EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Democracia... ¿sin partidos?

Sobreaviso

RENÉ DELGADO

A legitimidad de la elección presidencial fue objeto de reconocimiento inmediato e, incluso, por la contundencia del resultado, hubo quienes fueron más lejos. Al menos, el réferi de la contienda, Lorenzo Córdova, sentenció: "México es una democracia cada vez más consolidada".

Ahora, sin embargo, la democracia es un fenómeno inexplicable: tras la elección, los partidos opositores desaparecieron y aparecieron las pandillas. Se reprodujo lo sucedido al crimen organizado, sin líderes, cuadros o capos los partidos se descompusieron en bandas menos profesionales y más voraces, desesperadas, ambiciosas o desorientadas.

Una cosa es la fortaleza de un movimiento con una crisis de crecimiento, otra la debilidad de las oposiciones con una crisis de decrecimiento.

***

Ante ese cuadro, el temor a la concentración del poder en un solo hombre, la ausencia de contrapesos y el miedo a la aplanadora legislativa es un grito ahogado.

Sin excepción, los partidos opositores manifiestan desinterés por la circunstancia nacional e interés por la circunstancia grupal al interior de su deteriorada y frágil estructura. Protagonizan una lucha no por la sobrevivencia de la estructura partidaria, sino por los desechos de su ruina.

Claro, de vez en vez, uno u otro cuadro partidista formula alguna declaración cajonera, anunciando la entereza de su actuación ante el próximo gobierno, pero en lo inmediato -y, hoy, el tiempo y la velocidad son claves- su esfuerzo y energía se concentra en la pepena de los restos del naufragio de su partido.

A su estilo, las oposiciones pelean hacia dentro los puestos de mando y las prerrogativas, eluden el análisis de su derrota, evaden la solución de su problema, postergan el relevo de sus direcciones o reparten los mendrugos restantes en su pobre alforja política. Dirigentes y cuadros reconocen el triunfo ajeno, pero ignoran la derrota propia.

De los candidatos presidenciales perdedores, ni hablar. Resolvieron guardarse, no rendir cuentas ni reflexionar sobre lo sucedido. Un desangelado agradecimiento a quienes creyeron en ellos selló su participación.

***

Cuanto ocurre en la segunda fuerza política, Acción Nacional, es increíble.

Damián Zepeda habla de falta de unidad y traición, sin reconocerse en ella. Actúa con la cachucha de dirigente y senador electo, suspirando por la coordinación parlamentaria y anhelando heredar la dirección partidista a algún allegado a su grupo. Si la moda es premiar errores, por qué va a renunciar a su condecoración. Pero no sólo es él, en el albiazul hay más aspirantes a la coordinación parlamentaria que senadores.

En el pleito por las coordinaciones parlamentarias, hay un absurdo. Dada la facultad del presidente del partido de nombrarlos, a saber si quienes resulten designados permanecerán ahí en cuanto se elija al próximo dirigente albiazul y eso será hasta el 21 de octubre. Ratificados o no, los coordinadores actuarán sin mucho tino ni certeza. No puede ser de otro modo.

Por lo demás, el inicio del periodo legislativo será clave para el próximo gobierno. Buena parte del entramado jurídico que requiere para operar deberá resolverse cuanto antes y, ni qué, la segunda fuerza en el Congreso de la Unión no estará en condición.

El cuadro de la renovación de la dirigencia de Acción Nacional no es muy distinto. Hasta los traidores se apuntan como factores de unidad, personajes de los cuales ni su sombra se fía, hoy juran saber cómo enderezar al partido. Ojalá los cuadros experimentados y con doctrina incidan más en la situación panista. De no ser así, lejos de remontar, el albiazul profundizará su crisis.

***

En el PRI atemperaron su situación de la forma más fácil, postergándola.

La sombra sin cuerpo de su jefe político, Enrique Peña Nieto, aún amedrenta a los interesados en tomar y replantear el partido. Mientras, no atan ni desatan. Dejaron a Claudia Ruiz Massieu al frente del tricolor para concluir el periodo 2015-2019, por el cual desfilaron seis dirigentes. Organizar un orfelinato no es cosa sencilla. Hasta el próximo año se sabrá la suerte del Revolucionario Institucional.

Pese a la emergencia, el priismo actuó como siempre. La coordinación en el Senado se entregó a Miguel Ángel Osorio Chong, quien de entrada vivirá una paradoja. Ya descalificó la recreación de la Secretaría de Seguridad, pero su jefe aceptó enviar la iniciativa para restituirla y, entonces, ¿cómo va a actuar, siendo que la inseguridad pública es uno de los problemas que Peña Nieto reconoce como mal atendido y del cual el encargado era el pastor de hoy?

A su vez, el coordinador de los diputados, René Juárez, asegura que los legisladores tricolores actuarán sin cerrazón ni sumisión frente al próximo gobierno, pero no ante el actual.

Vaya oposición sin dirección, rumbo ni destino.

***

El perredismo sencillamente repartió la restante y pequeña rebanada.

En el Senado, el coordinador será Miguel Ángel Mancera, quien llegó al escaño por la vía de Acción Nacional y manifiesta no ser miembro del Partido de la Revolución Democrática. Y, en la Cámara de Diputados, el sol azteca inventó una coordinación rotativa con un singular elenco anual: el impresentable potosino Ricardo Gallardo Cardona; Verónica Juárez Piña, cuya posibilidad la mancha el ex delegado de Coyoacán Mauricio Toledo; y, al final, Héctor Serrano, el ex secretario de Gobierno capitalino que entregó malas cuentas electorales hace tres años.

Esa es la supuesta izquierda única y verdadera en el Congreso.

***

La democracia mexicana es un milagro... sin partidos.

EL SOCAVÓN GERARDO RUIZ

Al mal paso, darle prisa: el socavón político es mucho más grande de lo visto y dicho.

[email protected]

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Sobreaviso

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1492954

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx