Celebración. Conchita acompañada de hija, nieta, bisnieta y tataranieto previo al 10 de mayo. (GUADALUPE MIRANDA)
En este Día de la madre, Doña Conchita tiene mucho que festejar. Hace unos días celebró sus 97 años en compañía sólo con una parte de su familia. Y es que al lado de su fallecido esposo Delfino, tuvo 14 hijos, quienes a su vez la hicieron abuela de 61 nietos. Pero su familia sigue creciendo, pues ya se han sumado 131 bisnietos y 41 tataranietos, y en unos meses nacerán dos más.
María Concepción Rivera Muñoz, nació un 5 de mayo de 1921. Durante gran parte de su vida, vivió en el ejido La Perla, lugar que dejó hace ocho años para mudarse a la colonia Roma en Torreón.
Doña Conchita, como la llaman sus familiares de cariño, dice que tal vez Dios la olvidó o tal vez no sabe en dónde vive ahora, pues en ocasiones dice estar muy cansada, "y le pide a Dios que ya la recoja", cuenta su nieta Norma Delia Ramírez.
Pero Conchita goza de buena salud. "Lee sin lentes", dice orgullosa su hija María del Carmen Aguirre, quien cuenta que en ocasiones ella sufre de dolores de espalda y su madre sólo la ve con admiración
De sus 14 hijos, Jaime es el mayor y tiene 79 años de edad, y le siguen, Socorro, Carmelita, Sabina, Cristina, Rafael, Luz María, Concepción, y Octavio, cinco han fallecido que son Juan, Rosa, Patricia y Lupita.
En su juventud, cuenta su hija que su madre era buena comerciante, en el "rancho" como le llaman el ejido La Perla vendía ropa, queso, y también le gustaba tejer y coser, aunque también era buena cocinera, pues preparaba unas gorditas de horno, que también ofrecía por las calles de su comunidad.
Dicen que pocas de sus hijas fueron las que heredaron su gusto por la cocina. Lo que no heredaron de su madre Conchita fue el gusto por bailar, pues aseguran que no bailó ni en su boda. "Dice mi abuelita, que lo bailador lo sacamos de su abuela Reyes, que nos cuenta, era buena para bailar".
Aunque su hija María del Carmen asegura que no hay una receta secreta para mantener la salud por muchos años, dice que la unidad de su familia es un factor importante para el bienestar de su madre, el pilar más grande.
Si bien Conchita cuenta con su propio hogar, adornado por gran variedad de plantas, que dicen son su gran tesoro, ella nunca está sola. "Nos turnamos las hermanas para estar con ella y atenderla", dice Carmen, quien pasa tres días en casa de madre y el resto de la semana, otras dos hermanas.
"El consejo que les daría a las familias es que disfruten a sus padres, sobre todo a sus seres queridos que ya son grandes, es lo más bonito que puede haber", dice Norma Delia, quien asegura que las visitas y el estar siempre atentos con Conchita es "un privilegio y es regresar un poco de lo mucho que ellas nos dio".
