(EL SIGLO DE TORREÓN)
En los ecos de la visita del eterno candidato a la presidencia de la República azteca, Andrés Manuel López Obrador, se comenta en los corrillos que son muchos los políticos y líderes que creen que tras la posible debacle del PRI y la ruptura del PAN, la única tabla de salvación que les queda en la región es la Morena del Peje. Esa es la razón por la que en el mitin del jueves pasado se pudo observar a tanto exiliado de otros institutos, además de los propios candidatos a alcaldías y diputaciones, en donde se aprecia un crisol sui géneris de personajes llegados de corrientes políticas tan distintas. En Coahuila los casos más llamativos son los de Armando Guadiana, expriista y excandidato a la gubernatura, ya por Morena, quien ahora busca llegar al Senado; José Ángel Pérez, expanista y excandidato del PT a la gubernatura, que ahora quiere ser diputado federal, y Nacho Corona, expanista y exregidor que ahora pretende la alcaldía de Torreón.
En La Laguna de Durango el caso que más llama la atención es el de Marina Vitela, expriista y exherrerista, que persigue de nuevo una curul, ahora con la camiseta vinotinto de Morena. El asunto con todas estas adquisiciones es que no sólo reflejan que la estructura del partido de Andrés Manuelovich es muy débil en el norte, al menos en las provincias internas de las antiguas Nueva Extremadura y Nueva Vizcaya, sino que a los morenistas de hueso tinto no les convencen del todo esos perfiles. Ahí está que en pleno mitin, tanto Guadiana como Pérez recibieron pitas y siseos del respetable cuando aparecieron o tomaron la palabra. Ya en este mismo espacio habían comentado nuestros subagentes de la rechifla y los gritos que se llevó la candidata Vitela en Gómez Palacio cuando fue presentada. Lo que los agudos observadores de la cosa pública local comentan es que hay algo claro: los neolopezobradoristas ven en don Andrés un imán de votos del que pueden colgarse para colarse a la nómina. Sin embargo, hay que ver si sus perfiles desgastados no terminan mermando la votación del partido Morena y sus coligados.
***
Dicen que la situación pinta difícil para el PRI en Coahuila y, en consecuencia, para el gober Miguel Riquelme, de cara a la elección del 1 de julio. Los resentimientos que quedan del pasado proceso electoral entre un sector del respetable por la derrota del panismo anayista, así como la irrupción del efecto AMLO que puede robarle al priismo de base un número no despreciable de votos, configuran un escenario en el que el tricolor pudiera caer en algunas de las votaciones hasta la ignominia, aunque eso aún no se refleja en las encuestas, ya que son muchos los que tienen miedo de manifestarse desde ya so pena de perder sus beneficios o dádivas. El problema principal para el priismo en Coahuila es que el candidato presidencial, José Antonio Meade, no ha logrado acercarse al segundo lugar, Ricardo Anaya, con lo que la falta de entusiasmo por la elección grande pudiera generar un efecto dominó en los otros comicios. El peor escenario para el priismo riquelmista sería perder las senadurías, más de tres de las siete diputaciones federales y aún más alcaldías que las perdidas en 2017. Un escenario así dejaría a don Miguel muy apretado en sus márgenes de maniobra, ya que tiene un Congreso local mayoritariamente en contra y todo apunta a que el presidente de la República no será priista. Es decir, oposición por todos lados lo cual se traduce a muchos ojos y muchas voces no afines dispuestas a poner los dedos en las llagas. Esto obligaría al gober a tender puentes de diálogo con actores políticos de distinto signo, figuras empresariales y de la sociedad civil coahuilense y dejar de lado la estrategia de confrontación que fue su sello durante la administración municipal en Torreón, con clara incidencia de don Rubén. Tal vez por eso durante los meses que van de gobierno estatal se le ha visto calculador en sus decisiones y hasta mesurado, algo que ha sorprendido a no pocos. No obstante, todavía falta para que la elección se resuelva y, sobre todo, para ver cuál es el papel que va a jugar el gober en ella.
***
Del otro lado del Padre Nazas todo apunta a que el entuerto del proyecto Chemours Laguna se resolverá hasta después del proceso electoral del primero de julio, mientras que las H. Autoridades seguirán dando largas con el tema de las mesas de diálogo que hasta el momento no se han concretado. Y es que de acuerdo con las últimas manifestaciones en torno a la construcción e instalación de la planta, se ha puesto en evidencia la ausencia de una política efectiva de comunicación por parte de los gobiernos para disuadir la resistencia al diálogo por parte de un grupo minoritario que integran algunos maestros jubilados de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y representantes de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA), encabezada por Gustavo Lozano, quien tiene su base de operación en Guanajuato. Este pequeño grupo es el que desconoce públicamente a Rafael Palacios Cordero como representante de las comunidades en las reuniones que ha tenido con emisarios del gobierno, y es el que ha tomado la postura más radical, pues incluso se les ha comenzado a señalar como amedrentadores de la gente que habita en dichos ejidos para ahuyentarlos a que participen en las mesas de diálogo que no han iniciado. Hasta ahora, la Secretaría General de Gobierno de Durango ha brillado por su ausencia en el conflicto, mientras que la millonaria inversión en un proyecto que aseguran no generará ningún efecto nocivo en el ambiente, pende de un hilo y está sujeta a las decisiones legales, una vez que se resuelvan las demandas de nulidad y de amparo que se promovieron en contra de la instalación de Chemours Laguna. Que alguien le avise a don Adrián Alanís que hay tremenda bronca por estos lares.
***
En la Ciudad Jardín todos los funcionarios andan muy volados con el festival Lerdantino, no obstante que, a diferencia del año pasado, en esta ocasión no acudió el gober José Aispuro a la inauguración del internacional evento cultural, que porque andaba con la agenda muy apretada. El asunto es que mandó representantes en esta ocasión, contrario a la versión de 2017, cuando incluso “El Güero” y la alcaldesa María Luisa González Achem anunciaron una millonaria inversión, aunque no había de por medio una coyuntura electoral. Así pues en esta ocasión, dicen las malas lenguas que el gobierno de la alternancia no ha puesto un solo peso para la celebración -cuando el año pasado puso algo así como 4 milloncillos- con todo y que este año la inversión en el festival será superior a la del 2017 a pesar del pago del laudo que el Municipio tiene que hacer ahora que los ex trabajadores legalmente ganaron el pleito que duró 10 años por caprichos de los alcaldes, y que en lugar de costar 3 millones de pesos costará nada menos que 145 millones. Dinero que aún no tienen, por cierto. En fin, dicen desde tiempos de los romanos que al pueblo pan y circo y eso sin duda lo tiene muy claro la gente de doña María Luisa, quien vio que el año pasado se habló mucho y bien de su administración tras el festival, tanto que no dudó en apostarle más al show. Algo que ya antes había descubierto una muy buena amiga de su hermano, Luis Fernando González Achem. Y es que ahora con la efervescencia política electoral, la excontralora estatal y suspirante a la diputación local por el Distrito XIII en Lerdo, Rosario Castro Lozano, no dudó en compartir en redes sociales que el hoy llamado Lerdantino antes (cuando ella estaba en la silla presidencial, por supuesto) era llamado Festival Internacional de las Artes y que “nació con amor y cariño” consolidándose como uno de los más importantes eventos de la Ciudad Jardín... Para que no se les olvide quién y cuándo fue que inició esta idea -a falta de feria municipal- e imitando aspectos exitosos del festival Cervantino de Guanajuato. Ah, épocas de campañas y de colgarse medallas.
