Verdades y rumores
En la primera visita a La Laguna como candidato oficial presidencial -por tercera vez- de Andrés Manuel López Obrador, quedaron claras tres cosas: que la apertura de su movimiento, en donde caben prácticamente todos los colores, le ha ayudado a compensar ciertas desafecciones para mantener el músculo; que tiene la firme intención de practicar la filosofía de Kalimán, es decir, serenidad y paciencia, y que va a tener que defender a ciertos perfiles no muy queridos que pertenecieron a otros partidos y que hoy son abanderados de Morena para cargos de elección popular. Nuestros subagentes disfrazados de matracas vinotinto nos reportan que los dos actos celebrados ayer en la comarca, en San Pedro y Gómez Palacio, congregaron cuando menos a 15,000 simpatizantes, lo cual habla del poder de convocatoria que mantiene don Andrés, pero también de los frutos de la estrategia de abrirle las puertas a todos los refugiados sin hueso de los otros partidos.
Y es que en ambos mítines se pudo observar a exintegrantes del PRI, PAN, PPC y PRD, así como a funcionarios de varios municipios que se dieron la escapada para oír de viva voz al suspirante morenista y de paso tentarle el agua a los camotes para ver si hay espacio aún. En cuanto a movimientos populares, destacaron los maestros sindicalistas que están en contra de la Reforma Educativa además de los barzonistas que hicieron acto de presencia tras décadas de lucha. Sobre su discurso, el Peje hizo la señal de amor y paz para no enfrascarse en una guerra de declaraciones con ningún contrincante y hasta dijo que se mantendrá "sereno moreno". Más allá de las frases hechas contra la "mafia del poder", todo fue digno de un acto de su llamada República amorosa. La nota de color la dio la candidata a diputada federal Marina Vitela en Gómez Palacio, quien al ser nombrada como la primera oradora del acto celebrado en la Expo Feria, recibió pitas y siseos y varios gritos de "¡Fuera el PRI!". Y es que doña Marina hasta hace muy poco defendía al tricolor, pero al cerrársele las puertas, optó por ponerse la camiseta de Morena. Tuvo que ser el mismísimo López Obrador el que entró al quite para calmar al respetable y reiterar que su movimiento era plural y abierto y que así como había expriistas en sus filas, también hay expanistas y experredistas y todos los ex que existan.
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Mientras que el gobierno de Coahuila espera el dictamen de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes sobre el trágico accidente del autobús en la carretera San Pedro-Cuatrociénegas, nuestros subagentes disfrazados de mezquites nos reportan que las obras que desde hace casi ocho años se llevan a cabo en la vía algo pudieron influir, si bien no en ocasionar la volcadura, sí al menos en aumentar su gravedad. Y es que además de que de forma inexplicable la remodelación de la carretera no ha terminado, las partes que se supone ya están terminadas fueron dejadas con una altura injustificada. Cuentan que son alrededor de 40 kilómetros en donde estaría justificado que la carpeta asfáltica se encuentre muy, pero muy por arriba del nivel del suelo natural, debido al vaso de la Laguna de Mayrán. Con ese levantamiento, en caso de avenidas del río Nazas, la vía no correría riesgo de inundación. Sin embargo, misteriosamente la elevación se mantiene por muchos kilómetros más, y en algunos sitios se forman especies de barrancos a los costados de la carretera, lo cual, aunado a la falta de protecciones, torna más riesgoso cualquier accidente. Los subagentes se cuestionan de quién fue esa idea de subir tanto la carretera -¿para inflar el costo y cobrar más, quizás?- y cuál de las empresas que ahí están involucradas se aventó ese trabajo de dudosa calidad. Pero más allá de esto, que ya de suyo es importante, queda el mal sabor de boca de una obra que debió ser terminada hace mucho tiempo y que hoy -¿posible negocio a largo plazo de alguien?- sigue siendo asignatura pendiente. Ni que fuera la supercarretera Durango-Mazatlán.
