Reubicación. La Subdirección de Transporte ocupa la esquina de Allende y Urrea, donde no se tiene espacio suficiente.
Reubicar las oficinas de la Subdirección de Transporte en La Laguna de Durango, además de fortalecer el equipo de inspectores son prioridades para el nuevo titular de la dependencia, Armando Ramírez Barley quien asumió el cargo a finales de la semana pasada.
El funcionario consideró que el lugar que ocupa la dependencia, unos locales comerciales ubicados en la esquina de Allende y calle Urrea en la zona centro, es poco funcional y operativo, además de que ahí mismo opera una central de autobuses suburbanos, lo cual ocasiona problemas de tránsito sobre todo cuando acuden los concesionarios del servicio en grupo a hacer algún trámite o gestión.
"Nos vamos a enfocar en cambiarnos a una zona más accesible, espero que sea en el bulevar Ejército Mexicano, que haya un local con las características adecuadas para atender el tema del transporte", señaló.
Dijo que además dialogará con el personal de inspección para identificar las necesidades y en función de ello, presentar una propuesta para incrementar el número de empleados; en lo inmediato deberán atenderse las necesidades con los inspectores disponibles para esta Subdirección, a diferencia de lo que ocurría en las últimas semanas cuando se estaban apoyando con trabajadores de la ciudad de Durango.
Y es que según detalló, los inspectores que son menos de 20, resultan insuficientes para atender los cuatro municipios que corresponden a esta dependencia, que son Gómez Palacio, Lerdo, Tlahualilo y Mapimí.
Ramírez Barley indicó que se revisarán los operativos que actualmente se llevan a cabo y de ser necesario, habría un cambio de estrategia.
REZAGO
Entre un 50 y hasta un 60 por ciento de las unidades que prestan el servicio de transporte público en La Laguna de Durango están fuera de norma en cuanto a la máxima antigüedad que establece la legislación.
Aunque la Ley de Transporte del Estado señala que los vehículos que operan como taxis deben ser modelos hasta de cinco años anteriores y se concede una gracia de dos años, más de la mitad no cumple con este criterio.
Es el mismo caso de los autobuses que cubren las rutas urbanas y suburbanas, los que deben tener una antigüedad máxima de 10 años y otros dos años de gracia; el transporte de carga presenta un rezago todavía mayor.
Según las autoridades estatales, se están generando programas de financiamiento para que los concesionarios tengan las posibilidades de comprar vehículos nuevos, con planes de pago flexibles en los plazos que elijan.
