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¡Con la tragedia no, Presidente!

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE

“La vida es una tragedia a la que asistimos como espectadores un rato, y luego desempeñamos nuestro papel en ella”.

Andrés Manuel López Obrador no se presentó a las exequias fúnebres de Martha Érika Alonso y Rafael Moreno Valle. En su representación acudió la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. Pese a la rechifla que le propinaron, Doña Olga mantuvo la compostura y desempeñó con dignidad tan delicada encomienda. Y es que a escasos veintisiete días de iniciado el sexenio, el Gobierno vive su primera gran crisis política y tiene en sus manos una auténtica bomba de tiempo. Ojalá, por el bien colectivo y en aras de la estabilidad nacional, sepa estar a la altura en tan delicados momentos.

Ayer como todas las mañanas, el Presidente de la República se reunió con la prensa. El tema impostergable, aquél que intuyo dominará la narrativa mediática y de toda suerte ya es una de las banderas más poderosas de la oposición, fue el lamentable deceso de dos de las estrellas de Acción Nacional. Por natural lógica, los reporteros cuestionaron al Presidente respecto a su decisión de no acudir al velorio.

“Había ayer un ambiente que crearon ex profeso los conservadores de siempre, no todos, pero una minoría que actúa de manera mezquina. No quiero generalizar de todos, pero sí hay un grupo muy mezquino que en redes comenzó a hablar de la responsabilidad del gobierno que represento y por eso hubo expresiones de protestas en el acto que se hizo en Puebla y también expresiones en contra de la Secretaria Olga Sánchez Cordero”, dijo.

Existe, en la valoración que hizo el Presidente, un lado que puedo entender y otro que causa extrañeza y preocupación. Comprendo la necesidad de jugar un rol discreto. Hacia 1973, fue asesinado en Monterrey Don Eugenio Garza Sada, uno de los empresarios más importantes del país en aquél momento. Luis Echeverría optó por acudir al velorio y su presencia fue repudiada por una clase empresarial con la que mantuvo desencuentros y confrontaciones desde el principio y hasta el fin de su gobierno. Los empresarios responsabilizaron a Echeverría del asesinato de Don Eugenio y fue tal el encono que Don Luis no volvió a pisar Monterrey hasta treinta años después.

Cuando Luis Donaldo Colosio resultó abatido en Lomas Taurinas, Manuel Camacho Solís decide apersonarse en la funeraria y ocurrió algo parecido: gritos, rechiflas y burlas a quien entonces se consideraba no solo uno de los principales opositores políticos a la candidatura de Colosio, sino también uno de los principales beneficiarios de su muerte.

Entiendo la decisión del Presidente de no inflamar las cosas presentándose en un sitio en el que, seamos claros, no es bienvenido a partir del saldo que arrojó el conflicto postelectoral en Puebla. Tras conocerse la tragedia en la que perdieron la vida Alonso, Moreno Valle, además de un colaborador cercano y dos pilotos, el actuar de López Obtador fue institucional y digno de un mandatario que más allá de colores y preferencias políticas, entiende la magnitud de su responsabilidad como garante del buen funcionamiento de la República y su conducción en momentos de crisis.

Sin embargo, lo que fue una acertada reacción inicial rápidamente se convirtió en algo que no debería ser. El Presidente ya no está en campaña y no es “haciendo pucheros” desde el podio como debe conducirse. A nada venía al caso hablar de “conservadores”, “neofacistas” “personajes que buscan desestabilizar” y “enemigos del Gobierno”.

Aunque los haya, el Presidente está obligado a mantenerse firme en la institucionalidad y apegado a conductas estrictamente republicanas. En momentos de profunda irritación anímica, social y política, las palabras de López Obrador deben apelar a la conciliación. No fue el caso. Ojalá el Presidente recule y vuelva a asumir su rol como titular del Ejecutivo. Repito: ya no está en campaña y además, desde aquí quiero reiterar que las palabras importan, e importan mucho.

Opinar “ad livitum” desde un podio sin medir consecuencias, inevitablemente las tiene y si no pregúntenle a Donald Trump cuánto daño puede hacer, en el marco de un país dividido, seguir hablando de vencedores y vencidos, héroes y villanos. Apelo a la cordura y buen juicio del Presidente López Obrador. Nos gobierna a todos, no solo a quienes votaron por él.

¡Así no, Presidente¡ no con la tragedia, porque además si a esas nos vamos, mucho del odio que impera lo sembraron las huestes que a usted lo siguen.

Rectifique, apele a la unidad nacional, sea el Presidente de todos los mexicanos. Basta ya de comportarse como opositor.

Así no…

Twitter: @patoloquasto

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