Verdades y rumores
La grilla está a todo lo que da dentro del PAN no sólo por la elección local de 2018 sino también por el control del ayuntamiento que comienza en tres semanas. Y es que además de que el senador con licencia Luis Fernando Salazar se ha subido de nuevo al ring político para pelear por una candidatura, esta vez a la alcaldía de Torreón -lo cual implica nuevamente medir fuerzas con Jorge Zermeño, quien por supuesto se quiere reelegir-, el estira y afloja por colocar piezas en la presidencia municipal está a la orden del día. Una prueba de ello es el pleito que los subagentes disfrazados de matracas azules dicen que se traen Natalia Virgil, mejor conocida como la “Dama de Hierro de la Fiscalización”, y Alma Fong, brazo derecho del diputado local electo Marcelo Torres.
Dicen que Fong ha sido la encargada de colocar a la gente de Torres en algunos puestos dentro de la administración zermeñista que está por arrancar. Dicen que su posicionamiento es tal que incluso busca convertirse en la contralora municipal, cargo que se supone estaba más que amarrado para doña Natalia. No obstante, se oye también que desde Ciudad Lerdo la panista Salomé Elyd de Katsicas está interviniendo haciendo algunos señalamientos contra Alma para persuadir a don Jorge para que no la coloque en ese puesto clave. A ver a quién le hace caso.
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Durante la sesión solemne con motivo del informe de gobierno de Jorge Luis Morán llamó la atención el discurso que las ediles panistas Gaby Casale y Ángela Campos presentaron para lanzar dardos envenenados contra el alcalde interino y, en general, contra la administración municipal que comenzó Miguel Riquelme, hoy gobernador. Pero lo curioso no fue precisamente que cuestionaran los logros que tanto presumen don Jorge y don Miguel, sino el tono de la excelente pieza retórica que, a decir de los agudos observadores de la cosa pública local, no es el habitual en la síndica y la regidora. El misterio comenzó a resolverse cuando algunos subagentes se percataron de la ausencia en la sesión del regidor Sergio Lara, coordinador de la bancada blanquiazul en el Cabildo, situación que, por extraña, llevó a cuestionar el motivo. Según se pudo conocer, don Sergio no quiso asistir a la ceremonia protocolaria porque no se sentía del todo a gusto con una situación que precisamente tiene que ver con el discurso de sus compañeras. Lo que reportan los subagentes es que detrás de ese discurso estuvo la mano de Carmiña Fernández, regidora en tiempos de la primera alcaldía de Zermeño y madre del senador Salazar. Dicen los que saben que el objetivo de fijar las claves de ese discurso fue el de mandar un mensaje tanto hacia el gober Miguel, sobre aquellos puntos oscuros de su paso por la presidencia municipal de Torreón, como al propio don Jorge respecto al ruido que se pudiera meter a la incipiente relación entre el futuro mandamás local y el actual estatal. Vaya usted a saber.
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El que sorprendió a propios y extraños con sus primeras palabras en un acto político en la ciudad fue el obispo Luis Martín Barraza, recién desempacado de las hermanas tierras chihuahuenses. Y es que el padre Martín, como le gusta que le digan en vez del formalísimo monseñor, acudió como invitado especial a la inauguración del polémico teleférico que luego de cumplido un año el plazo prometido originalmente pudo ser abierto al público, no sin algunos incidentes que afortunadamente no pasaron a mayores. Resulta que cuando le tocó hacer uso de la palabra, el obispo no tuvo empacho alguno en darles un sermón a los políticos y gobernantes asistentes y, de paso, dejar en claro que está muy al tanto de los últimos acontecimientos en materia de democracia electoral. Don Luis les dijo que, de acuerdo a lo que le habían contado, sabía que las pasadas elecciones no habían sido “ejemplares” porque la clase política en general “se había portado un poquito mal”, por lo que consideró que hace falta “dignificar el servicio público”. ¡Zas! Mientras él hablaba, arriba del estrado lo escuchaban atentamente el gober Miguel Riquelme, el alcalde Jorge Luis Morán y algunos funcionarios y diputados. Pero el obispo también dejó en claro que lo importante de todo el complejo turístico religioso no es en sí el teleférico, sino el Cristo que está en el cerro, y que en todo caso el nuevo sistema de transporte sólo será un medio para llegar a él, de forma literal y metafórica. Además del mensaje implícito de “no se emocionen tanto con la obra”, lo que llamó la atención es que en un acto político de una república que se asume laica, como la mexicana, se escuchara con tanta fuerza un mensaje religioso. En fin, algo de los tiempos heterodoxos que estamos viviendo.
