Verdades y rumores
Dicen que algo no cuadra en la actitud que han asumido algunos ediles panistas de Torreón con la ventaja que marcan las encuestas a favor del alcalde Jorge Zermeño, quien busca la reelección. Y es que parece que los integrantes de la bancada blanquiazul andan muy nerviosos, o al menos eso se puede interpretar del hecho de que de pronto tengan arranques de enojo y sean los miembros de la Incómoda Prensa los que paguen los platos rotos. Una prueba de ello fue la fallida reunión de la comisión de Contraloría y Transparencia que se convocó esta semana para la comparecencia del jefazo del Sistema Integral del Mantenimiento Vial, Humberto Niño, misma que no se pudo concretar legalmente debido al pleito entre las síndicas Dora Elia Salinas, del PRI y presidenta de la comisión, y Mayela Ramírez, del PAN, ya que la segunda consideraba que la comisión en la que debía comparecer don Humberto es la de Hacienda, que es la que encabeza la panista.
1Cuentan los subagentes que el estira y afloja estuvo duro y que los ánimos se caldearon por momentos. Pero lo que más llamó la atención es que al terminar la disputa, de forma inexplicable, el regidor panista Ignacio García pidió, digamos que con no muy buenos modales, a los representantes de los medios que se quedaran a observar la presentación que traía preparada el jefe del Sistema, cosa que extrañó a todos porque nadie amagó con salir de la sala. Luego don Nacho comenzó a vociferar que si querían se los pedía por escrito o “con un cheque”, para luego decir que los periodistas publican “lo que quieren”. Los subagentes no saben si son los ánimos caldeados propios del proceso electoral, o el contagio por haber visto a sus compañeras discutir fuertemente o sus anhelos de ser diputado, pero no deja de extrañar el comportamiento descrito sobre todo cuando no existía razón alguna de mostrar ese nivel de nerviosismo, y menos cuando se supone que el PAN va en caballo de hacienda en esta elección, según los sondeos. ¿O no?
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Al que de plano parece que su equipo de campaña no le ayuda mucho es al candidato del PRI a la alcaldía, José Antonio Gutiérrez Jardón. Y es que basta observar y escuchar la propaganda para darse cuenta que la estrategia de posicionamiento es un poco extraña, por decir lo menos. Resulta que el equipo de don Pepe Toño, también conocido como el “Meade” lagunero, escogió como eslogan “Es el bueno”, mismo que se puede observar en los espectaculares. El problema es la falta de consistencia en el mensaje ya que en algunos aparece la frase “Toño es el bueno”, mientras que en otros se lee “Gutiérrez Jardón es el bueno”. Aunque, obviamente, se trata de la misma persona, las normas básicas de la mercadotecnia política indican que la marca a “vender” siempre tiene que conservar el mismo nombre, para posicionarse, el cual también debe ser fácil de identificar. Pero eso no es todo. En los spots de radio, la frase con la que inicia su breve mensaje el candidato es “tal vez tú no me conoces...”, lo que, a ojos de críticos y criticones que dicen saberle a esto de la publicidad, es un error elemental, puesto que la razón misma de un spot es dar a conocer algo o alguien, para colocarlo en la mente de quien recibe el mensaje. En fin. Con todo y estos problemillas mercadológicos, los priistas andan corriendo la versión de que su candidato en Torreón está tan solo a siete puntos de don Jorge, aunque las encuestas que hasta ahora se han publicado o circulan por los pasillos de la grilla le dan al panista una ventaja de, por lo menos, el doble de puntos. Sin duda, algo tendrá que hacer don Pepe Toño, y pronto, si es que quiere meterse en serio a la pelea.
