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El registro del de siempre

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Para el día de hoy Jorge Zermeño Infante, alcalde de Torreón tiene programado su registro como candidato de la coalición que encabeza su partido político, Acción Nacional, junto con Movimiento Ciudadano y el partido estatal Unidad Democrática de Coahuila.

Con esto se da un paso más en la novedosa reforma electoral en México que abre la posibilidad de la reelección consecutiva a alcalde, diputados locales, diputados federales y senadores. En el caso de Torreón, aparece la posibilidad que el señor Zermeño llegue por tercera ocasión al cargo de presidente municipal luego que ocupara el cargo por primera vez en 1997 y tal como ahora lo está haciendo.

Evidentemente la reforma que ahora permite la reelección consecutiva, hará que en la mayoría de los actuales alcaldes en Coahuila busquen reelegirse tal y como lo intentará Zermeño Infante. Por importancia de las ciudades del estado, llama más la atención la competencia en Torreón, en la capital Saltillo y en Monclova. La primera y tercera tienen al frente de sus ayuntamientos a políticos del PAN, en tanto la capital es hoy gobernada por el joven priista Manolo Jiménez Salinas.

En esta misma novedad electoral se encuentra el estado de Durango, sólo que ellos en términos locales tendrán comicios para renovar el Congreso local. Las reformas electorales planteadas en este sexenio desde el orden federal, además de permitir la reelección de los puestos ya mencionados, obligaron a los Entidades Federativas a hacer coincidir por lo menos uno de sus tres procesos electorales con los federales: gobernador, alcalde o diputados. Coahuila optó por empatar las alcaldías, que provocó primero estas administraciones municipales de un año, para que ahora coincidan con los comicios presidenciales, del senado y diputaciones locales. Durango escogió hacer lo propio con sus diputados, por ello la presente legislatura sólo durará dos años en vez de tres y los duranguenses que acudan a la urnas el próximo 1 de julio, además de sufragar por diputados federales, senadores y presidente de la república, también elegirán diputados locales, y en varios de los quince distritos de mayoría que existen encontrarán la opción de reelegir a algunos actuales diputados.

En esta inédita circunstancia de regulación electoral por cercanía y por momento, hace interesante observar la lucha política que se está desarrollando en Torreón. Importante señalar los antecedentes inmediatos de las elecciones del año pasado en Coahuila, donde en un controversial resultado el PRI logró conservar la gubernatura y recuperar la alcaldía de Saltillo. En tanto, el PAN le arrebató al Revolucionario Institucional la presidencia de Torreón, misma que fue encabezada por el hoy gobernador Miguel Riquelme, quien por razones obvias solicitó licencia un año antes de que concluyera su mandato para separarse del cargo y dejárselo encargado a Jorge Luis Morán, quien tuvo que celebrar el proceso de entrega recepción al nuevo ayuntamiento presidido por Zermeño.

Con estas condiciones, la nueva administración se encontró con un estado de la administración municipal, en peores condiciones de lo que se percibía hacia afuera. Cuando Riquelme fue alcalde, Torreón terminó de recuperar una cierta seguridad que permitió que la gente volviese en visible número a las calles. El entonces desolado centro de la ciudad, recobró un particular dinamismo, particularmente con la apertura de bares, restaurantes y antros. El polémico asunto del alumbrado público, resolvió el problema que casi la mitad de la ciudad estaba oscura. La llegada de la empresa sudcoreana Yura, rompió una sequía de inversión extranjera directa importante en el municipio. Los complejos deportivos y sociales como la Línea Verde y La Jabonera, abrieron espacios de esparcimiento para amplios sectores de la sociedad torreonense. En el caso de la falta de agua, el Simas costeó la perforación de más de una veintena de pozos, con el que problema de extracción del vital líquido fue solucionado.

Sin embargo, todo eso no pudo evitar lo que se evidenció al principio de esta nueva administración: el desaseo - por no decir raterías- que suelen prevalecer en administraciones priistas: las cuentas bancarias en ceros, deudas por doquier con proveedores, instalaciones municipales en estado deplorable - exceptuando el edificio y alrededores del edificio de la propia presidencia municipal, y los parques La Jabonera y Línea Verde, por lo menos- el parque vehicular de la policía destrozado y descompuesto en mayoría. El Simas fue entregado con una posición patrimonial y operativa lamentable.

Con estas condiciones Jorge Zermeño nuevamente ha recurrido a su habitual estilo de comunicación: lamentarse y señalar culpas por casi todas las fallas actuales son por responsabilidad de sus antecesores inmediatos, además de explicar que cualquier crítica en contra de su actuación o de su equipo de trabajo es consecuencia de una campaña premeditada de desprestigio, máxime en tiempos electorales.

Es el mismo Zermeño de siempre. Si bien es cierto que evidentemente hubo saqueo e indolencia en muchas áreas de la administración pasada e incluso, evidentemente el PRI le está azuzando a los sindicatos del municipio para saboteen a la administración actual; también es cierto que parece que nunca ha querido admitir que él también es falible - aunque en su caso particular, nadie se atreve a señalarlo dando la cara, como deshonesto- al igual que su equipo de trabajo, por eso decepciona que nunca se haya podido desprender de este auto halo impuesto como político indefectible.

El primero de julio será juzgado por las urnas, pero por lo pronto hoy es el registro inédito de don Jorge, el de siempre.

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