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Ensayo sobre la cultura

Madurez responsable

José Luis Herrera Arce

Han vuelto las clases; como introducción, les he hablado a mis alumnos de los siguientes términos:

La madurez es cuando la persona, fisiológicamente, está completamente formado y es capaz de efectuar las funciones de una persona adulta. En nuestra sociedad, a los 18 años se piensa que el joven ha llegado a esa etapa.

La madurez, indudablemente, tiene que ir acompañada con la responsabilidad, que es enfrentar las consecuencias de cada uno de tus actos. Antes, el adolescente es irresponsable, los que se hacen responsables de sus actos son sus padres, o debería de ser.

Sabemos que en la realidad esto no se da. El joven se siente adulto porque realiza cosas de esta etapa sin importarle la responsabilidad: toma, fuma, tiene sexo sin aceptar las consecuencias que estos actos pueden conllevar. Se llega al alcoholismo con suma facilidad porque no se controla la manera de tomar. El vino y el cigarro, o la droga, son quienes controlan al individuo y lo vuelven su títere. No tiene nada de malo tomar si sabes cuál es tu medida y aceptas los límites. La irresponsabilidad es pasarse de los límites y no aceptar las consecuencias, como puede ser un embarazo que se resuelve, en el hombre, escabulléndose de las responsabilidades, y en la mujer, recurriendo al aborto.

En los tiempos actuales se habla de la libertad, pero no se termina por comprender el concepto. El hombre no vive solo, sino que lo hace en sociedad, o sea, que necesita de los otros para poder sobrevivir. Esto trae como consecuencia que la libertad de cada quien tiene como límites la libertad de los demás. Lo que regula la libertad es una ley y culturalmente abundan las leyes de todos tipos: la constitución, los mandamientos, las preceptivas son leyes que regulan la acción de los hombres, y en lo fundamental, están normando su libertad. Ahí se dice que mi acción tiene que tener en cuenta los derechos de terceras personas.

En los últimos años, hemos vivido lo que causa la delincuencia, que son los individuos que actúan en contra de la ley y afectan la vida de todos los demás. Esto aunado a la corrupción de los políticos nos ha quitado la seguridad en el futuro. Vivimos en el aquí y en el ahora sin tener ninguna esperanza de que nuestros problemas se puedan resolver. Esto es la anarquía total, significa caos, que es lo mismo que decir la destrucción de la cultura.

Desgraciadamente, el sistema educativo no quiere darse cuenta de que muchos de los conceptos que se han implementado, van en el sentido en que el joven no se sienta con el deber de aceptar las reglas ni siquiera el de tener respeto por las personas mayores o de las que ocupan un puesto superior a ellos. Si son capaces de rebelarse en contra de sus padres, mucho más lo hacen frente a un maestro a sabiendas que no pueden recibir ningún castigo corporal porque así lo marca la ley y los regaños les hacen lo que el viento a Juárez. No hay por qué pagar por los actos delictivos o por la desobediencia; se busca la vida fácil por los caminos supuestamente más directos que casi siempre es el delito y todos pagamos las consecuencias, menos ellos que son como el niño pequeño que hace el berrinche para obtener las cosas sin que le cuesten.

El último concepto es el de la humildad. Cuidado, no me refiero al de la pobreza, ni siquiera al de la humillación y mucho menos al dejarse manejar por otros. La humildad a la que me refiero es a la del conocimiento; o sea, aceptar que no lo saben todo y que si están en una escuela es por seguir un proceso de enseñanza aprendizaje, donde un profesor, bueno o malo, los guiará por el camino del conocimiento al menos refiriéndose a los conceptos que debieran de conocer. Si no existe esa humildad, no conocerán nada porque no le encontrarán importancia alguna o porque pensarán saberlo. Siempre hay algo que no se conoce a pesar de todo lo que se conoce, y esto lo han dicho desde Sócrates. Pero también tienen que aceptar que les falta terminar la formación en cuento a la comprensión de que la sociedad no puede subsistir sin reglas. Eso es volver al tema de la responsabilidad. En el estado adulto, no solamente soy responsable de mí mismo, sino que comienzo a serlo de los demás: La novia, los hermanos menores, la esposa, los hijos, los padres viejos. El egoísmo de pensar que soy yo primero y luego yo, va en contra de los fines sociales, la madurez y la responsabilidad. Ser egoístas es lo que hace el delincuente y el corrupto; no querer ser responsables, abortar al niño, pasar los límites del disfrute de los placeres y hacer sufrir a quienes están a su alrededor. Acabar con la cultura y la civilización.

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