El día de ayer visitó Torreón el candidato de la coalición Por un México Al frente, el panista Ricardo Anaya. La gira promocional inició con una reunión de panistas en el hotel Real Inn sito en la colonia El Fresno de esta misma ciudad y donde además de hablarse entre sus partidarios, aprovecharon para dar entrevistas a medios de comunicación locales.
Posteriormente, Ricardo Anaya celebró un evento en salón situado en la calzada Iberoamericana (salón Condesa) donde claramente llenó el cupo del recinto.
El joven candidato tuvo una intervención de casi una hora, donde cedió la palabra a los candidatos de su partido para el Senado por Coahuila, el eterno Guillermo Anaya- ese que no pasa dos años sin estar con algún hueso desde hace más de 20 años (diputado local 1996-99, diputado federal 2000-2003, alcalde de Torreón 2003-2005, senador de la república 2006-2012, diputado federal plurinominal 2012-2015 , y candidato al gobierno de Coahuila 2017) y la señora Ester Quinta, cuya candidatura desastrosa para la alcaldía en Saltillo fue factor para que su compañero de fórmula senatorial no llegase a la primera magistratura del Estado.
Anaya Cortés decidió venir a esta ciudad sabedor que aquí encontraría un ambiente amigable, ya que Torreón es si no ocurre nada extraño, un bastión de Acción Nacional, a más preciso: una ínsula donde el zermeñismo tiene una clara ventaja sobre sus adversarios políticos.
De hecho, el otrora llamado Joven Maravilla, no desaprovechó para que en el inicio de su intervención, mandase un cordial saludo al alcalde Zermeño, quien no asistió al acto por que éste se realizó en horario de oficina y el edil que está en pos de la reelección, naturalmente estaba impedido a presentarse en el acto de sublimación panista.
En medio de toda esta algarabía que generó entre los suyos el candidato frentista, ocurrió un hecho que bien es digno de comentarse, ya que extrañamente esas circunstancias ya las habíamos vivido los que somos de este medio, claro está con otros actores.
Esto sucedió durante los momentos previos en que se iba a realizar la entrevista que el candidato presidencial Anaya iba a dar a este medio de comunicación, en el hotel donde estuvieron previo al acto masivo.
Minutos antes de sentarse con el entrevistado, nuestros compañeros saludaron a algunos de los presentes, fundamentalmente los cuadros políticos panistas de siempre laguneros: Bernardo González, presidente estatal del partido; Marcelo Torres, Secretario General del CEN del PAN; el senador con licencia y candidato Luis Fernando Salazar (que hasta donde vimos, no estuvo tan cerca de Ricardo Anaya, parece que no olvida como el hoy presidenciable jugó con él cuando buscó la candidatura para gobernador, pero esa es otro historia) Jesús de León Tello, Guillermo Anaya entre otros.
También estaba el presidente municipal de Torreón - sí, ahí estaba el alcalde en horario de oficina- don Jorge Zermeño Infante, quien cuando saludó al representante de este diario le dijo: "estoy muy decepcionado de El Siglo".
Claro que don Jorge en todo su derecho sobre la alusión que le profirió don Jorge a nuestro periodista, él puede pensar que los señalamientos y opiniones periodísticas que aquí sobre su administración son decepcionantes como él las calificó, para nosotros resulta paradójico.
Cuando Rubén Moreira maniobraba para sacar de la agenda pública el tema de la megadeuda y de las abominaciones criminales que se habían cometido en tiempo que gobernó su hermano Humberto y el prófugo Jorge Torres, frecuentemente hostigaba a otros (as) periodistas de El Siglo, aunque de manera más prepotente a la forma que ayer lo hizo Zermeño, quien al menos lo dijo en privado.
Vale pues la pena citar al emperador romano Marco Aurelio: "el verdadero modo de vengarse de una enemigo, es no parecérsele". Así que por lo que sucedió, Jorge Zermeño no es enemigo de Moreira, puesto que se le parece al menos en eso.
