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La maestra y los regaños al presidente

Sin lugar a dudas

PATRICIO DE LA FUENTE
Para quienes ambicionan el poder, no existe una vía media entre la cumbre y el precipicio".

— Tácito

Hace muchos años, Salvador Dalí dijo que jamás regresaría a México pues no soportaba visitar un país más surrealista que sus pinturas. Si pudiera ver lo que ocurre por estos lares, el genio español se volvería a morir.

En vista de los líos entre los que ya mero se van con los de la cuarta transformación que llega, muchos no saben si presenciar la picaresca nacional desde la comedia, la tragedia o ambas cosas a la vez. Algo me dice que necesitaremos de grandes dosis de té de tila y algo de humor para no acabar medio locos.

Vaya que el lunes fue un muy mal día para el Presidente de la República. Cosa inédita, riesgos de haber claudicado el ejercicio del poder de forma anticipada, las decisiones ya no las toma él sino el que viene.

López Obrador marca agenda, determina el ritmo, somete a consulta nuestra atribulada circunstancia, anticipa el porvenir, altera, si quiere, el cauce del río. Su capital político es amplio, el poder que detentará igual o mayor al de cualquier presidente en tiempos modernos. A todo ello sumémosle un ingrediente que hasta sus críticos le reconocen: carisma.

Enrique Peña Nieto y su grupo, muchos de los que se sintieron todo poderosos, soberbios, ufanos e hicieron y deshicieron a sus anchas, terminaron sometidos y expuestos en público, en su propia casa, y no sólo una sino dos veces.

Al presidente constitucional, es un decir, le corrigió la plana una ex lideresa magisterial que adelantó la muerte de la Reforma Educativa -uno de los más grandes orgullos de Peña Nieto en sus propias palabras- y también le puso tache López Obrador cuando anunció, desde Palacio Nacional, que dicha reforma sería cancelada.

En el marco del lunes negro del todavía mandatario, millones de niños volvieron a clases pero también lo hizo, y por la puerta grande, Elba Esther Gordillo. Justamente lo platicábamos el viernes en Contextos de Noticieros Grem: en política no se expiden certificados de defunción pues la muerte es relativa. Además, los segundos actos ocurren en momentos francamente inesperados.

Sí, la maestra volvió para contar su propia historia y reeditar a conveniencia algunos párrafos. Gordillo pretende escribir las siguientes páginas de la política sindical y también busca cobrar, una por una, las facturas pendientes.

Faltaba más, a la maestra los suyos la recibieron con aplausos y porras en un salón de famoso y capitalino hotel de Polanco. No podía ser de otra forma, se fue con estruendo y haciendo ruido, regresa del mismo modo.

Elba Esther Gordillo está entera, rejuvenecida, lúcida, desafiante como en los tiempos de gloria. Poderosa, etérea, atemporal, transexenal. De la lideresa que sus abogados describían grave y al borde de la muerte, nada. A la maestra le sobran vidas.

Sin decir nombres, quien fuera la mujer más influyente de México, ya se dio el lujo de escribir el epitafio político del sexenio y del todavía presidente en funciones.

Pero no solamente lo escribió, sino que también se lo dijo en la cara y casi lo regañó para que no quepan dudas de quién mandará en el sindicato de ahora en adelante. Tu poder dura seis años, el mío trasciende cualquier presidente, parece haberle querido decir no solo a Don Enrique sino a Juan Díaz de la Torre, a Aurelio Nuño, quizá a Videgaray más los que se acumulen en la lista.

Pero también, ni tarda ni perezosa, la Maestra Gordillo anunció que demandará al periodista Carlos Loret, otro de sus enemigos, por difamación moral. Les digo, viene con todo.

"Lamento también que algunas actitudes que se me atribuyen hayan contribuido a que fuéramos un blanco fácil: un chivo expiatorio al que se le culpó de todo pero, sobre todo, lamento que quienes debían defenderlos no lo hicieron y los traicionaron", dice Elba Esther, y ahonda para aquellos que todavía dudan si pretende o no regresar a dirigir una de las agrupaciones sindicales más importantes de América Latina.

"Fuimos una organización fuerte y auto determinada. Es preciso enfrentar el momento y recuperar su fortaleza con grandeza de espíritu, pero con contundencia, pues estamos obligados como trabajadores de la educación a organizarlo", remata.

En tanto, cual alumno mal portado, el Presidente Enrique Peña Nieto no tuvo más remedio que doblar las manos y jurar que nada tuvo que ver en la persecución contra Elba Esther Gordillo. Pocos le creyeron.

Sí, Salvador Dalí se volvería a morir. No sólo vivimos en un país surrealista, sino también increíble.

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