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Desigualdades entre la realidad y la política

JULIO FAESLER

Dntro de unos cuantos meses México quedará ubicado en un rango superior a Italia o Francia. Con ello nuestro país ha dejado atrás el ser calificado como país en desarrollo. México estaba ubicado en el décimo segundo lugar del Fondo Monetario Internacional, ahora ha ascendido al decimoprimer lugar dejando abajo a

FRANCIA E ITALIA

El caso es significativo porque, haciendo completamente a un lado los antecedentes que nos ubicaban entre los países atrasados del "tercer mundo" o bien de los países "subdesarrollados", el que nos encontremos en posición superior nos causa confusión.

El tema que el Dr. Friedman desarrolló durante su conferencia magistral en el marco de la Exposición Alimentaria que se está realizando en la ciudad de México, fue que tenemos que dejar de minimizarnos como hasta ahora lo hemos hecho. El rango que, después de tantos años de esfuerzos que el país ha invertido en términos de construcción de una planta de producción industrial y agrícola, supera el de muchos miembros de la OCDE.

Recordar que México fue capaz de superar la intensa crisis que estalló en 2008 es muestra de la fortaleza que metódicamente se ha venido aplicando. Ese ejercicio se dio dentro de la interdependencia que caracteriza el mundo actual. Por esa interdependencia ningún país puede pretender evolucionar por si solo.

El Dr. George Friedman expresó que le apenaba que México no haga valer en los foros mundiales su verdadera fuerza económica y social. No hay razón, continuó, porque países que están en un rango inferior, como algunos europeos, sean tratados con gran consideración en las negociaciones mientras que México, que los supera en pujanza, siga siendo tratado como inferior. Una de las características del mexicano es que sigue portándose como una figura indecisa que teme las reacciones de los demás.

El que México tienda siempre a argumentar desde una base de inferioridad y autodenigración hace que los demás países lo sigan menospreciando. Ello conduce al aislacionismo como que el que aquejó a los ingleses, cuando sin razones válidas, su electorado decidió emprender el BREXIT. Una nación que no se autoestima toma decisiones tan negativas como la mencionada cuyo cumplimiento es actualmente un indigesto problema para el gobierno.

El fenómeno del BREXIT es, por cierto, un excelente ejemplo de lo que sucede cuando los políticos no sienten ni calibran las realidades que los rodean y se retrasan en relación con ellas.

México comete el mismo error al no portarse con el señorío a que sus logros le dan derecho. El momento actual es crucial y hay que progresar a nuevas fórmulas de solución. La cuestión está en no entender que la interdependencia en la que viven todos los países. Ningún país debe utilizar argumentos que se refieren exclusivamente a sí mismo como hoy lo hace Estados Unidos. Las negociaciones internacionales son inevitablemente un acordar decisiones que convienen a las dos partes, pero el partir de la premisa de que la parte contraria está empeñada a solo beneficiarse lleva a la imposibilidad de llegar a resultados sensatos.

En la visión del Dr. Friedman, nuestro país no ha sabido tener relaciones internacionales que partan de semejante equilibrio inicial en tanto que otros países, que no son tan fuertes como México en muchos aspectos, logran acuerdos más benéficos para sus intereses.

Quizás, concluye el Dr. Friedman, es que México tampoco ha llegado a integrar su política comercial entendida como una pieza dentro de un esquema mayor. Esto explica que las posiciones que se pretenden en las negociaciones no están respaldadas con las de las demás políticas como las industriales, agrícolas, energéticas de población y migración y las financieras.

En el curso de sus comentarios, el académico se refirió al Presidente Trump como el representante de una gran masa ciudadana que está encerrada en su propia visión del mundo y que recela de todo por ver siempre la amenaza y la perversa intensión del contrario. Esa composición mental lleva a crasos errores que solo se curan con el tiempo. La cuestión es que el proceso político es muy lento. Las realidades son la actualidad.

El TLCAN no desaparecerá. Hay demasiados intereses en los dos países que sostienen su supervivencia. Ambos países lo necesitan. México debe realizar ya su potencial.

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