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El Diablo

Diálogo

YAMIL DARWICH

Jeidkol Polevnsky, presidenta de MORENA, amenazante con revestimiento de determinación, advirtió que de haber fraude en las elecciones "se van a encontrar con el diablo"; basó su declaración en las encuestas que ubicaban al Peje por encima de los otros contendientes; él, afirmó que sería su última campaña electoral y ahora se distancia de su declaración de "soltar al tigre", cambiándolo por "reconciliación".

El diablo es una figura mítica, existente desde la aparición del humano sobre la Tierra; el mal que generó enfermedad y muerte entre los cavernarios; dios de la oscuridad, temido por las primeras civilizaciones; Baal, deidad de la fecundidad y vida de los babilonios, malignizado por los israelitas que insistieron y lograron imponer al Dios de Abraham, nuestro antecedente; o el espíritu maligno, que tentó a Jesús en el desierto y que invadía cuerpos desplazando espíritus entre los judíos. Hay otros dioses en las culturas orientales e indias y, desde luego, en nuestra mitología indígena, caso de Tzitzimime: demonio azteca que destruía al mundo en cada eclipse.

Para algunos pensadores de éstos tiempos posmodernos, el diablo es una manifestación del lado negativo y oscuro que poseemos los humanos en nuestros constructos mentales, sensibilizados al aprendizaje cultural; es ese que despierta apetitos inmorales, particularmente los que se refieren al poder material medido en signos de pesos -dólares-, que de fondo, representan seguridad para los inseguros.

Diálogar sobre la moralidades es otro tema.

"Se te va a aparecer el diablo", es amenaza repetida en nuestra cultura mexicana, personaje que lo llegamos a representar con cuernos, cola y patas de cabra - muchas veces vestido charro negro - que sirve para estimular el buen comportamiento entre los menores desobedientes y/o intentar contener a los adultos que están cometiendo acciones inapropiadas, según nuestra jerarquización de valores; también es una advertencia clara para aquellos que se oponen a la voluntad del amenazante y que puede representar violencia la física y/o psicológica.

Ya con anterioridad, AMLO, había lanzado otra advertencia: "voy a soltar al tigre", dejando la interpretación de violencia física a sus declaraciones; ahora advierte que en su mística postura de paz y amor no actuará con violencia y aplicará el perdón - juez que exculpa - a algunos perseguidos por la ley mexicana, ¡hasta darles poder libertario! Su presidenta de partido lo contradice y con la declaración genera temor, por la posible administración represiva. ¿Intencionalmente provocado?

Sin duda, el diablo, espíritu mitológico maligno o escencia que genera acciones para ofender a otros está bien instalado en México y el flamante nuevo tlatoani lo identifica perfectamente. ¿Lo exorcisará?

¡Claro que creo en el demonio!, ese que permite a politiqueros abandonar el bien común, quienes nos tienen seriamente infectados y que utilizan el puesto de poder para abusar y enriquecerse, desconociendo la definición del escritor inglés George Orwell: "El poder es un medio, no un fin", sin que los influya, desgraciadamente. AMLO "barrerá escaleras de arriba abajo".

Es el diablo quien motiva violencia en los asesinos que diariamente nos asustan con homicidios a lo largo del país, lanzando cuerpos desmembrados en las calles o haciendo desaparecer a personas, provocando sufrimiento prolongado de sus familiares, quienes no pueden cerrar su duelo. AMLO asegura combatirlo con un mando único y cambios de estrategias.

Sólo el lado negativo influye a personas que promueven la corrupción: administradores que aprovechan su posición para robar, vigilantes que contrario a su función maltratan y roban a los transeúntes, trabajadores que sustraen materiales de sus empresas y todos aquellos que favorecen, con su actuar, a la "mordida", rompiendo con todos los principios de civilidad y buen desempeño ciudadano. Es el demonio, quien se ha apoderado de los empresarios abusadores, que escamotean a sus empleados lo ganado lícitamente. AMLO promete acabar las injusticias, incluyendo a los suyos en "la limpia".

Es satanás, quien permanentemente provoca a los jóvenes y algunos adultos para caer en la tentación y decidirse por lo fácil, refugiarse en las drogas o cometer el robo que les permita ser partícipes del consumismo. Se vale del deseo y sentimiento, generándoles desesperanza y pocas expectativas del futuro. Educación - ¿de calidad? - y dinero regalado para que estudien, remedio de AMLO.

Esperemos que López Obrador, ahora electo como presidente, sea verdadero exorcista, empezando por combatir la corrupción que desencadena otros males, como la violencia y descomposición social; combata al lucifer que domina al espíritu, influyéndolo hasta hacerle perder consciencia y conspirar para cometer acciones incorrectas.

Terminado el período electoral, deseando paz social, mantengámosnos atentos al actuar de AMLO y colaboradores, quienes nos prometieron el cambio verdadero por medio de sus acciones profesionales y honestas.

Ojalá que el diablo no vuelva a dominarnos y como cada seis años suframos nuevos desengaños, esos que nos han debilitado como nación; nos corresponde estar atentos. ¿Acepta?

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