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Privatización de la violencia

DAVID PÉREZ

En los años ochentas inició en México la versión local de un movimiento que a nivel global contaba ya con múltiples manifestaciones: la privatización de los bienes públicos. El movimiento consiste en transitar de un Estado que interviene y regula la dimensión económica de una sociedad a un Estado que sede esa administración a particulares. Así la privatización de los ferrocarriles, de la industria eléctrica y de medios de comunicación fueron los primeras expresiones en México de este proceso. ¿Y el uso de la violencia se puede privatizar? A continuación se sugieren algunas perspectivas para la comprensión de la evolución en el uso de la violencia y el control de su dimensión económica.

Con el concepto de "monopolio de la violencia" propuesto por Max Weber como característica del Estado. En El político y el científico (2012), Weber afirma que algo será un Estado en la medida que atiende y satisface la demanda del monopolio del uso legítimo de la violencia. El uso legítimo de la violencia se basa en que el Estado pueda proporcionar un orden social. La legitimidad, con la que el Estado haga uso del monopolio de la fuerza que le fue concedido, está directamente relacionada con la confianza que una sociedad puede tener de su propio Estado.

Para complementar la noción de "monopolio de la violencia" se puede abordar la noción de poder en las sociedades modernas. En ese contexto Robert Dhal, en su artículo ¿Qué es el poder? (1957), propone el poder como las relaciones de un sujeto o grupo con otros; sugiere el uso de la persuasión para que los distintos actores de una sociedad moderna funcionen como tal. Sin embargo, como el mismo Dhal criticó, este estado "ideal" del uso del poder no siempre se corresponde con el uso "real".

Como muestra de un análisis crítico del uso del poder y de la violencia se puede seguir a Steven Lukes. Concretamente el aporte que este teórico político y social sugiere en El poder: un enfoque radical (1985); su propuesta se basa en realizar un análisis conceptual del poder que permita una interpretación de las distintas formas y estructuras en las que se puede concretizar una relación de poder; su transición de la sociedad al Estado y de éste a actores privados.

Iris Marion Young, quien propone, entre otras cosas, en Responsabilidad por la justicia (2011) la categoría de injusticia estructural para reflexionar sobre grandes colectivos que son sometidos sistemáticamente por otros, y se pretende, por diversos medios, mantenerles así. Una de las ideas transversales del trabajo de Marion Young es la responsabilidad de aquellos que no son agentes del Estado pero establecen una disputa por el control de la violencia y sus efectos. Sus aportes sugieren otras dos categorías que ayudan a la interpretación de la transición del monopolio de la violencia: poscolonialidad y globalidad.

La necreopolítica es una categoría de la corriente teórica de la poscolonialidad. Tal como la postula Achille Mbembe (2011), esta categoría analiza las formas contemporáneas de sumisión de la vida al poder de la muerte, también se pregunta cómo dichas formas reconfiguran las relaciones en una sociedad, y además, busca hacer notar las nuevas formas de existencia social en las que a sectores de la población se les confiere el estatus de muertos-vivientes. En dicha teoría, el poder de dar muerte, que reside en el Estado, es compartido entre actores privados difusos. Es una teoría que parte del poder de regular o dominar la vida (biopoder), y al mismo tiempo, va más allá, al preguntarse por el poder de regular la muerte con fines económicos.

En cuanto a la categoría de globalidad, Mary Kaldor (2001) sugiere que el ejercicio del poder a nivel global adquiere forma en la expresión: "nuevas guerras". Esta categoría da cuenta de la evolución de un conflicto armado en el que no siempre hay un frente de batalla definido, actores armados claros, naciones en disputa, inicio y fin del periodo de guerra, y la regulación internacional no aplica. Al modelo "clásico" de guerrera se le añade: intereses del mercado global y civiles en "combate". Aquí se considera importante señalar las observaciones que Stathis Kalyvas ha realizado sobre la validez de la distinción entre "viejas" y "nuevas" guerras (2001), concretamente en lo que respecta al presupuesto de que las "nuevas" son una evolución de las guerras civiles del siglo pasado; así como su propuesta (2015) de distinguir algunos elementos de las "antiguas" guerras que sí permiten la comprensión de los actuales fenómenos de violencia armada masiva en una sociedad que no es exclusiva de agentes del Estado.

En suma, hay muchos elementos de análisis y de interpretación que permiten cuestionar la violencia como "empresa pública" exclusivamente. Desde el ámbito económico se puede comprender el papel que han jugado los actores y estructuras estatales en la regulación de la violencia; y permite preguntarse si esta degradación del monopolio de la violencia fue efecto de una disputa o de un acuerdo.

Twitter: @davidsecular

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