Tuve la fortuna de conocer, tratar y saber de su trabajo, a dos personajes célebres, famosos y respetados que tenían un don natural para hacer política y ganarse el aprecio de la gente...
Lo que les permitió ser líderes espontáneos y dirigentes de organizaciones. Era un gusto escucharlos "soltando" esas frases pintorescas que reflejaban su ingenio y su simpatía.
*De Lerdo era don Jesús Reyes Esquivel, dueño de una larga y trascendente carrera en la política partidista y en la administración pública. Muy joven fue Presidente Municipal de la tierra que lo vio nacer (1977-1980), cuando era gobernador del Estado de Durango Don Héctor Mayagoitia Domínguez; amaba extraordinariamente a su ciudad a la que entregó esfuerzo y trabajo buscando siempre beneficiarla. Además fue Recaudador de Rentas de este municipio, así como de Gómez Palacio en la época del gobernador Armando del Castillo Franco; igualmente se desempeñó como Tesorero Municipal de Gómez Palacio, siendo Presidente Municipal don José del Rivero Ibarra (1986-1989).
Fue dirigente del sector popular del Partido Revolucionario Institucional en Lerdo; presidió el comité municipal de este partido en Gómez Palacio, despachando simultáneamente como tesorero municipal en esta ciudad, en los tiempos en que esto era posible, pues no existían las restricciones que ahora imponen la legislación y la ética.
Se postuló por segunda ocasión para alcalde de su Lerdo querido en 1998, acompañando a quien era candidato y después gobernador del Estado don Ángel Sergio Guerrero Mier (1998-2004). Lamentablemente, ya desde entonces padecía una enfermedad que impidió realizara una campaña exitosa para lograr el voto de sus conciudadanos; esta circunstancia provocó que el resultado de la elección no le favoreciera, no obstante gozar del aprecio, el afecto y el apoyo de los lerdenses.
Esta situación le causó profundo dolor que, aunado a la enfermedad física que minaba su salud, acabaron con su vida en septiembre de 1998, pérdida que produjo consternación y pesar en el pueblo de Lerdo, pues don Jesús era estimado en los diferentes sectores sociales, políticos y económicos del municipio por el don de gentes, la honestidad y vocación de servicio que siempre lo caracterizaron.
Su funeral fue muy concurrido, asistiendo numerosas personas, tanto de los municipios conurbados de la Comarca Lagunera, como de otras partes de la República, así en la ceremonia religiosa como en el cementerio donde descansan sus restos mortales; personas que asistieron a decir adiós a este destacado político del municipio de Lerdo.
Jefe de una respetable familia, apreciada por la sociedad lagunera, compuesta por su esposa, la señora Irma Zamudio (QEPD), y sus hijos Carlos, Claudia y Jesús, a quienes inculcó valores y conductas para que pudieran triunfar en la vida.
De amena y agradable conversación, en la que interesaba a su interlocutor, don Jesús platicaba anécdotas de experiencias que personalmente vivió o que conoció de otras personas, todas llenas de ingenio y filosofía que destilaban sabiduría. Daba gusto y producía placer platicar con él, pero más era escucharlo, con una sonrisa sardónica dibujada en sus labios, o soltando una sonora carcajada, irónica y sarcástica por el detalle o el suceso, tema de la conversación. De las muchas anécdotas, recuerdo haber escuchado de él tres que, al contarlas, nos hacían reír y reflexionar:
1.- En noviembre de 1963, día 24 para ser exactos, el jefe de la junta de gobierno de Pedriceña, Municipio de Cuencamé, se vistió de traje oscuro con un moño negro en el antebrazo izquierdo; y salió a la calle a media mañana. Los vecinos al verlo ataviado de tal manera se asombraron y les causó sorpresa; algunos se atrevieron a preguntarle porqué vestía así; y el jefe político del poblado, solemne y seguro, contestaba ufano: ¡¿Qué no sabes que ayer mataron a un "cólega"?!; (se refería al Presidente de los Estados Unidos, John F. Kenneddy). ¡Qué tal, casi nadie!
2.- Era época de elecciones, y un ciudadano que aspiraba a ser candidato a un cargo de elección popular, se presentó en la mesa de recepción de solicitudes de registro. Su solicitud iba acompañada de varias hojas con las firmas de los ciudadanos que lo apoyaban. Sin embargo no fue aceptada: el encargado de recibirla al revisar la documentación que el aspirante presentó, le dijo fríamente: "Veo que trae usted muchas firmas de apoyo, compañero, pero le falta una, sólo una. Cuál?, preguntó inquieto el ingenuo solicitante. La firma del ¡mero bueno!, contestó el recepcionista".
