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50 años atrás

Diálogo

YAMIL DARWICH

El 2 de octubre del 2018, se cumplen cincuenta años del día en que se efectuó el mayor magnicidio de la historia moderna de México: la conocida como "Noche de Tlatelolco".

Desde entonces, hasta la fecha, nadie puede asegurar qué sucedió en esa tarde-noche en que un número no conocido de mexicanos fueron asesinados o heridos. Algunos investigadores hablan de centenas, aunque la historia oficial tienda a minimizarlos en decenas.

Tampoco sabemos quiénes iniciaron el tiroteo que, como dato seguro, inició con las señales de luces de bengala lanzadas desde un helicóptero a eso de las 6 de la tarde.

Algunos hablan de soldados pertenecientes al Batallón Olimpia, identificados por usar un guante blanco; otros, los menos, se trató de militantes de la izquierda mexicana, quienes desde la azotea del edificio Chihuahua, empezaron a disparar a la multitud, recibiendo respuesta de los militares en tierra.

La responsabilidad del magnicidio fue del Gobierno de México, en ese entonces encabezado por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, con Luis Echeverría Álvarez, como Secretario de Gobernación.

Un año después, en el 5º informe de gobierno, Díaz Ordaz declaró: "Asumo íntegramente la responsabilidad personal, ética, jurídica política e histórica por las decisiones del gobierno en relación a los sucesos del año pasado"; en contraparte, desde gobernación, sólo hubo silencio, máxime que empezaba la refriega por identificar al "tapado", que a la postre resultó ser el propio Luis Echeverría Álvarez, quien hasta la fecha ha sido acusado, demandado y estigmatizado por haber ordenado reprimir con violencia a los manifestantes.

En los útimos años, gracias a los nuevos investigadores históricos y la liberación de documentos que habían sido guardados en secrecía, se revelan datos que sugieren el involucramiento de investigadores y funcionarios de la embajada de EUA; la CIA, que al parecer, tenía propósitos desestabilizadores, ante las políticas del gobierno de México, que obstaculizaba los negocios e intereses de los ciudadanos norteamericanos.

Otros, insisten en la participación de izquierdistas radicales del exterior mexicano, quienes fueron los iniciadores del tiroteo, disparando desde las azoteas, al considerar la gran oportunidad que ofrecían, a diez días de inaugurarse, los Juegos Olimpicos del 68.

Sabemos por la historia que el movimiento mexicano del 68, no fue un fenómeno social independiente; en diferentes partes del mundo otros jóvenes también universitarios se manifestaron y fueron reprimidos; en distintos países europeos, caso de Francia y la URSS; de Medio Oriente, en Egipto y Turquía; hasta del lejano oriente, en China.

La evolución de la conciencia social y la inclinación hacia la vida democrática fueron factores que influyeron, particularmente la aún fresca herida de la II Guerra Mundial, el Holocausto de Hiroshima y Nagasaky, Japón y la Guerra de Vietnam, barbarie que los jóvenes repudiaban, resistiéndose al servicio militar, enarbolando banderas como "haz el amor y no la guerra" o "amor y paz".

En México, ante las críticas del sector conservador a usos y costumbres, los muchachos gritaban: "arriba las minifaldas".

No olvide el hippismo norteamericano importado a México, que estaba plenamente establecido como protesta contra la sociedad tradicionalista, señalada como represora de acciones de libertad, incluidas las drogas - LSD y marihuana - o el amor libre, sustentado en la pérdida del temor a embarazos no deseados con el uso de los primeros anticonceptivos.

En México, nadie imaginó que lo iniciado como un simple zafarrancho entre estudiantes de la vocacional número dos, contra los de la preparatoria Issac Ochoterena, por un juego de "tochito", terminaría en la masacre de la Noche de Tlatelolco. Otros hablan de las ofensas a muchachas portadoras de minifaldas.

El Ejército Mexicano se atrevió a usar una bazuca contra la puerta de San Ildefonso, motivando a los estudiantes a más paros universitarios, uniéndoseles trabajadores del sector obrero, madres de familia y ciudadanos en general. Los directivos de las principales universidades de México, apoyaron al movimiento de protesta y huelga, hasta el propio Rector Barros Sierra, izó la Bandera Nacional a media asta en las instalaciones de la UNAM.

De inicio, el gobierno trató de reprimir las manifetaciones con grupos de choque y burócratas enviados a la fuerza para disolverlas; luego, algunos de ellos, repudiando, hicieron famoso el balido imitando borregos: "beee …no vamos, …beee, nos llevan".

Lo cierto es que ese 2 de Octubre, representó el despertar mexicano, iniciando el proceso de una verdadera democratización, aunque aún no hemos logrado hacerla madurar, pero que permitió la concientización para abolir la llamada "dictadura perfecta", denuncia hecha por el peruano Mario Vargas Llosa, durante un programa televisivo.

Medio siglo es mucho tiempo de vida, tanto que las nuevas generaciones ignoran los hechos - sabidos o discutidos - y es bueno que conozcan, porque dicen que "quien no conoce la historia tiende a repetirla".

Si los vivió, le invito a recordar con sus muchachos esa dolorosa historia. [email protected]

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Escrito en: Yamil Darwich

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