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Definidos los tres principales contendientes para 2018

JESÚS CANTÚ

El pasado viernes los dirigentes partidistas registraron la coalición Por México al Frente ante el Instituto Nacional Electoral; a pesar de las presiones internas y externas, los tres líderes lograron finalmente concretar el acuerdo para postular a los candidatos también previamente pactados: Ricardo Anaya, para la Presidencia de la República; el que designe el PRD (muy probablemente Alejandra Barrales), para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México; y un reparto equitativo, en función del porcentaje de votos en cada uno de los estados, de las candidaturas a diputados y senadores.

Particularmente los dirigentes nacionales del PAN y PRD tenían mucho interés en concretar el frente por dos razones principales: incrementar sus posibilidades reales de ganar la contienda electoral y concretar sus propias candidaturas; en el caso de Ricardo Anaya, del PAN, prácticamente la tiene amarrada y, por lo tanto, sea cual sea el procedimiento interno que se decida en el blanquiazul, él será el candidato; mientras tanto Alejandra Barrales, sí tendrá que enfrentar mayor oposición al interior de su partido.

El frente, con Anaya como su candidato presidencial, de acuerdo a la última encuesta del periódico Reforma estaría disputando el segundo lugar con José Antonio Meade, de la coalición PRI-PVEM, con 19% de las preferencias electorales contra 17% del tricolor; ambos muy lejos de Andrés Manuel López Obrador, de la coalición Morena-PT, con el 31% de los votos. De acuerdo a la misma encuesta, sin el frente: López Obrador obtendría 32% de las preferencias; Anaya, 16; y Meade, 16, es decir, el candidato de Morena ampliaría su ventaja sobre sus otros dos competidores.

Miguel Ángel Mancera, quien había sido ungido por el PRD como su candidato a la Presidencia de la República, finalmente tuvo que ceder ante la decisión del partido; pero dejó clara su inconformidad con la misma y afirmó que concluiría su mandato en la Ciudad de México. Moreno Valle, el otro precandidato blanquiazul con cierta presencia en la opinión pública, aunque no ha hecho ningún pronunciamiento tras la concreción del frente, seguramente intentará obtener candidaturas para él y sus principales seguidores.

Prácticamente ya se conformó la boleta, pues están seguros los candidatos de las tres principales fuerzas políticas (López Obrador, Meade y Anaya) todos como precandidatos únicos y designados por voluntad personal (en el caso de AMLO, él mismo; en el de Meade, del presidente Enrique Peña Nieto) o de la cúpula de su partido (Anaya) que está totalmente controlada por él.

Vale la pena señalar que en el caso de López Obrador y de Anaya (una vez que Margarita Zavala optó por lanzarse como candidata independiente), realmente son los mejores candidatos para sus respectivas coaliciones, de acuerdo a lo que indicaban la mayoría de las encuestas de preferencia electoral. Muy diferente al caso de Meade, ya que entre los priistas y la población en general siempre apareció mejor posicionado Miguel Ángel Osorio Chong, sin embargo, el principal elector (Peña Nieto) apostó por Meade, por dos razones principales: una, lo considera más cercano a su proyecto político y a él en lo personal; y dos, apuesta por lograr conseguir el voto útil panista, con lo cual piensa que tienen más probabilidades de lograr la victoria.

Sin embargo, la apuesta presidencial no parece tener ningún sustento, pues de acuerdo a la misma encuesta ya referida, Meade sería la cuarta opción de los panistas, es decir, los panistas tienen como su primera opción a Anaya; la segunda es Zavala, con el 12% de los votos blanquiazules; la tercera, increíblemente es López Obrador, que consigue el 9%; y finalmente, aparece Meade, con el 7%.

Por supuesto que los porcentajes no son definitivos y todavía falta que se desarrollen las precampañas y las campañas electorales, incluso cuando se levantó dicha encuesta todavía no había ocurrido el destape de Meade, por lo cual es un hecho que las preferencias electorales se moverán en los siguientes meses.

Todas las señales apuntan a que Peña Nieto y su equipo apuestan a que coexistan tres fenómenos para lograr retener la Presidencia en las elecciones del próximo año: la pulverización del voto opositor, de allí la importancia de las candidaturas independientes de Margarita Zavala y Jaime Rodríguez; la conservación del voto duro tricolor en alrededor de una cuarta parte del electorado; y a capturar el voto útil blanquiazul, una vez que vean que su candidato no tiene posibilidades reales de ganar y decidan votar en contra de AMLO.

Sin embargo, de acuerdo a las encuestas, ninguna de estas apuestas tiene sustento, pues el voto duro tricolor en estos momentos ya anda alrededor de la quinta parte de los electores; no parecen estar las condiciones dadas para que se pulverice el voto opositor; y tampoco es muy claro hacia dónde fluirá el voto útil, que sí es muy probable que exista.

Pero, particularmente en este último caso, todo depende de que uno de los dos (Meade o Anaya) logre posicionarse como un segundo lugar indiscutible; en el 2006, Felipe Calderón lo logró y se hizo del voto útil; en el 2012, López Obrador nunca pudo ubicarse como tal en la opinión pública y no hubo voto útil, con lo cual Peña Nieto ganó la elección.

Hoy todavía no es claro si la elección del 2018 se acercará más a la de 2006, dos contendientes (donde nuevamente estará López Obrador) o a la de 2012, un puntero (ahora López Obrador) y dos lejanos retadores. Por lo pronto, hoy ya se conoce a los tres principales protagonistas.

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