Nos encontramos en un período de impasses importantes. La ley marca uno en el proceso de elecciones. Hay otro que es la lentitud con que camina la renegociación del TLCAN y que bien podría extenderse más allá del primero de julio. El tercer impasse es el tiempo que transcurre sin que encontremos remedio a las intolerables condiciones internas de inseguridad que prevalecen en todo el territorio nacional.
El primer impasse, el impuesto al proceso electoral que se inició el día 12 de este mes, servirá para ajustar estrategias de campaña. Cada candidato ha recibido las primeras reacciones del público. El del PRI es el que más escepticismo ha provocado en el electorado. Las semanas de reajuste son necesarias para ese partido y su candidato. Los demás se limitarán a ajustar lo que vienen haciendo.
Hasta el 31 de marzo la sociedad se mantendrá atenta a la depurada publicidad de los partidos y esperará hasta el 31 de marzo para escuchar debates entre los candidatos y definir preferencias. Esperemos que el fruto de esta etapa estará en difundir la convicción de que estas elecciones plantean la alternativa de continuar con el esquema neoliberal vigente desde más de treinta años o la posibilidad de verdaderos cambios en las políticas centrales del país. Frente a esta consciencia el temor de fraude a nivel casilla no será suficiente para desalentar una asistencia masiva.
El impasse electoral coincide con el segundo que es la lenta renegociación del TLCAN. La suerte de la economía mexicana no depende tanto como algunos dicen del resultado final de los encuentros entre los tres países. La terminación del Tratado podría ser un acicate para la producción nacional, la diversificación de nuestro comercio.
Así habrá tiempo para sopesar las diversos acuerdos y alianzas que podemos tejer en los marcos de arreglos intercontinentales como los de una Alianza del Pacífico ampliada, entendimientos con China, un fortalecido Acuerdo Multilateral con Europa, o con mayores lazos con países centroamericanos o de Suramérica como Brasil y Argentina.
En el campo de nuestras relaciones regionales e intercontinentales económicas, parece que tendremos más tiempo para presionar a nuestros socios norteamericanos hacia nuestros intereses y aquilatar de qué manera aprovechamos las puertas que están abiertas en una diversidad de mercados, además del de Estados Unidos, que podemos conquistar.
El tercer impasse, la inseguridad y las impunidades que la acompañan, es parte de la desarticulación en todos los órdenes de gobierno hasta en lo judicial. La ciudadanía se siente completamente desprotegida frente a la actividad del crimen organizado y de la corrupción en el sector de los negocios.
Nunca se pensó que el país llegara al actual estado de cosas. Los medios de comunicación nos informan a diario de las muertes y de las corrupciones que se descubren a diario. Los diarios y noticieros parecen los de tiempos de la guerra mundial cuando sólo se relataban los avances o repliegues de los ejércitos en los campos de batalla. En nuestro caso, sólo sabemos de retrocesos. La captura de capos asesinos o de los financieros y políticos fraudulentos simplemente nos avisa que aún faltan más.
Llama la atención la ineficacia del inmenso aparato de combate a las violencias o a los fraudes en las finanzas públicas y privadas. Los únicos éxitos de la administración del Presidente Peña Nieto se reducen a las reformas estructurales que están en marcha. El desprestigio internacional es extremadamente negativo. Nuestros embajadores sufren el compromiso de lavar la imagen de un México violento y sin ley. Los aspectos negros de nuestras realidades se difunden cada vez más como lo hizo hace unos días el Comité Selecto de Inteligencia del gobierno norteamericano que en estos días señaló a nuestro país entre los siete latinoamericanos de mayor preocupación.
El Comisionado de Seguridad del Estado de Morelos, Alberto Capella, con gran tino, está invitando una reunión de funcionarios, expertos, académicos y representantes cívicos para seleccionar propuestas viables. Se trata de analizar qué nuevas fórmulas o tácticas pueden introducirse para lograr solucionar males salidos completamente de control. Las exitosas experiencias que el Comandante Capella ha cosechado a lo largo de su carrera profesional, son garantía que el ejercicio que emprende podrá ofrecer nuevos esquemas.
Aunque parecían negativos los impasses en los tres procesos, éstos nos dan oportunidad para prepararnos para la acción.
