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Año nuevo, los ciclos de la vida

SALVADOR SÁNCHEZ PÉREZ

El año nuevo renueva nuestras ilusiones. Éste tiene que ser mejor año que el anterior, deseamos con vehemencia. Yo seré mejor persona de lo que he sido hasta ahora. Ahora sí voy a hacer dieta. Me propongo firmemente perseverar en el gimnasio, y una serie más de buenos propósitos por el estilo.

Capaz llegué el 15 de este mes y permanezca sólo la mera sombra de esos buenos deseos, no importa. La vida nos da, de nuevo, la oportunidad para renovarnos, para iniciar una vez más, para cambiar, para rectificar, para recuperar el rumbo.

Nos proponemos ser mejores ciudadanos, ahora sí, hacernos cargo de las obligaciones que tenemos con la colectividad a la cual pertenecemos, a la vez que nos comprometemos a ejercer nuestras libertades conscientes y dueños de la dignidad que como personas nos es inherente.

Pero la realidad hace su tarea. Los políticos profesionales hacen de las suyas, el 1 de enero Miguel Ángel Yunes, gobernador de Veracruz, ha atestiguado la toma de protesta de su hijo como presidente municipal del puerto del mismo nombre. Ahora resulta que los cargos no son de elección popular, sino priva el derecho de sucesión, tal como era en el medioevo europeo. Con sorpresa nos demos cuenta que ni en Coahuila, ni en La Laguna, tenemos que la exclusiva en cacicazgos absolutos.

Aquello que denominamos el "sistema político mexicano" funciona por mera inercia, es decir, por mecanismos que tiene el sistema para regenerarse a sí mismo, defendiéndose de las agresiones del exterior, adaptándose a nuevas situaciones, cediendo lo necesario, reivindicando apenas lo correspondiente.

Y es que los procesos sociales son de largo plazo y nunca tienen un fin pre determinado. Tiempo falta para poder atestiguar que los feudos estatales, una vez que el poder presidencial ha perdido su capacidad para reestablecer los equilibrios, habrán de ser neutralizados a través de instancias ciudadanas locales y regionales. Tiempo, energía y decisión falta para ser testigos y protagonistas de un poder social comunicativo capaz de restituir los equilibrios necesarios en todo juego de poder.

Es por eso que el año nuevo implica algo más que arrancar una por una las hojas del calendario. Es realmente una oportunidad de iniciar de nuevo. Es posible concebir el tiempo como una sucesión infinita de instantes, o bien entenderlo como ciclos reiterados de la vida. Ambos supuestos chocan en nuestra cabeza sin apenas darnos cuenta. Pero es verdad, inicia un nuevo año, las oportunidades se renuevan, no igual que el año anterior, se expanden, podemos comenzar otra vez, cargando sobre nuestras espaldas la experiencia que los logros conquistados y los golpes recibidos han dejado en nuestro imaginario personal y colectivo.

Con esta colaboración, también yo cierro el ciclo que inicié hace tres años, justamente en enero del 2015, de colaborar quincenalmente con aportes sobre la ciudadanía en Torreón, en La Laguna, en el país, en la necesaria tensión entre teoría y praxis. Nuevos desafíos aparecen en el horizonte, es hora de iniciar un nuevo ciclo. Agradezco infinito a El Siglo de Torreón el espacio para compartir estas reflexiones.

Twitter: @salvador_sj

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