La participación ciudadana es la acción directa del gobernado en la vida pública de la sociedad, que se ejerce en forma individual o colectiva; que se concreta en la formación del orden jurídico mediante el impulso de iniciativas de ley y en la orientación, supervisión y vigilancia de la actuación de los gobiernos en aras de la libertad, la transparencia y la rendición de cuentas, y en pro de la eficiencia en el ejercicio del poder público en sus tres funciones, administrativa, legislativa y judicial.
Es frecuente que los propios activistas cívicos pretendan deslindarse de la política, pero lo cierto es que la actividad que realizan es en esencia política, porque participan en la creación y ejercicio del poder desde la base social y como consecuencia, pese a las circunstancias que fueren, el hartazgo que alegan muchos en este tema, es estéril y por tanto inadmisible. De hecho tanto gobernantes como gobernados somos ciudadanos, responsables de la marcha de la vida pública y como consecuencia, el grado de responsabilidad que a cada uno corresponde, depende de la posición que cada cual ocupe en la comunidad políticamente organizada y de la función que desempeñe.
Por lo anterior resulta indispensable la existencia de reglas mínimas de convivencia entre los ciudadanos y los organismos intermedios de la sociedad por una parte, y los órganos del poder público por otra, que permitan encauzar la actividad cívica a la realización de fines concretos y a resultados medibles.
Está de sobra decir que la Participación Ciudadana enfrenta como retos los peligros inherentes a todo contacto con el poder, como son la burocratización y la absorción y sometimiento estructural al gobierno, por lo que las reglas a las que aspiramos a este respecto, deberán garantizar la independencia de las organizaciones cívicas, en relación a los poderes constituidos. El gobierno y los protagonistas sociales deben interactuar en una relación de coordinación igualitaria, como corresponde a un sistema democrático en la que el gobernado no es súbdito sino ciudadano, en la medida en que está legitimado para participar en la integración del poder del Estado.
A esa luz y en la perspectiva de la aurora de un nuevo gobierno en nuestra ciudad, resulta pertinente retomar el proceso de creación del Reglamento de Participación Ciudadana del Municipio de Torreón, iniciado durante la pasada administración y que hasta la fecha permanece inconcluso.
En octubre del año pasado, la asociación Renacer Lagunero hizo un análisis sobre la iniciativa de reglamento que en esta materia propuso el entonces gobierno municipal, y para ello lo confrontó con una iniciativa concreta emanada de la sociedad. Los promotores declararon que la iniciativa de reglamento de que se trata, tendría por objeto realizar los fines que se propone la Agenda Ciudadana para el Fortalecimiento de la Cohesión Comunitaria, el Desarrollo y la Competitividad de la Comarca Lagunera. El documento mencionado fue hecho público a principios del año pasado, y es fruto de la participación de ciento cincuenta entidades entre empresas y organizaciones de la sociedad civil de la región, entre ellas tres institutos de educación superior: La Universidad Lasalle, El Tecnológico de Monterrey y la Universidad Iberoamericana.
Es momento de volver al camino de la concertación al respecto, porque la crisis creciente del sistema político mexicano, hace cada vez más patente la necesidad que existe de articular la acción ciudadana directa a la actividad de los gobiernos, en una doble vertiente de apoyo y exigencia.
Por eso la propuesta cuyo comentario nos ocupa ofrece mecanismos de participación mediante la articulación de la sociedad a funciones básicas de supervisión y vigilancia, como la contraloría en el rubro de las finanzas del municipio, en el Tribunal de Justicia Municipal, en el departamento de asuntos internos de la Policía, etcétera. La mayor parte de tales herramientas ya se han aplicado y están vigentes en diversas partes de nuestro país, en los niveles de gobierno estatal y municipal, y sólo falta saber el modo en que los torreonenses, vamos a asumir el reto.
