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LA CULTURA Y SU IMPACTO EN SITUACIONES DE CONFLICTOLA CULTURA Y SU IMPACTO EN SITUACIONES DE CONFLICTO

La semana pasada, durante una conversación informal con una ex compañera de la universidad, surgió el tema de la cultura de los grupos con quienes convivimos frecuentemente. Grupos a los cuales no necesariamente pertenecemos, pero con quienes interactuamos por razones diversas, por ejemplo, en el trabajo, en una fiesta o reunión social, en la escuela, en algún grupo en las redes sociales, etc.

Grupos que debido a su cultura o manera de ser debido a las características y antecedentes personales de los miembros, específicamente su diversidad, puede ser fácil adaptarnos o entrar en conflicto con ellos. ¿Cual es el impacto de nuestra identidad o características culturales en el modo que interactuamos con otros y hasta que grado nuestras diferencias terminan (o son susceptibles) en conflicto?

Según el diccionario de la Real Academia Española, cultura puede ser un conjunto de conocimientos que permite a una persona desarrollar un juicio crítico, pero también puede ser un conjunto de costumbres o estilos de vida de una persona o grupo social. Es esta segunda versión de la definición que será utilizada como referencia en este artículo.

Cultura es una función humana que nos ha sido transmitida por nuestros antepasados y que pasaremos a generaciones futuras. Cultura incluye valores o principios basados en nuestras raíces, el medio ambiente donde desarrollamos nuestro sentido de identidad y carácter, etnia y ciertos elementos que forman parte de nuestra persona, por ejemplo, formación académica, origen geográfico, religión, orientación sexual, género, etc.

Por medio de esta cultura, tenemos una idea de quienes somos, nuestros patrones de comportamiento o a que grupo(s) pertenecemos. Estos aspectos culturales determinan nuestra identidad social y es manifestada en nuestros puntos de vista políticos, religiosos, socioeconómicos, y en general, la manera de interactuar.

Esta identidad social es un elemento que nos conduce hacia grupos específicos a los que decidimos pertenecer. En la mayoría de los casos, tenemos un buen entendimiento de esta identidad, por lo tanto, estamos conscientes de ella, pero en otros no la tenemos clara o la ignoramos en nuestras decisiones, lo cual puede dar lugar a conflictos con individuos quienes no coinciden con nuestros puntos de vista. Para ilustrar este punto, comento el caso de un supervisor que no solamente era un autócrata en su manera de dirigir, sino también trataba a otros de manera arrogante y degradante.

Un día, descubrí que esta persona simpatizaba con la ideología nazi, específicamente, su opinión de ver a ciertos grupos étnicos con inferioridad, lo cual me molestó bastante. Sus puntos de vista y los míos eran claramente diferentes y yo no estaba dispuesto a negociarlos, así que para prevenir una confrontación o conflicto, decidí buscar otro puesto dentro de la misma organización y me cambié de localización.

El conflicto es un proceso entre dos personas, una persona y un grupo, o dos grupos en donde hay diferencias en percepciones, intereses y preferencias. Un conflicto inicia cuando una de las partes percibe que la otra los ha ofendido en algo importante, por ejemplo, las relaciones maritales o el modo de manejar el dinero en el caso de una pareja. O las diferencias entre dos grupos o sociedades debido a creencias religiosas, generacionales, afiliación política, costumbres relacionadas a status socioeconómico o simplemente un mal entendimiento, es decir, aspectos que tienen que ver con valores, principios, personalidades, educación, metas, expectativas y dificultades en la comunicación.

Eventos que incluyen sensaciones de humillación, choque de valores, trato injusto, etc., pueden desencadenar un conflicto difícil de controlar, aunque no imposible de manejar.

Un conflicto muchas veces tiene consecuencias negativas, pero no siempre. Algunas veces, un conflicto permite que los puntos de vista o expectativas diferentes salgan a la luz y se logren platicar, analizar y negociar, lográndose así un mejoramiento en la relación entre las personas o grupos. Un conflicto, aunque quizás emocionalmente doloroso, puede conducir a un buen crecimiento personal si es resuelto favorablemente para ambas partes a pesar de que se tenga que sacrificar algo.

En algunos casos, como el del supervisor que presenté en párrafos anteriores donde un choque de valores es inminente, una separación es recomendable, ya que una negociación no sería realista ni práctica, a menos que una de las partes cambie radicalmente.

Una identidad cultural puede tener un gran impacto en nuestras vidas, ya que influye directamente en nuestras costumbres, por ejemplo, con quien y dónde vivimos, con quien socializamos, cómo nos comunicamos, que comemos, cómo vestimos, donde trabajamos, etc.

La realidad es que vivimos en una sociedad muy diversa en donde existirá gente que no necesariamente coincidirá totalmente con nuestras costumbres. Una sociedad diversa tiene sus ventajas, ya que se puede enriquecer con puntos de vista diferentes y creativos. Con algunas excepciones, mas que a una diversidad cultural en si misma, los conflictos surgen debido una falta de flexibilidad directamente relacionada a ignorancia o problemas de educación o a la falta de un entendimiento maduro para aceptar a personas o grupos culturalmente diferentes. Gracias por leer este artículo.

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