3.- Para constituir una organización, obtener el registro legal y gozar de personalidad jurídica, la Ley establecía contar con un número de 20 miembros cuando menos, y hubo una persona que deseaba se le reconociera su organización, pero sólo contaba con 19 socios; le faltaba, pues, uno para cumplir con el mínimo exigido. Para su fortuna, pasaba por ahí, un vendedor de pájaros silvestres, de ésos que andan por las calles cargando jaulas de carrizo ofreciendo su mercancía, pajaritos pintados de varios colores que, con la más pequeña gota de agua se despintaban. Y el tipo, ingenioso y audaz, en ese momento se puso de acuerdo con el vendedor de pájaros y constituyó la "Asociación Municipal de Captores de Aves Silvestres y Canoras, A. C.". Así pudo tener los 20 miembros y alcanzar el registro de su organización. ¡Astucia del mexicano que cuando se propone algo, elimina cualquier obstáculo que se le oponga!
* Don Basilio López Arámbula llegó de Indé, Municipio del Norte del Estado de Durango, de donde era originario y se estableció en Gómez Palacio, por los años sesenta del siglo pasado. Desde su arribo se distinguió por participar en actividades de carácter social y político. Astuto y sagaz fue don Basilio, que se convirtió en político profesional, al desempeñar cargos de representación y de elección popular. ¡Es un zorro!, decían de él,
Lo conocí siendo yo aún estudiante de preparatoria; al terminar los años de Universidad, regreso a Gómez Palacio; voy a saludarlo y lo encuentro desempeñando el cargo de presidente del comité municipal de la CNOP en esta Ciudad, y al mismo tiempo era Delegado de Tránsito cuando esta dependencia era de carácter estatal. En ambas responsabilidades se condujo siempre con honestidad y profesionalismo. Comerciante en vinos y licores, llegó a ocupar la dirigencia nacional de esta organización, realizando en Gómez Palacio congresos y asambleas a las que asistían delegados de todos los estados de la República, dándole presencia a nuestra ciudad a nivel nacional. Propietario del Restaurant "Parral", ubicado por la Avenida Morelos, entre las calles Centenario y Zaragoza.
Era entrón, Don Basilio, y no se amilanaba ante situaciones difíciles y complicadas, "saliéndole al toro", como se dice coloquialmente. En una ocasión, con motivo de integrar la planilla para acompañar al candidato a la Alcaldía, Don Basilio, siendo líder del sector popular propuso a dos compañeros como prospectos para regidores. Un grupo de "distinguidos" militantes no estuvo conforme con esta propuesta y en forma "airada" le reclamaron a Don Basilio, amenazándolo con tomar las oficinas del sector y renunciar al mismo, buscando intimidarlo para que revocara su decisión. Don Basilio, tranquila y frontalmente les dijo: "Miren compañeros, si no entienden la política es mejor que dejen el sector. Soy el dirigente y "si quieren darme de baja, háganlo; pero una cosa les digo, el Partido y el Sector con ustedes, sin ustedes y aun en contra de ustedes seguirán adelante y cumplirán sus objetivos". (Esta misma reflexión se la escuché al Senador Artemio Iglesias Miramontes, delegado del PRI nacional en la campaña de don José Rebollo Acosta para Presidente Municipal de Gómez Palacio 1989-1992). Nada replicaron los inconformes y salieron de la oficina con la cabeza baja. Presencié este suceso, y como ocurrió, así lo cuento.
Ocupó la Sindicatura Municipal de Gómez Palacio, cuando fue Alcalde don Régulo Esquivel Gámez (1977-1980), cargo en el que estuvo muy poco tiempo, pues una enfermedad le arrancó la vida repentinamente, causando pesar entre los integrantes de organizaciones que él dirigió y que lo conocieron y trataron.
Decía: "Yo soy político de rancho, no fui a la escuela ni tuve estudios, pero pendejo no soy y tampoco me hacen", y soltaba la risa. "A los hombres se les mide no por lo que tienen, sino por lo que hacen", era otra de sus frases. Lo que voy a decir no es penoso ni vergonzante, al contrario lo engrandece: tenía vicios de dicción, Don Basilio, pero ello no le impedía ser un efectivo dirigente y funcionario. La prueba está en los cargos que desempeñó con eficacia y oportunidad. Cuando terminaba sus labores como Delegado de Tránsito, se despedía diciendo "nos vemos, voy al "setor", (se refería a la oficina del sector popular). Oficinas que por cierto estaban muy deterioradas, y queriendo darles un remozamiento, ordenó que se repintaran. Cuando fue a verlas, no le gustó el trabajo porque los pintores habían usado pintura de esmalte, y él les reclamó con estas palabras. "Les dije que usaran pintura "vinilicia", (queriendo decir vinílica). Además la de aceite es más cara. Esto parece una carnicería, (y ordenó que se repusiera el trabajo), porque "esta es la casa de las clases populares y debe lucir elegante y presentable", decía.
Noble y generoso, pero al mismo tiempo duro de carácter cuando las circunstancias lo exigían, así era el hombre del que estoy escribiendo. Se ganó el aprecio y el respeto de la gente, por su trato amable y su espíritu de servicio. La gente lo buscaba porque tenía la seguridad de que les ayudaría y en él encontrarían apoyo.
Se recuerda a Don Basilio López Arámbula, lo mismo que a Don Jesús Reyes Esquivel, dos políticos y líderes naturales, uno de Gómez Palacio y otro de Lerdo, a quienes saludamos con afecto y respeto, donde quiera que estén.
