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Recetas para la vida

¿Tú, me amas?

Becky Krinsky

Es importante tener una imagen clara de la persona con la que uno se casa y no pedirle que cambie 20 años después, aun cuando la situación pudiese ser crítica.

Cuantas parejas viven felizmente casadas muchos años, tienen una familia bella y comparten un hogar y sin embargo un día se despiertan con la necesidad de saber si acaso son queridos; desean que se les exprese dos palabras textuales para sentirse apreciados: ¿me quieres? Se les olvida que si están casados con una persona que no se expresa por medio de las palabras y nunca lo ha hecho, lo más probable es que no vaya a hacerlo en el futuro.

Clara una mujer madura e inteligente, está desesperada porque su marido, Tomas, se encuentra grave en el hospital, en la sala de cuidados intensivos. Lleva más de 45 días muy enfermo, la mayoría del tiempo se encuentra dormido, lleno de tubos y cables ya que lo mantienen monitoreado las 24 horas a fin de mantenerlo estable. La pareja ha estado casada por más de 50 años. Han tenido una buena relación y han criado una linda familia.

La desesperación de Clara, la angustia, el temor de perder a su compañero de toda la vida y el agotamiento de haber pasado tantos días en el hospital con largas noches en vela y horas eternas en la sala de espera, la han hecho más sensible. Recientemente comenzó a impacientarse aún más, ya que la condición de Tomas ha empeorado. Clara necesita saber hoy, más que nunca, que su querido esposo la ama. Si bien estuvo siempre a su lado, Tomas nunca se lo dijo como ella hubiera querido y Clara tiene la ilusión que en este momento tan critico su esposo finalmente cambie. Daría cualquier cosa por escuchar de la boca débil y enferma de Tomas que él la quiere. Clara siente que necesita algo que le levante un poco el ánimo para seguir teniendo fuerza, para bajar su ansiedad mientras continúa esperando que su esposo se recupere.

Tomas siempre fue un hombre duro, serio y menos expresivo que su mujer. Es injusto que precisamente en estos momentos en que él está luchando por su vida, Clara espere que le diga palabras que nunca ha utilizado. La angustia y la necesidad de ella son comprensibles, pero debe darse cuenta que este no es el mejor momento para exigir que este pobre hombre cambie y le diga lo que ella desea escuchar.

"Después de todo, mucho ha sido demostrado toda la vida sin palabras".

La receta:

Aceptando mi relación.

Ingredientes:

1 pieza de aceptación.

2 rebanadas de sensibilidad.

1 taza de flexibilidad.

3 gotas de aprecio.

Recomendación del chef:

Si cambiáramos alguna cualidad de nuestra pareja no se convertiría necesariamente en una mejor persona, más bien, se tornaría en una persona distinta.

Modo de preparación:

Al aceptar lo que se tiene, se vive mejor. De nada sirve reprochar o pedir lo que no se tiene; recordar que queremos a nuestra pareja por lo que es, con sus características únicas, las cuales están incluidas en su paquete original. Aceptar al otro como es ayuda a compartir y saborear los grandes secretos en la cocina de la vida.

El cambio es una acción voluntaria. No se puede pedirle a nadie que cambie; esperar que la persona sea lo que nosotros aspiramos es negar la esencia de la otra persona.

El buen cocinero cocina con lo que tiene. Hay que hacer lo mejor que se puede con la realidad de los ingredientes y los utensilios con lo que se cuentan; ese es el reto y el talento de cada cocinero.

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Escrito en: Recetas para la vida

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