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Ensayo sobre la cultura

Las proyecciones: en el futbol y la política

La gente se proyecta en su equipo favorito y se siente realizada cuando gana y se decepciona cuando pierde. No es el aficionado un jugador; no tiene que entrenar desde su infancia duramente para llegar a obtener un puesto en las ligas menores e ir ascendiendo a las mayores. No tiene las aptitudes físicas y mentales que lo conviertan en un ganador. No lo necesita. La proyección lo hace sentirse parte de ese equipo al que no pertenece, y se realiza o se deprime según su equipo.

Algunos amanecerán hoy deprimidos si pierde México en su primer juego del Mundial y se encontrará compartiendo el cielo de los ángeles si gana. Cualquiera de las dos cosas puede ser causa de ausentismo en el área laboral. La gente busca pretexto tanto para festejar como para curarse la cruda realidad.

El deportista, para competir, lo primero que tiene que tener es disciplina, y una, férrea. No se puede dar el lujo de faltar a los entrenamientos, como tampoco descuidar su salud física. El que llega hasta lo más alto es que ha sabido seguir esa regla, ser cumplido.

Por el contrario, aficionado busca la ocasión para no serlo. En nuestro país, es muy conocido el San lunes, sobre todo en las clases bajas, producto de la falta de compromiso con lo que se hace.

Esto funciona comercialmente y algunos sociólogos también dicen que es una especie de control social. A la sociedad se les dan los distractores necesarios para que no piensen en otras cosas y se evita los movimientos sociales que puedan poner en entredicho a los gobiernos.

Hoy fui a que me hicieran unos estudios al Seguro. Estando en la máquina, estaba rodeado de jóvenes doctores cuya plática era las caricaturas que veían en su infancia. No sé a causa de que salió, pero no se me hizo raro, ya que en la universidad muchos alumnos se encuentran interesados en todo tipo de sagas.

Este tema lo ligo a otra experiencia: la falta del agua en Torreón y las molestias que algunas de las obras causan al automovilista.

Los políticos son como los artistas o los futbolistas, pertenecen al mundo de los famosos. Cuando son candidatos, se presentan como lo mejor del mundo capaces de resolver los problemas. Ya ven al Bronco con su mínimo porcentaje de preferencias, votos que le está quitando a alguien y que puede significar el triunfo o la derrota. No le importa, como tampoco creo que le importe mucho el estado que supuestamente gobierna, ya que no ha hecho todo lo que podía dijo que podía hacer. Pero bueno, que haga el ridículo.

La gente hace proyecciones también en los políticos. Le van a uno porque piensan que les van a venir a resolver sus problemas y se decepcionan cuando no tienen lo prometido.

La gente se cansa de las promesas, y si ven una opción que les baje el cielo, la tierra, las vacaciones y el dinero fácil, a él le van. Nadie piensa la posibilidad numérica del regalo, sobre todo, entre la gente de escasos recursos.

Para quitarnos a los otros de encima, pusimos a estos. La gente, hoy, se queja por la falta de agua en el Centro. La razón, es la falta de mantenimiento a los pozos de Simas. A la gente no le importa si fue herencia de los anteriores o de estos. Los culpables son los que pueden resolver el problema y no lo hacen; cuidado, del plato a la boca se puede caer la sopa y esto es parte de la campaña. Resuelve primero el agua en los vasos y después nos cuentas lo bueno que eres. Cuando este sentimiento se suscita al ir de prisa a un lugar, y nos encontramos varias calles cerradas por alguna reparación que se está haciendo, más se encincha el pueblo; y luego un tránsito, que en lugar de estar dirigiendo el tránsito intenta multar a una automovilista, es el acabose. Donde está el cambio.

Si no es llegar, sino mantenerse. Al ciudadano no le importan las disculpas, como tampoco entrenar para lograr el triunfo de su equipo. Exige porque paga impuestos, y aunque no los pague. Si el año antepasado tenía agua y este no, ¿por quién crees que vaya a votar? Esa es tu verdadera campaña, mostrar la capacidad que tiene tu equipo para resolver problemas; de otra forma, ni aunque prometas las perlas de la virgen.

  Por: José Luis Herrera Arce

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