Fue una velada agradable, alegre y nostálgica. Platicamos de sucesos del pasado, analizamos críticamente el presente, y con audacia nos atrevimos a predecir lo que vendrá, a riesgo de incurrir en desatinos.
Convocados por Pepe Ortiz, Roque, nos reunimos en su casa, una tarde-noche de esta gélida época decembrina, los amigos Mario Carrillo y Laura su distinguida esposa; Juan Vargas y su elegante y agradable esposa, Ángeles; mi esposa Lupita y quien esto escribe.
Disfrutamos de una exquisita y deliciosa cena de tres tiempos, gracias a la gentileza y extraordinaria anfitrionía de Pepe, que es característica tanto de él como de su gentil esposa Susana, Susy. El motivo de la reunión, muy simple, pero importante: expresar nuestros mutuos deseos por la Navidad y por el inminente año 2018. Trajimos a la memoria recuerdos de nuestros años juveniles como estudiantes que fuimos del Instituto "18 de Marzo" de Gómez Palacio, recordando a las maestras y maestros que afortunadamente tuvimos, reiterándoles "pos-mortem" nuestro reconocimiento por los útiles conocimientos que de ellos recibimos.
En el curso de la conversación, Mario Carrillo, médico de profesión, nos comparte lo siguiente: "Yo soy de la Generación XXIII, y cuando terminamos la preparatoria, la poetisa Adelita Ayala, era la Jefa de la Biblioteca del Centro de Seguridad Social del IMSS; la "18" estaba por mudarse a su nuevo campus ubicado por el bulevar Miguel Alemán frente a la Planta Termoeléctrica, por lo que varios compañeros que terminaríamos el bachillerato nos dirigimos a la poetisa solicitándole que, con motivo del cambio y de la conclusión de nuestros estudios de nivel medio superior, nos obsequiara un poema alusivo a tales acontecimientos".
"Adelita accedió de buen grado, y produjo una composición poética, que yo memoricé y que todavía recuerdo"; en ese momento interviene su esposa para decir: "Mario declama muy bonito"; por lo que todos los presentes lo animamos a que lo declamara; "Échatelo, Mario, le dijimos"; y éste entusiasmado, hace gala de su calidad poética y dice:
Al Instituto "18 de Marzo"
Vengo a decir adiós, vetustos muros,
Nidal de mi niñez y juventud.
Donde mi corazón en plenitud,
Halló la ruta hacia horizontes puros.
Aulas y patios cuyos claroscuros,
Hacen brotar el llanto en mi laúd.
Gran templo del saber y la virtud:
¡Has dado 23 frutos maduros!
Por 28 años de sembrar honrado.
Esta ciudad te rinde pleitesía.
Viejo Instituto: llevará grabado
Tu recuerdo de amor, el alma mía.
Con él me marcho de la lucha en pos,
Mi 18 de Marzo: adiós, adiós...
Adela Ayala.
Este hermoso poema no aparece en la Antología de la poetisa, porque fue compuesto de manera significativa para un evento específico. Eufóricos aplaudimos este sentimiento desbordado. Esto ocurrió el mes de julio de 1967. Nunca más cobijó nuestro bello edificio a ninguna otra generación de educación media.
Nacida en San Pedro de las Colonias el 26 de mayo de 1926, Adela Ayala, Adelita, como coloquialmente le llamaban la infinidad de amigos que tuvo, cultivó desde muy temprano la literatura y la música, campos en los que incursionó con éxito; de carácter alegre, entusiasta y gentil se relacionó con múltiples personas dedicadas a las actividades artísticas, quienes la bautizaron como la "Poetisa del Desierto". Autora de un buen número de obras literarias, especialmente de poemas, perteneció a grupos interesados en la cultura, en la superación profesional y personal de la mujer, en actividades literarias y musicales, donde seguramente se acrecentaron sus vivencias en ese intercambio permanente de relaciones humanas que ella siempre practicó, generosa, noble y buena.
Por su rica y amplia producción poética, la LVIII Legislatura del Congreso de Durango, de la que tuve oportunidad de ser parte, por iniciativa del compañero diputado Manuel Lozano Domínguez, aprobó la reedición del libro titulado "Poesía de Adela Ayala" (Escrita de 1960 a 1970), que se publicó en agosto de 1992. Esta insigne poetisa lagunera, orgullo de las letras mexicanas, falleció en Gómez Palacio, Dgo., el 30 de noviembre de 1979.
