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Recursos energéticos y cambio climático

MANUEL VALENCIA CASTRO

México deberá descarbonizar su economía antes de 2050, así se comprometió cuando adoptó los acuerdos de las Conferencias de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. México ha sido un gran impulsor de esta actividad que implica reducir gradualmente las energías no renovables como las que se obtienen a partir de petróleo, carbón y gas natural, y aumentar de la misma manera las energías renovables como la eólica y la solar. En el sexenio anterior se hablaba de alcanzar la descarbonización de la economía de México para el año 2030, de conformidad con los compromisos signados por un grupo de aproximadamente 26 países que integran la Alianza contra el Carbón.

Aunque se han presentado altibajos, México ha estado cerca de cumplir sus compromisos de corto plazo siguiendo una estrategia de largo alcance para producir energía sin afectar el medio ambiente. El contexto favorece esta estrategia, el petróleo convencional pasa por una de sus peores crisis desde la presentada en 2008 y otras fuentes de energía no renovable como la del carbón, de acuerdo con analistas, tiende a disminuir su uso durante los siguientes 40 ó 50 años, esto debido a sus altas emisiones de dióxido de carbono, principal gas de efecto de invernadero, y a sus efectos dañinos para la salud. El carbón es el combustible fósil más abundante del mundo, pero el proceso de extracción, y de quema de carbón causan un severo impacto ambiental en el aire, agua y suelo del planeta, además, más de la tercera parte de las emisiones de dióxido de carbono en el mundo, se deben a dichas actividades.

De acuerdo con registros de la Agencia de Salud de los Estados Unidos, los contaminantes por la quema de carbón causan en este país la muerte prematura a por lo menos 23,500 personas, provocan 38,200 ataques cardiacos no fatales y 554,000 ataques de asma, todo esto en un año. En México, la contaminación es la segunda causa de muerte en recién nacidos, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.

La descarbonización de nuestro país ha sido acompañada por anexos al marco jurídico para lograr las metas arriba mencionadas. Uno de estos es la aprobación en el Congreso de la Ley de Transición Energética, en diciembre de 2015, en la que se obliga a las industrias en México a transitar su consumo energético a partir de petróleo convencional y otros combustibles fósiles, hacia un consumo de energía renovable. En este sentido, se pretende que nuestro país genere 35% de su electricidad con energías limpias en 2024.

El tema de la transición de una energía no renovable a una renovable, no es cosa menor ni tampoco sencilla. Para poner las cosas en contexto, del total de energía que se comercializa en México, un poco menos del 10 por ciento proviene de energías renovables como la eólica, solar, geotérmica, hidroeléctrica y de biomasa (la leña, por ejemplo), mientras que el 90 por ciento restante son energías no renovables, principalmente petróleo convencional, gas natural y carbón. Un detalle que se debe destacar sobre éstas últimas, es que una importante proporción de las mismas es importado de otros países, principalmente en forma de productos derivados de la refinería del petróleo. El caso de la gasolina es escandaloso, se dice que se importa aproximadamente el 80 por ciento del consumo nacional.

De acuerdo con una entrevista realizada por Forbes México a altos funcionarios de la Secretaría de Energía (Sener), se puede leer entre líneas que la transición será basada en lo que ellos llaman ciclo combinado (los ciclos combinados son centrales de generación de energía eléctrica en las que se transforma la energía térmica del gas natural en electricidad mediante dos ciclos consecutivos: el que corresponde a una turbina de gas convencional y el de una turbina de vapor), esto es lo que se comenta: "Para satisfacer la demanda de energía eléctrica de México en los próximos 15 años, se requerirán 59,986 Megawatts de capacidad adicional y una inversión de 653,339 millones de pesos (mdp), según el Programa de desarrollo del sistema eléctrico nacional 2015-2029, elaborado por la Secretaría de Energía (Sener)"… se proyecta que "en 2029 la capacidad con energías limpias sea mayor al petróleo y otras fuentes fósiles, según el documento. La energía eólica dominará la generación, seguida de la cogeneración eficiente, nucleoeléctrica, solar y geotérmica."

La participación del ciclo combinado en las energías no renovables será de 96.4% y la de carboeléctricas de apenas .5%. En las energías alternativas las cuentas serían como sigue: Hidroeléctrica 17%, nucleoeléctrica 12%, solar 6%, eólica 37% y cogeneración eficiente 22%. Con estos cambios, disminuirían los gases de efecto de invernadero de 733 toneladas por cada Gigavatio hora (GWh) a menos de 200 toneladas. Seguramente algunas de estas energías alternativas no las podemos incluir en las renovables y limpias, pero el usar el gas natural como principal alternativa de transición parece ser una mejor decisión que el petróleo enquisto o el carbón.

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Escrito en: Manuel Valencia Castro

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