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Enfoque

Del drama a la tragedia

RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

Sin ánimo de asumir actitudes catastróficas o derrotistas, tampoco incurrir en expresiones que puedan alarmar a la población, mucho menos acudir a lenguaje destructivo y perjudicial...

simplemente observar la realidad y hacer un comentario ante lo que estamos viendo y viviendo. No deseo llamarla caravana, porque éste es un término feliz y convencional; se trata de una "migración multitudinaria, espontánea e irregular", conformada por grupos de personas que abandonan su país, huyendo de la pobreza, la violencia, el miedo y el crimen. Un espectáculo verdaderamente dramático.

Transitaron ya por Guatemala y El Salvador; ahora están en nuestro país; los avanzados han llegado a la Ciudad de México, cuyas autoridades políticas, administrativas y militares tendrán que enfrentar la situación con extrema cautela, respetando los derechos humanos de los migrantes, pero también con la obligación de hacer valer el estado de derecho y preservar el orden jurídico en materia de migración. Nada fácil, la tienen.

"¡Éramos pobres, parió la abuela!" Dice el refrán o proverbio popular; es decir, que ya de por sí la población capitalina vive un caos, derivado de la angustia y ansiedad que provoca el desabasto de agua potable en un buen número de alcaldías y municipalidades de la CDMX y del Estado que lleva el mismo nombre; ciertamente un drama; o sea, ya de por sí los capitalinos tenían ese problema, cuando la situación se agrava con la llegada de esta corriente migratoria compuesta por hondureños, salvadoreños y quizás guatemaltecos.

Su objetivo es llegar a la frontera norte, por tres posibles vías: Ciudad Juárez Chihuahua; Nuevo Laredo, Tamaulipas o Tijuana, Baja California; la lógica aconseja que seguramente lo harán por Tamaulipas, por ser la vía más corta, con el propósito de ingresar a los Estados Unidos de Norteamérica, en donde, ilusamente, piensan que van a encontrar satisfacción a todas sus necesidades, lo cual no será fácil, pues el Presidente de aquel país, Donald Trump ha dejado muy claro, cuál será la actitud que asuma, frente a esta irregular muchedumbre que va en busca del "sueño americano", al decir: "¡No entrarán! ¡Y si tiran piedras, responderemos con balas!", enviando ya a su frontera sur, con nuestro país, cinco mil efectivos de su ejército, alertas ante el posible intento de las huestes centroamericanas de derribar las barracas migratorias.

Alertando a la población norteamericana en el sentido de que en las filas de los migrantes se han filtrado criminales, terroristas musulmanes y delincuentes de toda ralea, que de ingresar pondrían en riesgo la tranquilidad de su país; lo cual hace Trump, con un doble propósito: la aparente defensa de la Nación y ganar votos para su partido, pues es evidente que su gobierno y su popularidad personal han venido a menos.

Cuando este Enfoque salga a la publicación, seguramente ya habrán llegado a la frontera norte, buscando realizar trámites en solicitud de su ingreso al país vecino. De cualquier manera, de cumplir su amenaza el magnate ejecutivo estadounidense, generaría una verdadera dolorosa tragedia, pues se comprende que salen de su país de origen, no por gusto, placer o diversión, sino por una auténtica y urgente necesidad. Se pasaría, entonces, del drama a la tragedia.

Los hilos que dividen los géneros literarios son muy finos y delgados, fáciles de romperse al menor obstáculo o tropiezo: de la comedia al drama, y de ésta a la tragedia, el límite es muy frágil; de aquí que para evitar esto, el presidente estadounidense debe valerse de sus mejores operadores políticos y diplomáticos, esperarlos en la frontera, adelantarse y dialogar con los migrantes, utilizando los mejores y más eficaces argumentos de convicción, no los fusiles y las balas, que eso sería "troglodismo político", para evitar una catástrofe de fatales consecuencias. Claro, se sabe que Trump, dado su peculiar carácter autoritario, no acepta dialogar o escuchar a los contrarios cuando considera que la razón le asiste.

Igualmente, no se sabe qué tanto tiempo permanecerán en nuestro país, pero lo que duren aquí implica para las autoridades federales, y las locales del Estado en que se encuentren en un momento dado, procurarles techo, alimentos, atención médica y medicamentos, espacios donde duerman y puedan asearse y garantizarles seguridad, tema complejo, que ya de suyo es un problema cotidiano del mexicano. O sea, atender las necesidades de un conglomerado humano amorfo, eventualmente indisciplinado e incontrolable, con el que no se tiene ninguna responsabilidad ni obligación, como no sean las que se deriven de la elemental asistencia humanitaria, como personas que son.

Hay otra cuestión, también compleja y trascendente, desde mi punto de vista. En México, en la Ciudad y en el País, existen grupos de individuos y familias que tienen las mismas necesidades que los migrantes, quizás más intensas y apremiantes, grupos de marginados que requieren de vivienda, de empleo, de educación, de salud, de higiene, en fin, de asistencia. Si el gobierno atiende y satisface a los grupos migratorios, sentará un precedente y dará motivo, más que justificado para que los de aquí también exijan y le reclamen a la autoridad con el argumento muy válido y comprensible: "Si a ellos les diste que son de fuera; a mí, a nosotros que de aquí somos y aquí vivimos, tienes que darnos".

Están dados los elementos para montar una tragedia teatral al estilo de los autores griegos: un sector de la humanidad arriesgando su integridad física y emocional por alcanzar mejores condiciones de vida, exponiendo en su peregrinar a mujeres embarazadas, infantes y ancianos que han dejado sus lugares de origen donde sufren persecución, hambre y desesperanza por parte de gobiernos insensibles que no son capaces ni tienen la voluntad de atender el llamado de sus pueblos. Y estos son los resultados que se reflejan en la situación que se vive.

Cuesta trabajo creerlo y más aún aceptarlo, pero circulan en redes sociales comentarios y videos exhibiendo que son los propio gobiernos de los países de donde son originarios los migrantes, los que apoyan moral y financieramente a estos grupos, alentándolos y facilitándoles su salida, para así evadir terriblemente la responsabilidad y las obligaciones con su población. ¿Será. . .?

Este es un acontecimiento inédito, un escenario atípico: miles de personas de nacionalidades diversas, diferentes a la nuestra, "estacionadas" en territorio mexicano, en espera de poder acceder a espacios norteamericanos con aspiraciones de calidad migratoria distinta, confiadas en que lograrán atraer la atención del gobierno estadounidense con una respuesta pronta y positiva a sus demandas y necesidades. ¿Y mientras...?

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Escrito en: Enfoque

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