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Sísifo el ambientalista

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

En ocasiones pienso que la actividad del ambientalismo en el planeta, en nuestro país o en la región donde vivimos, tiene semejanza al castigo que le fue impuesto en el inframundo a Sísifo, obligándolo a cumplir su castigo, que consistía en empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio, una y otra vez. A lo mejor sólo nos pasó la estafeta, porque en una de las interpretaciones que Camus hace de este pasaje de la Odisea de Homero, consideraba a Sísifo personificando el absurdo de la vida humana, aunque para alivio nuestro concluye que se debe imaginar a Sísifo feliz, porque su esfuerzo y tenacidad debe tomarse como la lucha de sí mismo hacia las alturas.

Cuando más expectativas nos habíamos creado con El Acuerdo de París dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que entre otras cosas establece medidas vinculantes para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas a efectos del Calentamiento Global, surge el Trumpismo negacionista, ignorante y difamatorio, para obstaculizar los avances que se habían cocinado durante veinte años, y echando por tierra el importante cabildeo de Al Gore y de Leonardo DiCaprio.

Ahora la esperanza la encabeza Emmanuel Macron, presidente de Francia, quien muestra una actitud decidida para enfrentar el boicot de la Administración de Trump a los acuerdos internacionales, con más dinero, más esfuerzos y menos autocomplacencia. Pretende cambiar la lentitud en la respuesta del resto de países, y movilizar al mundo financiero y los poderes locales para frenar el calentamiento global. En su discurso ante medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno y de decenas de dirigentes políticos, filantrópicos y empresariales, afirmó: "Estamos perdiendo la batalla" (ante el cambio climático).

A nivel de nuestro país las cosas en el contexto ambiental, se están calentado. Infinidad de actores, que han creado su propia racionalidad como supuestos representantes de la sociedad, cabildean y se dejan cabildear para destrozar el marco jurídico que ya demandaba actualización y modernidad. Por el contrario, los retrasos que proponen son más que evidentes.

Pretenden la aprobación de una Ley General de Aguas que fomenta la gestión privada de servicios de agua y saneamiento, y de grandes obras hidráulicas, excluyendo a los pueblos indígenas y la ciudadanía de la toma de decisiones. Frente a este proyecto, se ha presentado una iniciativa ciudadana de Ley que propone democratizar la toma de decisiones sobre el agua a nivel federal, estatal y municipal, para lograr el acceso equitativo y sustentable, respetando la autodeterminación de los pueblos.

En el ámbito de la conservación, las cosas no pintan mejor. A nivel federal, La Comisión de Medio Ambiente del Congreso, pretende dictaminar a toda prisa la minuta de Ley General de Biodiversidad, la cual tiene problemas graves de inconstitucionalidad, y es sumamente dañina para la sociedad y el medio ambiente.

De acuerdo con un nutrido grupo de científicos, intelectuales, organizaciones indígenas, campesinas y civiles, se trata de un intento de privatizar los recursos genéticos del país y el conocimiento de los pueblos indígenas, además de debilitar las áreas naturales protegidas permitiendo la minería y poniendo en riesgo especies silvestres sumamente importantes. Además, la minuta de Ley, omite Derechos Humanos y contraviene acuerdos internacionales como el Convenio de Diversidad Biológica y de Derechos Humanos.

A nivel local, seguimos promulgando la necesidad de detener el problema de la sobreexplotación y contaminación de los acuíferos que proveen agua para la economía y población de esta región; y la instalación de medidores telemétricos con medición en tiempo real de los consumos de agua subterránea por parte de los grandes usuarios.

En el renglón de la conservación de la biodiversidad en nuestras áreas naturales protegidas, han aparecido nuevos actores con intereses poco claros que pretenden influir sobre las autoridades para ganar posiciones y minimizar el esfuerzo de la sociedad organizada que trabajó arduamente en la creación y manejo de nuestras áreas naturales.

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