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TORREÓN, ¡CÓMO VA CAMBIANDO TORREÓN! / iii

(Segunda y última parte)

Volviendo al poniente de la ciudad, y antes de llegar a la Alameda Zaragoza, nos topamos por la Avenida Matamoros hermosas edificaciones que sirvieron de residencias para las personas "pudientes", que tenían los suficientes medios económicos para mandarlas construir, y que se mantienen aún en pie, como el edificio que actualmente ocupa la Alianza Francesa, donde desde hace décadas observamos en su exterior una réplica en miniatura de la famosa Torre Eiffel que al parecer nos "grita" que vayamos a conocer la original de más de doscientos metros que se encuentra en la capital del país de Francia, la hermosa ciudad de Paris, y otras que en la actualidad se utilizan para dar cabida a restaurantes y bares, pero que afortunadamente han conservado su originalidad.

Otras aún las podemos encontrar por la continuación de la Avenida Morelos y la Avenida Allende hasta antes de llegar a la Alameda Zaragoza. Alrededor de la misma, aún se encuentran en pie verdaderas residencias, tal vez de mediados del pasado siglo XX, varias en su estilo original, otras totalmente remodeladas, sobre todo, por la Calle González Ortega, como la que se ubica en la esquina de esta calle y la Avenida Juárez y otras más cerca de ésta última.

Y llegamos a la Alameda Zaragoza, en aquellos años de fines del 68', aun con ojos de "provinciano", la veía muy "descuidada", pues la comparaba, aunque se menciona que las comparaciones son odiosas, con la Alameda también del mismo nombre ubicada en la capital del Estado. Veía, eso sí, su hermosa fuente con una figura ubicada en su frente, tal vez de mármol, que aun sin conocer su nombre me daba la impresión de estar en una posición "pensante".

Mucho tiempo después, supe que así se conocía y que pertenecía a un miembro de la familia de los "Médicis", un tal Lorenzo, que en mis pocos conocimientos de geografía y matemáticas en aquellos entonces y aún a la fecha. Y en su centro, su kiosco, que no llamó mi atención. Tuvieron que pasar muchas décadas y tal vez fue en la administración municipal del Lic. Braulio, que sus corredores fueran adoquinadas, el lago Coahuila, que mucho tiempo después supe u observé que tenía el contorno de nuestro estado, fue hermoseado, conservando, eso sí, las figuras de varias ranas que por su boca salían chorros de agua.

Todavía hubieron de pasar muchos años para que sus corredores se convirtieran en lo que un día se conociera como la Calzada de los escritores, en los cuales, por aquí y por allá, empezaron a colocarse bustos de personajes que según leía en los periódicos se había distinguido como "intelectuales", como escritores, y que el cabildo municipal quiso ir reconociendo colocando sus bustos con sus respectivas placas, donde aparecía su nombre y algo de su obra.

Lamentablemente, la mayoría de ellas fueron desapareciendo y en la actualidad tan sólo observamos la base donde estos bustos se ubicaban. Por el otro costado de La Alameda, se encuentra una gran biblioteca con el nombre José García de Letona, la cual en lo personal visitaba con cierta frecuencia en mis épocas de estudiante y aún muchos años después, hasta que dejé de visitarla al aparecer el Internet.

Me tocó vivir varias ampliaciones y remodelaciones y siempre llamó mi atención un hermoso vitral de vistosos colores y que mucho tiempo después supe que pertenecía a una de las pinturas que Salvador Tarazona plasmó en el Palacio Rosa de Saltillo.

"Una ciudad es aquella que nos acoje cuando las personas que habitan en ella no lo hicieron".

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 TORREÓN, ¡CÓMO VA CAMBIANDO TORREÓN! / III Por: Dr. Leonel Rodríguez R.

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