria y falta de asombro ante injusticias, impunidades, tranzas e ineficacia", el cual permite el estancamiento de muchos mexicanos en el conformismo. Según Ana Lucía Dávila, "una sociedad que no se sienta merecedora de una mejor calidad de vida, con ganas de ver la realidad y exigir, nunca cambiará". Por supuesto que la parte de "nunca cambiará" desde mi simple punto de vista es cuestionable.

Otro columnista mexicano, Enrique Quintana, economista de la UNAM, escribe en la publicación El Financiero (febrero 2015) que en México se tiende a "ser conformistas con el mundo y con las condiciones en las que se toca vivir". El Sr. Quintana agrega que en México "no existe una cultura en la que se valore suficientemente el descontento y el reclamo, trátese de un proveedor de servicios o del sistema político". Sin lugar a dudas, estas dos afirmaciones son fuertes y directas, y quizás con buen grado de objetividad desde su respetable perspectiva, pero también discrepantes para muchos otros quienes creemos en el desarrollo individual y organizacional.

La Asociación Americana de Psicología define a la conformidad como un ajuste en la opinión, juicio o acción de una persona de tal manera que son similares o consistentes con los mismas opiniones y juicios de otra gente, o normas de un grupo, sin importar si se está de acuerdo con ellos o no. Por ejemplo, un gobierno decide aumentar el precio de un producto de necesidad básica, y la gente no está de acuerdo, sin embargo, al final la gente se ajusta y acepta la imposición sin protesta, es decir, se conforma.

La conformidad también es vista como un tipo de influencia social en donde se decide cambiar una creencia o conducta para ser aceptado en un grupo (presión social), por ejemplo, muchos casos de afiliación a una pandilla, negocio, club o culto religioso. Entre mas grande y cohesivo es el grupo, mas fuerte la influencia, ya que cuestionamos nuestras creencias y tendemos a conformarnos. Con frecuencia, en muchas circunstancias como ésta, una persona decide apoyar a la mayoría sin estar de acuerdo, pero con la idea de evitar conflicto o problemas se conforma, es decir, prefiere "no hacer ruido". También, es muy posible que el conformismo aumente cuando notamos similitudes entre nosotros y las personas de influencia que ejercen la presión. Igualmente, cierto nivel de ignorancia nos hace tratar de ser como la mayoría, lo que nos empuja a conformarnos.

Por otro lado, no todo es negativo con el conformismo, ya que en muchas situaciones, ceder en nuestras perspectivas puede tener un resultado favorable. En el caso de pareja, o como miembro de un grupo de importancia, es saludable estar de acuerdo con la mayoría debido a que facilita la aceptación de otros y buenas relaciones interpersonales. Esto por supuesto siempre y cuando se tenga claro que renunciar a una individualidad, como el caso de alguna creencia o valores esenciales, pueden abrir la puerta a otro tipo de conflicto intrapersonal.

Yo creo que la conducta conformista es razonable en circunstancias donde ajustarnos a la influencia de otros es necesaria para nuestro propio beneficio o el de nuestros seres queridos. La interrogante se presenta cuando el conformismo es resultado de problemas psicológicos, por ejemplo, dificultades debido a una autoestima deficiente, o algún trastorno de personalidad, o alguna otra inseguridad personal que obliga a alguien a conformarse con un estilo de vida complicado o caótico. En estos casos, la guía de un psicólogo clínico puede ser de gran ayuda.

Reflexionando sobre este tema, no puedo negar que los columnistas mencionados en la introducción tengan un punto válido, ni que sus criticas con respecto al conformismo de muchos mexicanos puedan ayudar en la creación de una concientización social de inconformidad cultural, particularmente en los jóvenes. Esta concientización puede facilitar la cultivación de potencial y habilidades mediante el interés hacia una formación académica e intelectual, y en general, en la capacidad de juicio critico, creativo y productivo. La realidad es que esto del conformismo mexicano no es algo de hace unas décadas, y es muy posible que es un aspecto cultural que podemos rastrear muchas generaciones atrás. Y mejorarlo probablemente requiera no sólo de una concientización social, sino también de tiempo, dedicación y esfuerzo de nuestros hijos, nietos, y bisnietos.

Así que empecemos a construir los cimientos, vale la pena. Gracias por su interés en este artículo.

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