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Cuestionario Proust 2017

SIN LUGAR A DUDAS...

PATRICIO DE LA FUENTE
“Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.

— José Ortega y Gasset

El Cuestionario Proust es una especie de “test” de la personalidad, que popularizó el famoso escritor Marcel Proust, ya que cuando se lo hicieron, sus respuestas fueron de lo más ingeniosas y originales. Y así pasa a la historia: como el cuestionario que lleva su nombre.

Fiel a la tradición que iniciara hace algunos años en estas mismas páginas cada mes de diciembre, te comparto mis respuestas del 2017 invitándote a que tú también las respondas.

¿Principal rasgo de su carácter?

Saber hablar claro y sin tapujos. Estoy a días de cumplir cuarenta años. Nunca imaginé decirlo en las páginas de El Siglo de Torreón porque en mi entorno existe una suerte de aversión a confesar la edad. Bueno, no sé si llamarlo aversión pero sí proclividad a ocultarlo.

A los veinte me divertí e hice incontables amigos, también cometí muchísimas equivocaciones. Seguramente en el camino lastimé a algunas personas, cosa que jamás fue mi intención. Por ello, he tratado de compensarlo buscando convertirme en una mejor versión de lo que era antes. Supongo que tenía que pasar. Todo: dolores, pérdidas, fracasos y el éxito, llevan un propósito.

Los treinta me trajeron liviandad y certezas; ésta ha sido la década para consolidar sueños y añoranzas, asumir grandes responsabilidades y seguir aprendiendo.

Cuando cumplí treinta años, corrí a esconderme a una playa. No es broma, me pesaba horrores la edad. A la distancia pienso, ¡qué ridículo! No cometeré ese mismo error de nuevo. Llego feliz y muy satisfecho a los cuarenta. Mi vida ha sido más intensa que estar sumergido bajo el agua sin respirador.

¿Qué cualidad aprecia más en un hombre?

La lealtad

¿Y en una mujer?

Para mí, el afrodisíaco más poderoso del mundo es la inteligencia.

¿Cuál es la máxima expresión de la miseria?

El desinterés ante la circunstancia ajena, la ausencia de compasión por el prójimo, ser egoístas. Llevo tatuada una frase que dice: “La vida es como la espuma, por eso hay que darse como el mar”.

¿Qué espera de sus amigos?

Lo seres humanos a veces pedimos demasiado de nuestro prójimo. Yo de mis amigos ya no espero nada: cada día me sorprenden por fantásticos y maravillosos. Lo mismo puedo decir de mi familia. En ambos casos han sido y son una auténtica bendición.

¿Tu idea de la felicidad?

Estar en el mar o en la Comarca Lagunera. En ambos sitios soy profundamente feliz.

¿Su ocupación favorita?

Descubrir todo lo nuevo. Se empieza a envejecer cuando instalados en la zona de confort renunciamos a aprender cosas. Por ello, a algunos de mis amigos casi les doblo la edad. Hoy los chavos traen una estructura mental impresionante, son como esponjas y tienen muchísimo que enseñarnos.

¿Su principal defecto?

El que durante algún tiempo no supe poner límites a ciertas personas. Gabriel García Márquez dijo que lo más importante que aprendió a los cuarenta años fue a decir no cuando es no. A trancazos, pero ya lo aprendí también.

¿Sus autores favoritos en prosa?

Uno de mis vicios es la lectura, así que la lista es muy larga. Ahorita retomé la obra de Luis Spota, particularmente los seis libros que conforman “La Costumbre del Poder”. Menospreciado en su tiempo, pero Spota entendió y diseccionó como pocos al sistema político mexicano.

¿Sus poetas?

Me encanta Sor Juana Inés de la Cruz por contestataria, adelantada a su época y reina entre un océano de machos. “Triunfante quiero ver al que me mata, y mato a quien me quiere ver triunfante”, dijo y sí, la pluma fue su mejor arma.

¿En qué país desearía vivir?

Me encanta viajar, pero ahorita en México. La enormidad de los problemas que enfrenta nos reclama estar aquí.

¿Cuál es su estado de ánimo actual?

Satisfecho y feliz pero también reflexivo. Por estas fechas (creo que a todos nos pasa) siempre hago un balance crítico de mis aciertos y errores, de la ruta que me he trazado y hacia dónde voy. Son momentos para detenerse en un peldaño de la escalera, meditar, exhalar y continuar subiendo. No creo en alimentarme de glorias pasadas. A veces cuesta, pero sigo en movimiento.

¿Cómo le gustaría morir?

Riendo: así he vivido y así quiero irme. Dice un hombre muy sabio, el querido Maestro Felipe Garrido, que “ante el torbellino de la vida, nada más importante que reír”. Tiene razón.

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Escrito en: Patricio de la Fuente

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