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Fallas metropolitanas

NUESTRO CONCEPTO

Se ha vuelto lugar común hablar de la mala coordinación, por no decir inexistente, entre los autoridades, locales y estatales, de Coahuila y Durango a la hora de enfrentar los problemas que aquejan a La Laguna. Prácticamente no hay tema metropolitano en el que los abordajes sean diferentes. Cada gobierno atiende a sus intereses inmediatos, vinculados en buena medida al calendario electoral, y los pocos esfuerzos que se conciben desde le centro de la República terminan descarrilados o con rumbos distintos.

El más claro ejemplo hoy es el sistema de transporte metropolitano, impulsado desde hace tres años como parte de los compromisos del presidente Enrique Peña Nieto con La Laguna. Tras años de desfase en las obras, que por el lado de Coahuila avanzan desde 2016, esta semana en Durango por fin dieron visos de comenzar a hacer realidad la promesa. Sin embargo, el proyecto que se impulsa para Gómez Palacio y Lerdo no es el que se elaboró originalmente para toda la zona metropolitana. Más aún, existen dudas sobre las razones del cambio, ya que se había dicho al principio que el proyecto original consideraba un trazo de ruta inapropiado para La Laguna de Durango, pero ahora es precisamente ese trazo el que va en el nuevo proyecto. Al final, el sistema de transporte metropolitano terminará a destiempo en ambos lados y con marcadas diferencias sin que a la fecha se sepa de qué manera se van a empatar ambos planes.

En materia de seguridad, hace unos meses se abrazó con entusiasmo la propuesta de crear un centro de control, comando, comunicación, cómputo y calidad (C5) para toda la zona conurbada de la región. Se llevaron a cabo incluso varias reuniones y se anunció con gran optimismo la voluntad de ambos gobiernos estatales de impulsar el proyecto. No obstante, hace unos días, tras las dudas expuestas por el ayuntamiento de Gómez Palacio, el gobierno de Durango decidió retirar el apoyo al plan propuesto por Coahuila y, en su lugar, fortalecer los C4 de la entidad. Nuevamente se observa el comportamiento errático y la mala comunicación entre las autoridades.

Pero no son los únicos casos. Los laguneros hemos visto cómo, en el tema del agua, mientras del lado de Coahuila se instalan filtros contra arsénico en las norias, en Durango lo hicieron en los domicilios, un proyecto que al final terminó en rotundo fracaso y fraude, como quedó documentado en este medio. En materia de infraestructura vial, el segundo periférico está terminado, aunque con algunas fallas, de este lado del Nazas, lo que no ocurre en Gómez Palacio, en donde falta mucho por construir, además del puente sobre el río que tiene meses parado. En cuanto a normatividad, la homologación aplicada hace cuatro años quedó en nada, puesto que cada municipio volvió aplicar sus propios criterios en reglamentos de vialidad, alcoholes o urbanismo. Y ni para qué hablar de la planeación integral, gran asignatura pendiente de La Laguna.

Atribuir estos desencuentros a las diferencias de partidos gobernantes en las entidades y los ayuntamientos no es preciso, ya que la falta de coordinación se ha visto incluso entre gobiernos del mismo color. Esto tiene que ver más con un asunto de voluntades políticas y de exigencia ciudadana. Si la sociedad civil no demanda de forma más eficiente a sus autoridades que se pongan de acuerdo, La Laguna seguirá caminando a distintos pasos y con más tropiezos que aciertos.

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