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Cuentan que las travesuras de la improvisada "asociación de conductores ejecutivos", que se entiende con las áreas de transporte estatal y municipal, continúan con los llamados servicios privados de transporte. Los subagentes disfrazados de asientos con hule dicen que también a los conductores de vehículos Taxify se les están poniendo "cuatros" si no se alinean con la asociación y pagan sus 400 pesos mensuales de membresía. El procedimiento es el mismo que con los Uber. Cuando dicen que no van a pagar, porque se supone que con la nueva ley de transporte los impuestos ya están contemplados, los directivos de la asociación ponen el dedo a los rebeldes en autotransporte, en donde se da la orden de que se les detenga. Se les retira el vehículo, el cual es enviado al corralón, y no se les devuelve hasta que paguen la multa que rebasa los 10,000 pesillos. Dicen los subagentes que todas estas maniobras se hacen a espaldas del acalde Jorge Zermeño y del gober Miguel Riquelme, quienes se supone nada saben de estos enjuagues. Bueno, ahora ya lo deben saber. Vamos a ver qué hacen.
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Dicen que de poco o nada sirvió el cambio de Procuraduría a Fiscalía en Coahuila para resolver las carencias de las delegaciones. Ayer el fiscal Gerardo Márquez reconoció que les hace falta personal para atender la creciente demanda de la ciudadanía. Pero por lo visto no es lo único que se requiere. Nuestros subagentes disfrazados de escritorios desvencijados nos comentan que la ausencia de material de oficina elemental es cosa de todos los días en la delegación Laguna I. Incluso dicen que recientemente el personal recibió una capacitación obligada por los mecanismos para prevenir la alerta de género y durante las horas que duró el curso no fueron ni para ofrecerles un poco de agua. Por otra parte, se comenta que las fallas de los agentes persisten dentro del nuevo sistema de justicia penal debido a que no se les ha dado la instrucción adecuada. Todo esto se parece mucho a lo que ocurrió con el tristemente famoso GATE, que luego de múltiples quejas en su contra por tratos poco sutiles y hasta pasadas de mano, el gobierno estatal anterior optó por cambiarle el nombre a Fuerza Coahuila... para que todo siguiera igual. Ojalá sea un error de percepción de nuestros subagentes.
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Todo parece indicar que en el ayuntamiento de Torreón andan harto urgidos de dinero -¿cuál gobierno no?- y que para tratar de conseguir un poco más de lo proyectado se ha establecido una estrategia con los agentes de vialidad y empleados de Parquímetros. Resulta que históricamente en los días festivos, como los pasados jueves, viernes y sábado santos, los estacionómetros dejaban de funcionar. Pero ahora quisieron hacer la excepción y los trabajadores del área se soltaron aplicando multas a todos los ilusos que creyeron que las medidas de siempre continuaban en la presente administración. Y esto no es lo más llamativo. Cuentan que en el departamento de Tránsito y Vialidad, que encabeza el controvertido Pedro Luis Bernal, se ha dado la orden a los elementos de que cumplan con la cuota mínima de 200 multas al mes, es decir, por lo menos siete diarias. Con estas políticas sui géneris no le extrañe que un agente de Tránsito lo pare sin causa aparente.
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Y ya que hablamos de días santos, en los parajes turísticos de La Laguna de Durango, como la ribera del Nazas en Lerdo, llamó la atención que sólo los famosos Buzos Castañeda hayan montado guardia permanente durante los días de mayor afluencia. Sí, los cuerpos estatales y municipales de protección y rescate brillaron por su ausencia... a menos que estuvieran en esos parajes como bañistas y no como autoridades. El dato no deja de extrañar puesto que los Buzos Castañeda son un grupo voluntario que ha auxiliado en los rescates desde hace años a cambio de aportaciones ciudadanas y donaciones esporádicas de equipo por parte de los municipios y los estados. Mientras que los que sí reciben un sueldo fijo por su chamba, cortesía del erario, pues prefieren evitarse la fatiga de estar al pendiente cuando más se les necesita. Tache.
