EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Archivo adjunto

Justicia y equidad

Archivo adjunto

LUIS F SALAZAR WOOLFOLK

La suspensión decretada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en contra de la aplicación de la reciente Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos, es un ejemplo más que muestra la polarización que es el signo de los tiempos políticos que vivimos en México.

La Ley se basa en el artículo 127 de la Constitución de la República, que determina que ningún servidor público podrá recibir un sueldo mayor que el que corresponde al Presidente, lo que afecta entre otros funcionarios, a los Ministros de la Suprema Corte que según se dice, perciben un salario de seiscientos mil pesos al mes. La ley fue impugnada por legisladores de oposición, mediante una controversia constitucional que corresponde juzgar a la misma Corte Suprema, lo que de por sí pone al máximo tribunal del país en la delicada situación de ser juez y parte.

El conflicto político planteado es grave, porque la Suprema Corte es el único contrapeso institucional al actual Presidente de la Republica, que acusa una marcada tendencia autocrática. La lucha por la división de poderes en México ha sido difícil y de muy pocos resultados. La reforma del presidente Ernesto Zedillo modernizó la función judicial tanto en beneficio directo de los mexicanos, como en relación a las exigencias del contexto mundial, lo que fortaleció a dicho Poder en independencia y calidad.

Si el fortalecimiento económico del sistema judicial ha servido de oportunidad a la corrupción, lo que procede es eliminar los abusos, pero de ninguna manera debilitar el ejercicio de la función y por ello es improcedente utilizar el pretexto del dispendio para vulnerar la autonomía del Poder Judicial. El aspecto jurídico del problema también es delicado, porque el artículo 94 de la propia Constitución dispone que los salarios de los jueces no podrán ser reducidos, lo que en la especie nos pone en la tesitura obligada de violar una u otra, las normas constitucionales en cita.

Este tipo de contradicciones en el orden jurídico suelen ser causa de la desconfianza del ciudadano en el sistema jurídico del Estado y por ello, es preciso entender su razón de ser. En la especie el origen histórico de ambas disposiciones constitucionales está justificado, porque el tope salarial modera la asignación de sueldos excesivos, y la prohibición de reducir el salario de los Jueces, se hizo para garantizar la capacidad e independencia de los tribunales frente al Poder Ejecutivo, pues como se sabe, el Poder Judicial entre otras funciones, tiene la de obligar a las autoridades administrativas y legislativas, a obedecer a la Constitución.

Hace dos mil trescientos años, Aristóteles resolvió esta tensión y todas las que plantea la vigencia del orden jurídico, en la realidad social que es objeto de regulación, sugiriendo operar la aplicación de la ley general y abstracta al caso concreto, mediante la aplicación de un criterio correctivo de la Justicia denominado Equidad, que opera "como en la industria metalúrgica cuando se funde el metal, para amoldarlo a una superficie determinada…".

El principio de igualdad de los hombres frente al orden jurídico, obliga a elaborar normas de conducta de aplicación general para todos, sin embargo, si bien todos los hombres somos iguales, no enfrentamos las mismas circunstancias y en consecuencia, el principio de justicia que lo anterior implica, obliga a reconocer en cada caso concreto esas diferencias. Por otra parte, es evidente que en todos los casos la fijación de un salario para un puesto determinado para el trabajo que fuere es relativa, y de una política salarial adecuada, además de la justicia para el operario manual o intelectual, dependerá la calidad de los resultados.

En un país en el que el avance del orden jurídico conduce con frecuencia a perfeccionar la forma de burlar las leyes y a eludir su aplicación, tengamos a la mano la Equidad como principio que conduce al justo medio y se aparta de los extremos. En estos tiempos con mayor razón, en que el abuso generalizado en todos los órdenes, nos ha conducido a la polarización y a un radicalismo que lejos de curar los males que padecemos, nos puede llevar a la destrucción.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Archivo adjunto

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1526776

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx