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¿POR QUÉ CREEMOS EN LO QUE CREEMOS?

Mtro. Francisco Pineda

¿POR QUÉ CREEMOS EN LO QUE CREEMOS?¿POR QUÉ CREEMOS EN LO QUE CREEMOS?

En febrero de 2017, las noticias de televisión en un condado del estado de Pennsylvania en los EUA reportaron que una niña de dos años había fallecido de pulmonía después de varios días de estar padeciendo de un resfriado común. Los padres de la niña, de acuerdo a una agencia local de noticias (Canal 10, Febrero 1, 2017), habían rehusado facilitar a la niña de atención medica profesional debido a una firme creencia religiosa. Según los padres de la niña, sus convicciones religiosas, basadas en la doctrina de una iglesia cristiana fundamentalista, les prohibía proveer de atención medica tradicional, dejando en "la voluntad de Dios" el mejoramiento y bienestar de cualquier persona. Los padres por supuesto fueron procesados legalmente. De acuerdo a esta agencia de noticias, alrededor de 12 niños mueren anualmente en los EUA debido a que los padres recurren a métodos de tratamiento que no incluyen la medicina profesional.

Ejemplos como éste, en donde un sistema de creencias de una persona o grupo conducen a actuar de manera no ortodoxa, también es visto en otros campos, por ejemplo, en la política, esoterismo, leyendas, supersticiones, ciertos rituales religiosos y sociales, conspiraciones secretas, etc. Un sistema de creencias se refiere a un conjunto de convicciones que desarrollamos desde la infancia y que con el tiempo, y la influencia del medio ambiente, son reforzadas, modificadas o erradicadas. Generalmente, se originan de lo que vemos, escuchamos y aprendemos en ese medio ambiente, por ejemplo, las enseñanzas de nuestros familiares, en la escuela, en la iglesia, otros grupos sociales y experiencias personales de cierto impacto.

Una creencia es "un firme asentimiento y conformidad con algo" (Real Academia Española). Es un estado de la mente en donde un individuo toma como verdadero un conocimiento sobre algo sin la necesidad condicional de evidencia (Wikipedia, 2019). La relevancia de nuestras creencias es que nos sirven de guía en la búsqueda de satisfacción de nuestras necesidades de la vida diaria y en la determinación de nuestras conductas. Nuestras creencias son como una especie de filtros de lo que percibimos en nuestro mundo interno (pensamientos, ideas) y externo (medio ambiente) y que nos permiten entender lo que sucede alrededor de nosotros y el concepto de nosotros mismos. Si estas creencias son realistas y aplicables a la cultura en que nos desenvolvemos, lo mas probable es que nuestra capacidad de adaptación sea menos complicada. Si estas creencias son fuera de la común en esa cultura, o quizás psicopatológica como en el caso de los delirios, es muy posible que sintamos perspicacia o sospecha por parte de otros, rechazo o aislamiento social.

Muchas creencias están relacionadas con las costumbres del ambiente donde nos desenvolvimos desde nuestra infancia. Creencias que fueron transmitidas a través de generaciones y que asimilamos como forma de tradición cultural. Otras creencias surgen simplemente porque una autoridad de respeto lo sugirió y la adoptamos sin lugar a dudas, por ejemplo, nuestros padres, maestros, lideres religiosos o alguna otra persona de importancia. Igualmente, una creencia puede surgir como resultado de una experiencia emocional profunda como una revelación o una situación traumática. Una vez que estas creencias se desarrollan fuerte y firmemente, se solidifican muchas veces sin límites y no es fácil modificarlas. Es decir, es difícil, cambiar nuestras perspectivas y vemos al mundo de acuerdo a esa creencia.

Otra perspectiva interesante es la del Dr. Dean Hamer, genetista graduado de Harvard University, quien sugiere en su libro The God Gene (2004) que estudios neurobiológicos muestran cómo los humanos heredamos la predisposición a creer en poderes divinos. Otros autores en el campo de la Neurociencia afirman que algunos tendemos a ciertas creencias debido a un razonamiento lógico como resultado de una configuración y funcionamiento cerebral que permite la generación de nuestras creencias. Estos autores sugieren que existe una predisposición genética por medio de sistemas neurotransmisores cerebrales (dopamina y serotonina) que nos permite inclinarnos a creencias espirituales, las cuales son influidas por la cultura o medio ambiente. Este concepto ha sido discutido por varios autores, y a la fecha, es considerado un tema controversial.

Un razonamiento lógico quizás sea una capacidad humana necesaria para la adquisición de un conocimiento útil para la sociedad, sin embargo, no es suficiente para responder a las creencias que aún no tienen explicación. Creencias basadas en una realidad son útiles porque nos ayudan a la búsqueda de sentido por la vida.

No hay duda que como seres humanos tenemos la tendencia a creer en algo. Sea una creencia basada en una experiencia espiritual o de revelación, aprendida de nuestros mentores, intelectual o predeterminada por la Biología, todos tenemos el derecho de creer en lo que deseemos creer. La clave es que la creencia no genere un aislamiento o inadaptación social, o peor, como en el ejemplo presentado en la introducción, la violación de los derechos e integridad de otras personas. Gracias por su interés en esta columna.

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