EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Cuestionario Proust 2018

SIN LUGAR A DUDAS...

PATRICIO DE LA FUENTE

El Cuestionario Proust es una especie de “test” de la personalidad que popularizó el famoso escritor Marcel Proust, ya que cuando se lo hicieron, sus respuestas fueron de lo más ingeniosas y originales. Y así pasa a la historia: como el cuestionario que lleva su nombre.

Desde hace varios años, en las páginas de esta Casa Editora, establecí la costumbre de responderlo cada diciembre. Al hacerlo me abro de capa y espada con los lectores en un acto no sólo de honestidad, sino también de catarsis y sanación. ¿Y por qué no? en el ínter acabo divirtiéndome.

¿Principal rasgo de su carácter?

La resistencia. Dos mil dieciocho fue, sin exagerar, uno de los años más complicados que he vivido pero a la vez, resultó sumamente aleccionador. De la mano de muchas personas construimos un Frente, organizamos la campaña presidencial, fuimos atacados por el Estado en su conjunto y al final el voto no nos favoreció. Algún día narraré lo vivido en nueve meses. Fue como haber cursado un doctorado en política, en comunicación, en lo que es mi país, en lo que quiero y no quiero para él. Con humildad lo digo: pocas personas ven algo así tan de cerca. Agradezco la oportunidad y sigo, desde mi humilde trinchera, en la apuesta por el México que deseo legarle a las generaciones venideras. Desde la ciudadanía, los medios de comunicación y la política, seguiré luchando por lo que considero justo. Ahí, hasta el último de mis días, la mayor batalla. Es irrenunciable y permanente.

Sí, perdimos la Presidencia de la República pero personalmente gané en muchos sentidos. La curva de aprendizaje fue enorme y el grado de diversión aún mayor. Dos mil dieciocho me puso a prueba en lo laboral y en lo familiar ni se diga. Nada es para siempre: eso lo aprendí este año pero como dice la canción, sigo aquí. Apelo al último recurso que tengo, ese que nada ni nadie me pudo arrebatar: la risa.

¿Qué cualidad aprecia más en un hombre?

Las sencillez. He visto a grandes talentos perderse cuando se conducen con arrogancia o prepotencia. Dice mucho, muchísimo de una persona, cuando observamos cómo trata a quienes se encuentran en una posición de subordinados, colaboradores o de menor poder.

También la verdad, pues es una virtud escasa especialmente en el mundo de la política. Dentro de los mayores sinsabores que implica madurar, es darte cuenta a trancazos, que existen personas dispuestas a vender a su madre en subasta si ello les representa ascender en el escalafón. Allá ellos.

¿Y en una mujer?

María Félix dijo que no le tenía miedo a las canas y a las arrugas sino al derrumbe que puede venir con los años, a que la vida pierda colorido. De una mujer valoro por sobre todas las cosas la inteligencia y su capacidad de sostener una conversación interesante. En cualquier relación, si no apelamos a la creatividad y a los detalles, caeremos en la rutina: ahí comienza la muerte en vida de cualquier pareja. En cambio, la inteligencia a todo resiste y con todo puede.

¿Cuál es la máxima expresión de la miseria?

Lucrar con el dolor humano, con la miseria, darle golpes a alguien cuando está en el piso.

¿Tu idea de la felicidad?

Soy constante con mi respuesta de todos los años, no varía. Estar en la playa o en La Comarca Lagunera pero, ¿sabes qué me va a hacer más feliz este año? cerrar ciclos y ponerle punto final a dos o tres cosas porque creo que los seres humanos debemos reinventarnos. No me tiembla la mano para decir hasta aquí llegué con tal persona, situación o causa. Así tomé las decisiones más arriesgadas de mi vida y el tiempo demostró que iba por la senda correcta. Hay que alejarse de todo lo que nos es tóxico y abrazar aquello que confiere felicidad: el trabajo, los amigos, la familia, nuestra apuesta por un entorno más agradable y humano para ser y estar.

¿Su principal defecto?

Me gusta un tango que lleva por título “Cambalache”. Lo escribió Enrique Santos Discépolo, y Serrat lo canta en vivo, es maravilloso. Disecciona al siglo veinte, al veintiuno también, pero sobretodo describe la condición humana y ciertas variables que son atemporales. Mi defecto es que durante este año lo escuché varias veces y terminé riéndome a carcajadas porque ante la podredumbre humana que percibo a mi alrededor, a veces no queda sino sonreír. Sí, a los cuarenta años me volví algo cínico. Comienza así el tango: “Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé, en el 506 y en el 2000 también”…

Tampoco es para tanto. La vida, con todos sus bemoles, es maravillosa.

¿En qué país te gustaría vivir?

La Cuarta Transformación nos prometió que en escasos meses seremos algo tan maravilloso como Disneylandia. Por mera curiosidad aquí me quedo…

¿Cuál es tu estado de ánimo actual?

Contento porque 2018 al fin se termina, y con grandes planes para el año entrante. Han sido demasiados sobresaltos por todos los frentes, necesito un tiempo de reflexión para meditar y recomponerme. Saldré fortalecido porque así me educaron, para doblarme pero jamás quebrarme ante los problemas. Sigo viéndolos como oportunidades. Ando como Alex Lora y el Tri: “Estoy esperando mi camión en la terminal del ADO. Quiero que me lleve muy lejos, y a la chingada de aquí”…

¿Tus autores favoritos en prosa?

Alma Delia Murillo escribió El Niño que Fuimos y bueno, leerlo me cimbró porque yo fui un niño muy solitario y tuve, en esa soledad, que imaginar mundos alternos.

¿Qué esperas de tus amigos y familia?

En ambos casos obtuve el premio gordo de la lotería. Soy en extremo afortunado y lo único que espero es que la vida alcance para regresarles todo lo que hacen por mi. Sé que no piden nada a cambio, que su amor, entrega y paciencia son incondicionales, pero uno de los placeres más grandes que tengo es dar.

¿Cómo le gustaría morir?

Quién sabe cómo, pero cierta funeraria de postín consiguió mi celular y durante el año se dedicó a mandarme mensajes de texto ofreciendo servicios funerarios, parcelas en panteones y criptas. Ya sabrás la risa que ello me causa. Nomás por llevarles la contraria no pienso morir pronto y cuando lo haga será en mis propios términos. Con una urna basta. Deseo, como mi abuela Olga, terminar en el fondo del mar.

Dichosa ella, ya no le llegan mensajes al celular vendiéndole criptas y tiempos a perpetuidad. Hasta la muerte tiene sus ventajas, ¿a poco no?

Twitter @patoloquasto

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: sin lugar a dudas

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1527438

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx