La periferia de París conquista la pasarela con una estética callejera

La moda masculina se rindió ayer a la practicidad en la Semana de la Moda de París con las propuestas de Balmain, White Mountaineering y Avoc, una firma francesa que crea una silueta inspirada en la periferia parisiense. A pesar de llevar sólo dos años en el calendario oficial parisino, los impulsores de Avoc, dos jóvenes franceses, se han posicionado entre los talentos emergentes más destacables del diseño con el impulso añadido de los cien mil euros del reconocido premio Andam, otorgados en julio por la Asociación para el Desarrollo de las Artes en la Moda y el Ministerio de Cultura. Sobre la pasarela un estilismo utilitario, casi de obrero, con chaquetas en tejidos resistentes e impermeables, camisas en un blanco impoluto combinadas con pantalones amplios en gris, negro o azul, la gama predominante de la colección junto al caqui y algunas piezas naranjas. Avoc, que se define como unisex aunque prioriza los diseños de hombre, defendió su tradicional silueta minimalista también en un par de looks femeninos, con vestidos ajustados de cuello alto y falda lápiz con un estampado que reinterpretó mapas de la región metropolitana de París, conocida técnicamente como “Gran París”. No se trata de una marca parisiense al uso. Bastien Laurent, nacido en Aulnay-sous-Bois (suburbios de París), y Laura Do, que se crió en Gabón y llegó a la capital con 10 años, se han preocupado por dar forma a un estilismo ecléctico inspirado por la famosa “banlieue” de la ciudad, en un estilo callejero, arquitectónico y futurista. “Desde que empezamos con Avoc, el objetivo es hablar de Gran París”, declaró Laurent en el backstage. “Al ganar el Andam, hemos tenido una especie de legitimidad adicional que nos ha permitido hablar más de nosotros, de dónde venimos y qué es lo que queremos hacer”, dijo. Entre los asistentes al desfile destacaron la ministra de Cultura francesa, François Nyssen, y el presidente de la Federación de la Alta Costura y la Moda, Pascal Morand. Especialmente utilitaria fue también la colección de White Mountaineering, que volvió a apostar por lo práctico, el diseño y la innovación, las bases de esta marca japonesa. El punto de referencia fue la escalada, actividad de la que recuperó los objetos más elementales como correas y cuerdas, para llevar alrededor del hombro, o mosquetones de aluminio, que colgaron de pantalones y abrigos. White Mountaineering continuó su célebre colaboración con Adidas en una línea de deportivas muy planas y coloridas, con detalles en amarillo, blanco, negro o verde. El desfile de la histórica maison Balmain tuvo además una sensibilidad mucho más callejera que en otras ocasiones, con pantalones de cuero, chaquetas de piel y cazadoras tipo “bomber”, inspiradas en las de aviación, en la colección más militar de Olivier Rousteing, director creativo de la marca. “Nuestra nueva realidad llama al atrevimiento y la resistencia”, señaló Rousteing en una carta a los invitados, en la que explicó la intención de crear “un espíritu rebelde” y guardar “la maestría que se espera” de Balmain. El creador presentó al mismo tiempo una línea cápsula para mujer, en el mismo estilo, con cotas de malla metalizada inspiradas del medievo como vestidos, botas mosqueteras que se llevaron con pantalones y largos blazers, todo en piel. La modelo española Blanca Padilla fue la encargada de abrir el desfile, con un vestido caqui de malla semitransparente y, más adelante, lo cerró con un modelo mini de manga larga creado a base de imperdibles, rejilla metálica y lentejuelas.