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Adolescentes y embarazo

Diálogo

YAMIL DARWICH

De nuevo aparecen otros signos que refieren el reacomodo -¿enfermedad?- social del mundo que vivimos: está creciendo el número de jovencitas que se embarazan en plena pubertad, con las posibles consecuencias para ellas, sus bebés y la sociedad en general.

Para nadie es desoconocido el desgaste físico que sufre el cuerpo de una mujer embarazada, más aún cuando no está en condiciones óptimas para enfrentar el crecimiento y desarrollo de un nuevo ser a expensas de su propio organismo.

Tampoco podemos eludir la realidad social de mujeres jóvenes o incapaces de enfrentar -material y afectivamente- el reto de la sobrellevar la vida sin recursos materiales, educativos y de apoyo familiar -madre soltera- con la carga de un nuevo ser bajo su responsabilidad.

La Dirección de Salud, del municipio de Torreón, ha informado el resultado de una encuesta realizada en escuelas secundarias que reflejan un 40% de estudiantes que tienen una vida sexual activa; lo repitieron un semestre después, creciendo la cifra a 50%.

El INEGI, en unión con la OCDE, han encontrado que el coito se inicia a edades muy tempranas y que se registran embarazos en niñas de once años o menos.

En México, se conocen 500 mil casos de jóvenes embarazadas menores de 19 años, algunas entre 10 y 11 años; el 62.3% de jóvenes de 15 a 19 años han iniciado su vida sexual y el 50% de ellas no utilizan anticonceptivos. El dato se vuelve preocupante cuando se conoce su inmadurez desde el punto de vista psicológico/emocional, hormonal/ovular y educativo/social.

La Comisión de Derechos Humanos del Senado y la Dirección de Salud Reproductiva del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) Tonatiuh Barrientos Gutiérrez, informó que México tiene el primer lugar de embarazo adolescente y, además, que entre 2013 y 2014, se registraron 394 nacimientos, de madres menores a 10 años de edad (datos recabados de Excélsior).

Las causas de los embarazos en adolescentes son variadas y sobresalen cuestiones de afectividad y sentimientos de desatención familiar; púberes que no sienten ser suficientemente queridas por sus padres y que buscan llenar esa necesidades de afecto a través de la sexualidad activa: "quiero que me quieras".

Desde luego que participa la mala educación en general, particularmente la sexual y la evidencia se comprueba en la relación que existe entre embarazos tempranos y la menor escolaridad, así como la mayor incidencia en medios rurales o semiurbanos, incluidas las áreas urbanas con mayor pobreza. Pero Usted, si no pertenece a tales grupos sociales, no se sienta a salvo; la situación se da en todos los niveles socioeconómicos y culturales del país.

Otro factor participante es la distorsión en temas de educación sexual.

En México, aún continúan las discusiones entre los grupos radicalizados de izquierda y derecha sobre qué y cómo se debe enseñar biología y sexualidad a los estudiantes de educación básica.

La izquierda promueve una desinhibición total y entrega de la información sin procesamiento -cruda y real-; en tanto, la derecha, exige que la sexualidad se comente en forma moderada y solamente en lo suficiente para que los menores posean los conocimientos mínimos necesarios. La solución está en el justo medio, ¿verdad?

Mención aparte merece la comunicación con información buena/mala que los muchachos reciben a través de las redes sociales. Hoy día, cualquier niño que sabe navegar en el ciberespacio -casi todos- pueden encontrar realidades, mentiras, deformaciones de la verdad, incitación a la sexualidad activa, promoción del coito como medio de entretenimiento o simple placer físico, descarada pornografía, ventas de productos, etc.

Curiosamente, para revisión del caso tampoco hay acuerdo: unos defienden la libertad de acceso a la información y otros se oponen, refiriendo el abuso y desinformación que se comente contra los menores. Lo cierto es que ellos tienen acceso a las redes sociales y muy pocos lo hacen con supervisión de sus mayores, incluidos padres y profesores.

De nuevo aparece la necesidad de trabajar responsablemente en la educación de los hijos: en la casa como primer centro de información y orientación, luego en la escuela, con profesores bien capacitados para manejar el tema.

Casi nadie cuenta con la adecuada formación, mientras tanto, la información y la distorsión de la verdad aumenta, inclusive la recibida de "amigos de mayor edad".

Verónica Delgado Parra, de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, nos advierte:

"Donde no hay una buena vida de familia o hay situaciones violentas y hostiles, la forma que un adolescente encuentra para aproximarse a alguien es a través de un encuentro erótico. Entonces, es cuando se da la confusión en la joven y a veces también en el joven. Ellos piensan y dicen -si tiene relaciones conmigo es porque me quiere, es porque me acepta como soy, es porque soy importante para esa persona".

¿Qué piensa?

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