SOBRE LAS EXPERIENCIAS NEGATIVAS DURANTE LA INFANCIASOBRE LAS EXPERIENCIAS NEGATIVAS DURANTE LA INFANCIA
La experiencia de trabajar con prisioneros y ex prisioneros por mas de un cuarto de siglo me permitió obtener una perspectiva mas amplia y profunda sobre el impacto de ciertas vivencias durante la infancia, específicamente la influencia de estas vivencias en el desarrollo del carácter y en la conducta en general durante la etapa adulta.
El trabajo con esta población, quienes en un alto porcentaje vivieron un ambiente familiar y social caótico, y pasaron por trauma psicológico serio durante su niñez, me hizo reflexionar sobre la existencia de situaciones llamadas Experiencias Adversas durante la Infancia (EAI).
Ejemplos de manifestaciones emocionales y conductuales como resultado de estas experiencias adversas a una edad temprana habían sido problemas en el trabajo, delincuencia o crimen organizado, abuso de alcohol y/o drogas, participación en pandillas, violencia, capacidad deficiente como padres y algunos problemas mentales como ansiedad, depresión, intentos suicidas, trastornos de personalidad, etc., de ahí la importancia que nos demos cuenta de que este tipo de experiencias puedan crear muchos de los problemas sociales, traumas y desviaciones mentales que observamos en la gente, y mucho más importante, que pensemos en hacer algo para prevenirlas o controlarlas.
Las experiencias adversas infantiles son aquellas circunstancias del medio ambiente que un niño o niña (normalmente, antes de los 18 años) vive, y que producen un efecto negativo y dañino a nivel físico y/o psicológico. Ejemplos de estas experiencias adversas podrían ser maltrato emocional, presenciar violencia en el hogar (especialmente violencia hacia la madre) y en la comunidad, sufrir abuso físico o sexual, separación de los padres, abuso de alcohol o drogas en el ambiente familiar, enfermedad mental de los padres o algún otro familiar cercano, etc. Circunstancias ambientales que regularmente están fuera del control de ese niño o niña.
Una investigación realizada por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos (1998) encontró que las experiencias adversas infantiles habían impactado negativamente en la salud física y mental de mas del 60% de los adultos encuestados, y que habían tenido una relación directa en el riesgo de tener problemas sociales como adultos.
Una experiencia adversa puede ser suficiente para crear un problema negativo en una persona, sin embargo, entre mas experiencias adversas de niño o adolescente, más alta la probabilidad de problemas a nivel emocional, social, de capacidad intelectual y de desarrollar hábitos no saludables como fumar, consumir alcohol y drogas excesivamente, comer en forma compulsiva, vida sexual desorganizada y aislamiento social durante la etapa adulta.
Marie Leiner, PhD, catedrática e investigadora de Texas Tech University, fue parte de un equipo de investigadores quienes hicieron un estudio sobre el impacto de la violencia en los niños de Ciudad Juarez, Chihuahua (2010), durante la época cuando la violencia debido al narcotráfico estaba en su auge. Los resultados de este estudio sugieren que muchos de los niños expuestos a la violencia colectiva o masiva habían sido afectados en su salud mental.
Ejemplos de estas experiencias incluyen ver cuerpos decapitados, presenciar raptos y asesinatos, observar y escuchar gritos y balaceras durante peleas entre grupos del crimen organizado o las fuerzas militares, etc. Algunas de estos problemas de salud mental incluyeron agresividad, ansiedad, depresión y trastornos de atención.
Aunque este estudio no menciona el concepto de experiencias adversas infantiles puedo decir que el impacto de la violencia en Cd. Juárez sobre los niños en esa época, tiene el mismo efecto de cualquier otra experiencia adversa. La exposición de los niños a la violencia en la comunidad está entre uno de los factores mas dañinos en su manera de pensar, sentir y comportarse. Debido a la inmadurez y vulnerabilidad emocional de los niños, y del hecho que aún están en proceso de desarrollo psicológico, el trauma que ellos sufren como resultado de las imágenes de terror después de presenciar actos violentos no son fáciles de erradicar, a menos que reciban un tratamiento psicológico bien enfocado y estructurado.
Con frecuencia, los padres de los niños expuestos a experiencias adversas no se enteran de sus vivencias complicadas, no saben que hacer, o quizás con la buena intención de olvidarse de la mala experiencia y seguir con sus vidas normalmente no escatiman la importancia del impacto de una experiencia traumática en el aspecto psicológico o emocional de los niños.
Lo bueno es que existen opciones para estos niños, ya que existen programas clínicos efectivos para el tratamiento del trauma. Observación cuidadosa por parte de los padres, médicos y maestros, detección temprana de problemas conductuales en niños que fueron expuestos a experiencias adversas o traumáticas e intervención inmediata de un psicólogo clínico o psiquiatra con entrenamiento en el tratamiento de trauma psicológico, son muy importantes para el mejoramiento no solamente en la calidad de vida y el futuro de estos niños, sino también la de sus familias y la comunidad en general. Gracias por su interés en esta columna.