La declamación de Mario me hizo recordar que, también en el mes de agosto, pero de 1967, varios exalumnos del Instituto pertenecientes a distintas generaciones, organizamos y llevamos a cabo un acto literario-musical, el cual se realizó en las canchas del plantel, al que asistieron las autoridades municipales, encabezadas por el alcalde don José Rebollo Acosta; las autoridades del plantel, Arquitecto Manuel Ruiz de Esparza, quien era el director; el secretario Profesor Alfredo Padilla Huerta, así como maestros, trabajadores administrativos y manuales y un buen número de alumnos.
Denominamos aquel evento "Postrer Adiós al Instituto". Con tal motivo pedimos a Ángel Rivas del Campo, nos ayudara con una composición relativa al cambio de nuestro Instituto, y elaboró un bello poema pleno de sentimiento y gratitud, del que recuerdo unos versos alusivos a una de las muchas actividades extracurriculares que ofrecía el plantel, además del programa normal de materias. Dicen estos versos:
"Cuando llegue el momento de la partida
Y tus aulas y canchas las vea muy lejanas;
Éstas, mis manos temblorosas, ateridas,
Enjugarán mis lágrimas tempranas".
* * *
"De tus vetustos muros, irrumpieron,
Con augusta voz tus oradores;
Y viste, como para ti, obtuvieron
En esforzado afán amplios honores".
Es significativo destacar este detalle presentado por Ángel, porque su área no era la literatura ni la poesía. Él destacó en el terreno de las artes plásticas, laborando como profesor de dibujo y pintura tanto en el Centro de Seguridad Social para el Bienestar Familiar del IMSS, como en el propio Instituto 18 de Marzo, de Gómez Palacio; lo que no fue impedimento para que compusiera el poema. Los exalumnos que integramos aquel grupo organizador del evento, fuimos Enrique Lavín Montoya, Jorge Torres Castillo, Raúl Muñoz de León, Rodolfo López Estrada, José Ovalle Favela, José Medina Acuña, Francisco Rocha Rodríguez, Juan Antonio Santoyo Valles, Leopoldo Morales Arguijo, José Ramírez Garza y Jaime Chao Madinaveitia, entre otros; muchos de ellos lamentablemente ya han partido.
De Ángel Rivas, conservo a título personal, un grato recuerdo, porque artista del pincel, como era, pintó magistralmente una estampa del Quijote y su escudero Sancho, en septiembre de 1975, cuadro que tuvo la gentileza de obsequiarme y el cual ocupa un lugar distinguido en la decoración de mi oficina. Expreso a Ángel Rivas del Campo, donde quiera que se encuentre, mi afecto, respeto y gratitud por tan noble gesto.
Los dos poemas, el de Adelita y el de Ángel, se suman al que compuso don Cayetano Reyes Landeros, exalumno fundador, primero en cantarle a la "18", poema musicalizado por el Profesor Juanito Martínez convirtiéndolo en un Himno, del cual destaco los siguientes cuartetos:
Instituto "18 de Marzo"
En tus aulas mi espíritu crece;
Y a triunfar a la vida me lanzo
Con la fe de que nadie me vence.
* * *
Instituto "18 de Marzo"
Vas marcando el camino a la gloria;
Y tus hijos en un solo abrazo
¡Van cantando: Victoria, Victoria!
En 1990, con motivo de cumplir cincuenta años la institución educativa, produje un modesto trabajo al que titulé "Canto al Instituto "18 de Marzo"; dedicado a la Generación que terminaría sus estudios de bachillerato para que se declamara en poesía coral; algunos versos decían lo siguiente:
Somos la Generación de Oro
Del Glorioso "18 de Marzo";
Queremos elevar la voz en coro,
Unidos todos en un fuerte abrazo.
Con orgullo venimos a cantarle
A la escuela que amable nos forjó;
Y a la comunidad participarle
Que somos producto de esta institución.
¡Oh Instituto!, naciste en Gómez Palacio
En años difíciles para la Nación;
Pero en ti encontró un gran espacio
¡El anhelo educativo de la Revolución...!
Esta columna desea a los amables lectores y al público de la Comarca Lagunera en general, paz y felicidad en esta Navidad; dicha y prosperidad en el 2018.