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Y ya encaminados en esto de las campañas, ha llamado mucho la atención el hecho de que, una vez afianzados los dos caballos punteros de la carrera presidencial, comenzaron a ponerse en evidencia las patas de las que cojea cada uno de ellos. Así, el eterno candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, en vez de actuar como quien goza de la mayoría de las preferencias, abrió un frente innecesario con un sector del empresariado nacional que si comenzaba a creerse la idea de que “El Peje” había moderado ciertas actitudes, pues ahora no duda en buscar alianza con el suspirante de enfrente. Más allá de que sea cierto o no lo que dijo Andrés Manuelovich -los aludidos, lo han negado rotundamente-, lo que se advierte es que bajo ciertas circunstancias no sabe contenerse y fortalece la creencia de que el peor enemigo de López Obrador es el mismo López Obrador. A lo anterior hay que sumar lo difícil que se ha vuelto escucharlo, ya que sus silencios entre frase y frase cada vez son más largos. Lo que en justicia debe reconocerse es que el candidato de Morena tiene colaboradores bastante diestros, empezando por Tatiana Clouthier, que se encargan de hacer los malabares retóricos para enmendar la plana de su líder. En el caso del llamado Joven Maravilla, Ricardo Anaya, el suspirante de la derecha, lo que cada vez se expone más es su falta de experiencia en las duras artes del gobierno. Durante su participación en el programa de Tercer Grado, de Televisa, la periodista Denise Maerker le preguntó que cuáles eran sus cartas credenciales si nunca había siquiera encabezado una alcaldía, a lo que el panista respondió con sofismas y juegos retóricos para tratar de salir avante, aunque fue su respuesta más débil de toda su comparecencia. Lo que no puede soslayarse es que Anaya es el candidato con mayores recursos retóricos de todos los que compiten, y sus argumentos denotan una ardua preparación, aunque, como dicen por ahí, no se sabe muy bien si para gobernar o para dar una plática estilo TED talks. Por otra parte, don Ricardo ha quedado atrapado en el dilema de regresar a la estrategia de golpear al PRI y al preciso Peña Nieto, lo cual le había sumado puntos, o seguir en la nueva ruta de decir que todo lo que propone Andrés Manuel está mal, en donde parece estacionado en estos momentos.
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En otros temas, ya es el cuento de nunca acabar que siempre que se lleva a cabo el ciclo agrícola, entre riego y riego, los canales se utilicen en ciertos tramos como colectores de aguas negras. Es lo que ocurre con el tramo del canal que pasa por el sector El Tajito, en donde es común que cuando cierran las compuertas, de unos tubos se arroje agua residual misma que dura estancada durante días con todos los problemas que ello ocasiona. Aunque dicen que se ha notificado la situación en numerosas ocasiones a la autoridades que se supone deberían responder por esto, Simas y Conagua, sólo se avientan la pelota sin asumir responsabilidad alguna. Ahora que ya se reanudó el ciclo el problema desaparecerá, temporalmente. Pero si no hacen nada, cuando cierren las compuertas volverá la misma historia de cada año.
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Para ninguna persona que circula por las calles de La Laguna de Durango pasó inadvertida la demolición del edificio anterior del DIF Municipal de Gómez Palacio, el que se encontraba en la esquina con el bulevar Miguel Alemán y Mónaco. El terrenito de unos 1,100 metros cuadrados que allá por los setenta fue donado por El Campestre y una constructora se vendió en la administración de José Miguel Campillo siendo aprobado el trámite por el Cabildo bajo el argumento de que ya no era útil. Lo que ha dado de qué hablar en las chismosas redes sociales es que el ayuntamiento encabezado por don Pepe se habría pasado por el arco del triunfo la ley municipal, puesto que el terreno nunca fue subastado públicamente, ni siquiera fue desincorporado, según dicen. La idea que se dijo en su momento era que se vendería a un particular para construir ahí comercios y un hotel con valor de unos 40 millones de pesillos, según los documentos notariales. No obstante, según se dice, el terreno no terminó en manos del particular citado originalmente en los documentos notariales, sino que se vendió por la cantidad de siete millones de pesillos personas allegadas a la actual alcaldesa de Gómez Palacio, Leticia Herrera. Las cosas no se verían tan extrañas si se hubiera subastado el terreno y no se hubiera triangulado la compra, porque ahora los mal pensados creen que don Pepe quiso congraciarse con el actual grupo en el poder a cambio, quién sabe, de cierta inmunidad. O sea que al final todos contentos, pues. Ay, esos mal pensados.
