Con el amplísimo triunfo que Andrés Manuel López Obrador obtuvo en las urnas, el candidato ganador - cuestión de que se cumplan los plazos para obtener la categoría de presidente electo- de la elección presidencial del pasado primero de julio empieza en la práctica a gobernar mucho antes de que asuma el poder formalmente el próximo primero de diciembre. Pronto, por disposición legal tendrá incluso presupuesto público para iniciar formalmente el proceso de entrega-recepción, el futuro presidente dicta instrucciones, plantea para ya instrucciones. El enorme bono democrático que posee le da para eso.
López Obrador aprovecha su posición para seguir en campaña: reitera la venta del avión presidencial y puntualiza que las pensiones de los ex presidentes serán canceladas. Asegura que en su gobierno nadie ganará más de 80 mil pesos mensuales, con lo cual claro está que los mejores talentos del país no podrán ser reclutados. También insiste sobre el asunto de la selección del próximo fiscal, donde advierte que él no seguirá la propuesta de la creación de la fiscalía general autónoma del Poder Ejecutivo. Todo esto es válido, él ganó y goza de un poder real que puede usar a placer dentro de la ley, entre ello, mandar al diablo la propuesta de la fiscalía autónoma, al final de cuenta López Obrador ganó el Congreso, así que lo que él disponga así se hará.
Los mexicanos pues estamos a la expectativa de qué tan capaz podrá ser el próximo presidente de México en cuanto cumplir lo que prometió en doce años de ininterrumpida campaña. La esperanza de que así sea, es el deseo de los millones que votaron por él y de otros tantos ciudadanos que coincidimos que la corrupción es el principal lastre de este país. El tiempo dispondrá.
En tanto, en Torreón tenemos alcalde reelecto. Jorge Zermeño Infante ratificó que cuenta con el respaldo popular para ampliar su administración tres años más. El actual presidente municipal obtuvo un 152 mil votos este año, creciendo en más de 13 mil votos que él mismo había obtenido un año antes. Sin duda, Jorge Zermeño es un alcalde con gran respaldo. Lo extraño es que en la capital sucedió un efecto similar. El alcalde de la capital del estado, Manolo González Salinas obtuvo también una cifra histórica de sufragios, cuando los saltillenses le otorgaron 174 mil votos, siendo también cifra histórica. Curioso en Torreón un presidente panista de madura edad avasalla; en la capital un priista joven hace lo propio, mientras en las dos ciudades tanto PRI como PAN son superados en la elección presidencial por AMLO. Extraño de verdad.
En estas condiciones y apenas pasadas las elecciones, en nuestra región todo vuelve a la normalidad. En La Laguna, mientras en Gómez Palacio la alcaldesa Leticia Herrera tardó unos días en expresar su opinión luego de la barrida que le dieron a su partido en todas las categorías que participó, en Torreón apenas unos pocos días el alcalde Zermeño sube a la arena política con ganas de confrontación.
Primero, aprovechando el foro público que por la naturaleza del puesto que detenta posee, critica la semana pasada el desempeño del Simas Rural, órgano descentralizado dependiente de la rectoría del gobierno estatal ya que desde hace años, esta institución tiene un desempeño lleno de desorden. Luego, apenas el lunes pasado de nueva cuenta el edil exige que se agilicen las obras del metrobús, ejecutadas por el gobierno del Estado. Al día siguiente dentro de la presentación de la campaña Anda Bien auspiciada por el Consejo de Vialidad de Torreón y por el propio ayuntamiento que el licenciado Zermeño preside, nuevamente aprovecha para criticar la manera en cómo el gobierno de Coahuila expide las licencias de manejo.
La realidad es que el alcalde tiene razón: el Simas rural es poco menos que un verdadero desmadre; las obras del metrobús han tardado una eternidad, y esto ha sido un suplicio para miles de automovilistas con el desquiciamiento del bulevar Revolución y las calles Ramos Arizpe y Múzquiz. Lo de las licencias tiene sus asegunes, en ese plano hay muchas cosas que criticar, muchas cosas de la administración que él preside, pero curioso, de ésas no le gusta hablar.
Es extraño la postura de Zermeño, por más votos que haya sacado, tal vez confrontarse con el gobernador del Estado no sea una buena opción. Basta recordar la terquedad de José Ángel Pérez que hizo lo propio cuando fue presidente municipal y enfrentó al titular del ejecutivo del Estado, y así le fue a Torreón. ¿Zermeño será tan testarudo como José Ángel Pérez? Igual al rato lo podríamos ver colgado de López, tal como lo ha hecho Pérez.
