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Agua: alternativas (I)

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Cada vez que algún político o funcionario gubernamental, particularmente si es local, declara públicamente sobre la problemática del agua en la Comarca Lagunera y de la instalación de filtros en los pozos o a pie de llave como solución que se está aplicando a aquella que se extrae para abastecer la demanda urbano-doméstica, opina de manera descontextualizada y sólo vierte información parcial sobre este tema.

Hoy en día a cualquier lagunero relativamente informado se le puede preguntar en que consiste esa problemática y se obtendrá como respuesta que el agua extraída del subsuelo que consumimos las personas está contaminada con arsénico, razón por la cual tenemos que tomar agua embotellada; quizás agregue que lo anterior ocurre por la sobreexplotación que sufren los mantos acuíferos y que consumirla directamente de la llave implica el riesgo de que nos afecte la salud, siendo la idea más generalizada la posibilidad de que nos provoque algún tipo de cáncer.

Es posible que esa información se haya socializado por la difusión que al respecto han transmitido los medios de comunicación. Suponemos que la fuente proviene de documentos generados en los ámbitos académicos y por grupos de ciudadanos identificados como ambientalistas, pero también es sabida y comentada en oficinas de gobierno que inciden en la gestión del agua en virtud de que, sobre todo la Comisión Nacional del Agua (Conagua), gran parte de los datos provienen de ellas; sobre ella están enterados la mayor parte de los concesionarios de este recurso.

Lo anterior se viene reafirmando en eventos académicos que convocan universidades a través de conferencias de expertos o dependencias de gobierno para la elaboración de programas oficiales, tal como ocurrió en las consultas que la propia Conagua hizo hace algunos años para elaborar la Agenda 20-30 y el Programa Hídrico Regional de la Cuenca Nazas-Aguanaval, del Instituto Municipal de Planeación de Torreón (Implan) y el Instituto Coahuilense de Acceso a la Información (Icai) cuando se identificaron los temas prioritarios en sus diagnósticos locales, o de grupos civiles como la Agenda Ciudadana de Renacer Lagunero, por mencionar algunos.

Otros grupos civiles han convertido la agenda del agua en el eje central de su preocupación y actividades que desarrollan en la región, es el caso de Encuentro Ciudadano Lagunero (Ecl), quienes han contribuido a la difusión de información, no siempre coincidente con la gubernamental, sobre la problemática hídrica a la vez de que ocupan espacios de participación ciudadana a través de los cuales intentan incidir en las políticas públicas relacionadas con esta temática, como ocurre en el Consejo de Cuenca Nazas-Aguanaval y otros consejos en el ámbito federal o local.

En pocas palabras, la problemática descrita es conocida por el ciudadano común, expertos académicos, funcionarios públicos o integrantes de grupos civiles, sobre todo entre estos últimos se conoce la dimensión real del problema y por ello, como decíamos en el primer párrafo, no se debe soslayar la información pública que se vierta particularmente desde el sector gubernamental porque pareciera que se dirige a los ciudadanos como si entre estos se desconociera. Es importante que cuando se realicen esas declaraciones se eviten afirmaciones tales como aquellas que dicen que los filtros son la "solución definitiva" u otras por el estilo.

Ciertamente resulta irrefutable que en La Laguna tenemos un serio problema con el agua que extraemos del subsuelo, que este se manifiesta principalmente en su calidad debido a que se encuentra contaminada con arsénico y otros elementos químicos como el flúor, que por tanto no es potable y no se debe ingerir directamente de la llave, aunado a que ya son frecuentes los reclamos de grupos de colonos urbanos o de habitantes de comunidades rurales por la escasez del recurso.

Cuando decimos que está contaminada es porque su composición química tiene valores mayores a los establecidos como límites de tolerancia por parte del organismo humano. En el caso del arsénico los estudios realizados por los expertos mexicanos y de otros países nos vienen indicando que esos valores se expresan en las concentraciones de compuestos químicos que presenta el agua y que estas van evolucionando, los cuales se regulan en las normas oficiales mexicanas.

Es la NOM-127-SSA1-1994 la establece los límites de tolerancia, donde observamos que inicialmente se definió en 50 microgramos de arsénico por litro de agua, posteriormente se redujo a 25 y desde entonces es la vigente. Sin embargo, con base a dichos estudios en la actualidad la Organización Mundial de la Salud recomienda que deben ser 10 microgramos por litro el límite de tolerancia que disminuye los riesgos en la salud humana.

La Agencia de Protección del Ambiente del vecino país norteño y otras naciones han adoptado esta recomendación en su normatividad interna. Desde hace varios años en México se elaboró un proyecto que modificara la NOM-127 en el que se determina hacer lo mismo, proyecto que aún permanece congelado en la Cámara de Diputados y sobre la cual los legisladores no se animan a aprobarlo.

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