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El hoyo de Pemex

NUESTRO CONCEPTO

Mientras se esperan todavía los anunciados beneficios de la reforma energética aprobada en diciembre de 2013, y que abrió el sector estratégico de los hidrocarburos a la inversión privada, la empresa productiva del estado Petróleos Mexicanos (Pemex) sigue acumulando datos negativos sin que se observe en el horizonte un futuro promisorio.

El fin de semana pasado se dio a conocer que Pemex sufrió en 2017 la peor caída en su producción de crudo desde que se tiene registro, lo cual afectó también sus exportaciones. El año pasado apenas logró sumar 1.9 millones de barriles de petróleo, muy lejos de los 3.38 millones -su pico- de 2004. Desde entonces, la debacle ha sido gradual.

La disminución en la producción se da en un contexto de crisis financiera que viene arrastrando desde hace varios años por las deficiencias cambiarias, la caída en el precio del crudo, el incremento en los costos de producción y las mermas ocasionadas por robo o corrupción. En el tercer trimestre de 2017 las pérdidas de Pemex sumaron 101,804 millones de pesos.

El robo de combustible es otro de los problemas que han ido en aumento. De enero a noviembre de 2017 la empresa registró una cifra récord de tomas clandestinas en ductos: 9,509, lo que representa un 54 por ciento más en comparación de 2016. Y esto ocurre con todo y que Pemex anunció un plan para combatir la “ordeña” de combustible en todo el país. Las pérdidas anuales por este ilícito se calculan en 20,000 millones de pesos.

Dada la mala situación por la que atraviesa la petrolera, otrora una de las más importantes de América Latina, llama la atención la falta de “previsión” a la hora de hacer negocios. La semana pasada se reveló que Pemex derrochó 3,000 millones de pesos para el mantenimiento y rehabilitación de la plataforma habitacional semisumergible “Chemul” sólo para terminar rematándola en 140 millones. Y este sólo es el caso más reciente.

La corrupción no es un hecho aislado en la compañía del estado. Desde el famoso “Pemexgate” hasta los contratos irregulares de Odebrecht, pasando por las prebendas inexplicables a los líderes sindicales de la empresa y por supuesto el régimen de pensiones que hace inviable su estructura financiera y que castiga al resto de la población al hacer de los empleados petroleros una aristocracia que se jubila a los 50 años y que nos cuesta al resto de los mexicanos. Las grandes cantidades de dinero que históricamente ha manejado la petrolera y el uso político de la misma la han convertido en un botín.

El hoyo de Pemex es profundo y dadas las nuevas condiciones del mercado abierto en México, que incrementarán la competencia, parece imposible de tapar. Un hecho lamentable para una empresa sobre la que se sustentó en buena medida la economía de todo un país. Tal parece que a la gallina de los huevos de oro -negro- se le acabó el producto.

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