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Percepción y nado sincronizado

SIN LUGAR A DUDAS

PATRICIO DE LA FUENTE
“A los políticos y a los pañales hay que cambiarlos seguido…y por las mismas razones”

— George Bernard Shaw

Durante esta campaña, ¡por supuesto que jugarán con nuestra mente y sentido de la percepción y tratarán de alterarlo! Ya estamos grandecitos, querido lector, así que te invito a que, como decía Nino Canún, hablemos claro. Hace mucho que ya alcanzamos el timbre, así es que no nos escandalicemos con la verdad amarga.

Los estrategas intentarán modificar nuestra percepción porque, además de que para eso se les contrata, también en ello estriba el marketing político en su sentido más práctico: percepción pura. Sin embargo, existe un caso de estudio que le haría la vida complicada al más avezado de los especialistas: la marca PRI. Vaya que con eso batallan en serio.

Para muestra un botón. El periodista Salvador Camarena advirtió vía su cuenta de Twitter que tres periódicos, casi de manera simultánea, publicaron una encuesta que coloca al candidato presidencial del PRI en segundo lugar.

Camarena, entre socarrón y divertido, aludió a la película Nosotros Los Noble escribiendo que: “Un día, el Javi de una campaña dijo: Y una encuesta cada día dirá que ya estamos en segundo lugar y ¡PUM!, ya estamos en la competencia”.

Pero también, el periodista puso de manifiesto una constante de la vida nacional: la perversión del sentido de la objetividad y el extravío del quehacer periodístico cuando se pone al servicio del mejor postor o de intereses particulares.

Y es que aunque entre los profesionales de los medios de comunicación existe la conseja no escrita de que “perro no come perro”, casualmente a dichos medios, los que publicaron la encuesta, se les vincula con el oficialismo y sus páginas despiden un fuerte tufo a viejas querencias hacia el partido tricolor.

Allá ellos con sus filias y fobias, aquí no haremos juicios de valor pero sí pretendemos poner de manifiesto que cada campaña intentará, hasta el cansancio, modificar nuestra percepción de las cosas.

Como lo hemos dicho previamente, el mayor problema que tiene el PRI es su valor como marca y la imposibilidad de mostrarla. Con ello, el descrédito, no pueden ni diez estrategas políticos; ahí, cambiar la percepción está en chino.

Decir que el valor de la marca ha sufrido una devaluación es ponerlo bonito y quedarnos cortos porque no sólo se encuentra por los suelos en términos de popularidad, sino que ocho de cada diez mexicanos no la quieren ver ni en pintura. Por ello, el logotipo tricolor que aunque no nos guste definió nuestra identidad nacional por muchas décadas, hoy se esconde. Tampoco veremos rojos estridentes ni chamarritas Atlacomulco style, así es que no busquemos semejanzas con la campaña de 2012. Antes se apelaba a la marca, hoy se privilegia a la persona, al intento por vender al José Antonio Meade ciudadano, funcionario experimentado y especialista transexenal.

De ser estratega político trabajando para el PRI, yo también haría lo mismo, es decir, que intentaría infundir en la opinión pública el sabor a triunfo, la noción de que el candidato avanza, cimbra, emociona, llena plazas, confiere certidumbre, provee claridad a los indecisos, le apuesta al futuro y él, sólo él, representa la vía para alcanzarlo.

Para efectos prácticos, lo mismo ocurre con la campaña de Margarita Zavala. Aunque en su arranque difícilmente logró juntar a cuatrocientas personas, en distintas encuestas se le coloca casi alcanzando al candidato del PRI. Sobre el proyecto de Ricardo Anaya prefiero no hablar pues hoy soy juez y parte, tengo sesgo, afectos políticos, y además la estrategia prefiero dejarla en casa.

Algo similar ocurre con López Obrador, cuando el eje discursivo de sus colaboradores se centra en hablar como si ya estuvieran en Los Pinos y llamándose entre ellos “secretario” o “secretaria” según sea el caso. Sí, surrealista hasta las cachas, igualito o peor que en una película de Antonioni o Fellini pero ya quedamos que la percepción lo es todo.

Por ello, se vale cacarear que López Obrador va a ganar, que Meade ya está en segundo lugar y a nada de rebasar al puntero, que Anaya se desploma o que Margarita será la primera mujer en despachar desde Los Pinos.

Una cosa es percepción y otra, muy distinta, realidad. En esto de las campañas siempre hay sorpresas y, si somos afortunados, el sabor del caldo se adivina dos semanas antes del día de la elección.

Hasta entonces porque hoy la sopa no está lista…

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Escrito en: sin lugar a dudas

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