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Noventa y seis: algunas reflexiones

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Noventa y seis: algunas reflexiones

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PATRICIO DE LA FUENTE
“No hay mejor manera de medir el grado de libertad de un país que consultando su prensa”.

— Mario Vargas Llosa

“Los periódicos, no por ser negociaciones industriales de orden económico pueden perder de vista su elevada misión social, pues el que la olvida o descuida está condenado a desaparecer ante el repudio del público”, es una de las frases que componen la misión de El Siglo de Torreón.

La última vez que hice un balance sobre la labor periodística de El Siglo fue hace justo seis años, cuando el rotativo festejó nueve décadas de vida y gracias a la preferencia de sus lectores, también confirmó su liderazgo como el principal medio de comunicación impreso de la Comarca Lagunera.

Externado el enorme cariño y agradecimiento que le tengo a esta casa editora que me permite colaborar cada semana en sus páginas, siempre trato de ser lo más objetivo y mesurado en cuanto a mis valoraciones sobre El Siglo se refiere. Ello no impide que en cuatro años más, con el favor de sus lectores y en estricto apego al credo que lo rige, estemos festejando el primer siglo de El Siglo.

Las bondades, valores, retos, misión, problemas y yerros de nuestro oficio, no son propios o exclusivos de este periódico. Compartimos -para bien y mal- una suerte de hermandad con otros medios de comunicación y con los profesionales del trabajo que a juicio de Gabriel García Márquez, es la más maravilloso del mundo. En ocasiones, los triunfos de nuestro gremio son colectivos, así también los fracasos.

A seis años de haber escrito aquella columna, percibo las mismas amenazas y constato que hemos avanzado poco a partir de distintos diagnósticos. Y es que ejercer el periodismo en México no es empresa sencilla. De hecho, las condiciones de violencia y ausencia del estado de derecho en varias regiones del país, hacen de nuestra profesión una sin demasiadas garantías, contención, protección y respeto a la libertad de información contemplada como derecho constitucional.

Aunado a ello, las presiones ejercidas desde el poder han ido en aumento durante la actual administración federal. Pero también, los retos son fascinantes en tiempos de la revolución digital y el acceso a las nuevas tecnologías. La irrupción de Internet nos ha obligado -sin extraviar el rigor en la información y la capacidad de saber contar historias- a ser creativos, divertirnos y disfrutar el proceso.

Sin embargo, los valores que distinguen a un gran periódico, su compromiso con la verdad, la objetividad y la defensa de los ideales comunitarios permanecen ahí, incólumes.

Siempre veré con optimismo el futuro. Hace tiempo un colega tuvo la amabilidad de entrevistarme para saber qué opinaba sobre el periodismo tradicional versus los medios digitales. Le dije que no debíamos afrontarlo con nerviosismo, sino con inteligencia pues ambas vías estaban destinadas a entrar en simbiosis y a complementarse.

Puse un ejemplo que tiene que ver con la industria automotriz: Lee Iacocca fue un emblemático hombre de negocios en Estados Unidos, uno de los creadores del automóvil Mustang; también fue director de la compañía Ford, pero al pasar algunos años, el nieto de Henry Ford lo sacó a patadas de la compañía. Así llegó a Chrysler y le dio la vuelta a esta empresa que estaba muy endeudada. ¿Cómo lo hizo? Primero identificó cuál era el problema y el modelo de negocio.

Coches siempre vamos a necesitar y en esta comparación que hago con la prensa, alguien podrá decir que el periódico es algo desechable, pero me parece que el meollo del asunto está en el modelo de negocio, la especialización y creatividad. Iacocca entendió cuáles eran las necesidades del mercado en ese momento y se sacó de la manga la minivan, con lo cual revolucionó la industria automotriz y le cerró la boca a la gente que decía que vender este tipo de autos era imposible.

El periodismo está en crisis; todas las instituciones a nivel mundial están bajo escrutinio. Lee Iacocca hablaba en sus libros sobre regresar a lo básico. Hay puntos de inflexión en la historia donde el ser humano se cuestiona todo lo que le rodea. Hoy estamos en uno de esos puntos de inflexión. Están bajo escrutinio la iglesia, los partidos políticos, los gobiernos, el sistema financiero como lo conocemos y, por supuesto, los medios de comunicación. El reto entonces es encontrar un modelo y ver cómo lo hacemos viable.

También hay que tener muy en cuenta, en este aspecto del que estamos hablando, que sin importar a qué tipo de lectores te dirijas, hay algo fundamental en el periodismo que es el rigor. Yo puedo construir de todos lados una historia y contarla como me dé la gana, pero si no tiene sustento se va a caer. Vivimos en una saturación de información, pero también hay un exceso de inconsistencias en la información, ese es el gran reto a vencer.

Enhorabuena y felicidades al gran equipo de El Siglo de Torreón por sus primeros noventa y seis años. Ser un colaborador significa una inmensa responsabilidad y orgullo que aquilato cada día de mi vida.

Sígueme en Twitter: @patoloquasto

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