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Los que ya se preparan para asumir su desacostumbrado rol de oposición dentro del próximo ayuntamiento son los ediles electos del PRI. Nuestros subagentes disfrazados de infusiones nos reportan que hace unos días el equipo tricolor fue visto en un conocido café del bulevar Independencia discutiendo sobre la forma en la que se van a comportar en el Cabildo una vez que asuman el cargo. La idea de la reunión era poner sobre la mesa los puntos con los que pretenden golpear a la administración de don Jorge Zermeño. Pero cuentan que además están buscando hacer alianza con otros grupos y personajes, incluso vinculados a otros partidos políticos. Tal es el caso de Willy Gutiérrez del Bosque, quien acudió a la mencionada reunión de café y que en la pasada elección local fue abanderado por el partido Morena. Pero como que algo no funcionó bien, ya que al final la única voz que se escuchaba era la de don Willy, quien fiel a su estilo suelto arremetió contra los partidos y la corrupción de los mismos e incluso señaló a uno que otro personaje priista ante la mirada sorprendida de los asistentes. O sea que casi, casi salieron regañados. Habrá que ver con qué bríos llega la bancada tricolor que ahora le tocará fungir como contrapeso a partir del 1 de enero en un año electoral.
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Ya le habían adelantado nuestros subagentes la misiva pasada de la grilla que se traen en la UAdeC con eso de la renovación de la rectoría en la Urbe de Adobe. Pues bien, ahora parece que el interino Salvador Hernández Vélez, quien relevó en el cargo a Blas Flores, que saltó a la tesorería estatal en el gabinete riquelmista, busca aplicar la clásica táctica del madruguete. Cuentan nuestros subagentes disfrazados de mochilas que don Chava ha estado haciendo varias jugadas por debajo de la mesa para afianzar el apoyo necesario en el Consejo Universitario, que es el órgano que definirá el asunto de las elecciones para la rectoría. Como se había comentado, Hernández, que pertenece al clan Medina que desde hace un cuarto de siglo controla a la UAdeC en Torreón, no quiere que haya elecciones de tal manera que él se quede al frente lo que resta de la gestión. Pero el grupo saltillense, que dirigen Chema Fraustro y Chuy Ochoa, no están de acuerdo con eso y han insistido en que haya votación para que la comunidad universitaria elija entre don Chava y Francisco Osorio, actual tesorero, pero con la línea cargada hacia este último. La jugada de Hernández Vélez consiste en meter a sus allegados al Consejo y llamar a los directores de las facultades para solicitar su apoyo para que se decida su ratificación en la rectoría. ¿Lo conseguirá?
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En Lerdo el panorama no se ve muy claro. Nuestros subagentes escondidos en la caja fuerte de Tesorería aseguran que con todo y que cada bimestre se ha gastado menos recurso del que ingresa -al menos eso muestran los estados financieros presentados por Don Homero Martínez Cabrera, tesorero de la bella Ciudad Jardín- no hay recurso que alcance para pagar todos los pendientes que dejó la última administración municipal panista que tuvo Lerdo. Aseguran los subagentes que la alcaldesa María Luisa González Achem ha dicho amargamente que ni aunque ella ni sus funcionarios dejen de comer los tres años de la administración -si se queda, por supuesto- podría pagar todos los pendientes que datan de hace 10 años. Uno de ellos es la deuda millonaria con la concesionaria de la planta tratadora cuyo contrato ha provocado que Lerdo deba ya alrededor de 200 millones de pesos a esta empresa “italiana”, dicen, por tratar el agua que no compra la CFE al municipio porque no la necesita. Otro asunto que preocupa es el de los ex directores y empleados municipales que demandaron por despido injustificado, también hace 10 años, al ayuntamiento que en ese entonces presidía el hoy regidor Carlos Aguilera, demanda que al día de hoy costará 120 millones de pesos a Lerdo por lo cual durante mucho tiempo no habrá recursos para obra pública. De este caso llama la atención que algunos de los demandantes no han dejado de laborar, como Héctor Rivas Jáquez, quien siempre ha acompañado a la hoy contralora estatal Rosario Castro en su carrera política y con quien hoy en día sigue trabajando en dicha dependencia que depende del gobierno del “cambio” del “Güero” Rosas Aispuro. Otros aseguran que también un ayudante del regidor panista Héctor Rivera, contratado (y pagado) por la actual administración municipal -que no sabemos si pecó de inocente-, también será uno de los que recibirá un cheque millonario por despido injustificado del Municipio. ¿Será esto legal si se considera que el susodicho en realidad no ha sido despedido del ayuntamiento? Acompáñenos, en unos meses, a ver el desenlace de esta triste historia.
