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Pantalones

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Hoy es el primer día del lagunero Miguel Ángel Riquelme Solís como gobernador constitucional del estado libre y soberano de Coahuila de Zaragoza. Comienza entonces un nuevo gobierno que habrá de durar 2 mil 161 días, tal como lo mandata la ley.

La mejor noticia para muchos, más allá de que Riquelme asume el gobierno, es que por fin el clan Moreira ha dejado de ser la primera voz en el Estado. Hoy ya no está más como primera autoridad en el Palacio Rosa de Saltillo (sede del poder ejecutivo estatal) el hermano o el testaferro (el prófugo de la justicia de los Estados Unidos, el ex gobernador sustituto Jorge Torres López) del profesor Humberto Moreira Valdez, aquel polémico y folclórico político que en su sexenio permitió la invasión y apropiación del crimen organizado en Coahuila; aquel que durante su mandato o en el periodo que lo sustituyó Torres se contrajo una megadeuda, la cual gran parte se hizo de manera ilegal, que habremos de arrastrar los coahuilenses por tres generaciones.

El sexenio comprendido entre el 1 de diciembre de 2005 al 30 de noviembre de 2011, Coahuila contrató una deuda bancaria de alrededor de 38 mil millones de pesos, y fue en ese mismo periodo donde las bandas delictivas de extrema violencia campearon a sus anchas por este territorio. Información reciente proporcionada por el periodista capitalino Sergio Aguayo da detalles del horror incluso que se vivió dentro del penal de Piedras Negras, donde Los Zetas convirtieron ese reclusorio en centro de control y cámara de exterminio y disolución de cadáveres. Todo esto al amparo de la autoridad.

Verdad hay que decir que desde que asumió el segundo Moreira, Rubén, las cosas en materia de seguridad cambiaron drásticamente para bien. El estado ha recuperado niveles de seguridad pública mucho más aceptables y los índices de comisión de delitos de alto impacto como homicidios, secuestros y extorsiones han sido disminuidos sensiblemente, aun y cuando este año 2017 a nivel nacional se está viviendo el año más violento en la historia moderna de México.

También es irrebatible la recuperación del empleo formal que se ha vivido en el sexenio ayer concluido. Más de 170 mil empleos formales registrados en los últimos seis años es una cifra muy considerable, es un éxito sin cortapisas. Hay que sólo señalar que Coahuila, que cuenta con una plata automotriz muy importante, particularmente en la región sureste, perdió en la crisis del 2009 sólo en esa zona más de 50 mil empleos.

El análisis puede y debería ampliarse, pero en aras de la practicidad, lo que hoy toca en mirar hacia adelante y a partir de hoy el tiempo es del gobernador Riquelme, y de los retos que tendrá que afrontar al liderar Coahuila.

Si bien hay una recuperación y ampliación considerable a nivel estatal y si bien la inversión foránea directa ha regresado a La Laguna de Coahuila luego de diez años, ahora el objetivo debe ser el mejoramiento del poder adquisitivo de la población en general. Claro que el estado está mejor y creciendo, pero nada tiene que hacer con otras regiones del país como lo es la propia ciudad de México, Jalisco, Nuevo León o la región del Bajío.

Igualmente Miguel Riquelme atenderá el tema de seguridad, donde ya ha mostrado que tiene tamaños para hacerlo. Además que es un asunto al que tanta atención le pone, que ha anunciado que volverá a crear la Secretaría de Seguridad, convertida hace 4 años en Comisión de Seguridad y con dependencia de la Secretaría de Gobierno.

Hay por supuesto muchos campos en los que el nuevo mandatario coahuilense tendrá que aplicarse si desea ser reconocido como un gobernante destacado.

En el caso específico de Torreón, su ciudad, donde la percepción de que el PRI cometió fraude electoral para imponer a su candidato es significativa, la esperanza debe centrarse en que Miguel Ángel Riquelme Solís muestre pantalones para distanciarse del Moreirismo, causa principal del resultado adverso que tuvo el flamante gobernador en su propia tierra en las elecciones pasadas.

Los que lo conocen de cerca, saben que el ingeniero Riquelme es rudo y determinado a la hora de afrontar escollos en su camino y que no le tiembla la mano para usar el poder, que ahora tiene mucho. También se sabe que no compra enemigos gratis ni tiene conflictos ideológicos como su antecesor, pero habrá que ver si ahora muestra esas características para poner la distancia y dejar claro que los gobiernos de los señores Moreira son ya historia y que él no es un títere de ellos.

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